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Paisajes queridosJosé Antonio LabordetaEdición y prólogo de Antonio Pérez LasherasLos libros del gato negroZaragoza2017Paisajes queridos
Esperaba impaciente su envío. Era "un Labordeta", como llamo ahora todo lo que me llega desde la Fundación del mismo nombre, allá en Zaragoza: el último libro del Abuelo, cuentos inéditos escritos entre 1961 y 1962, quizá antes. Una de las facetas menos conocidas de este personaje polifacético ha sido la de narrador de historias, frente a su obra poética o a otras actividades que le dieron más nombre, como la de cantautor, presentador de programas televisivos (Del Miño al Bidasoa, Un país en la mochila) o diputado de la CHA en el Congreso, con maravillosas intervenciones que se vieron eclipsadas por aquella de "¡A la mierda!" que, según él, iba a terminar siendo su epitafio.
Desde su muerte hace ya siete años, la figura de Labordeta se ha dimensionado y se ha ido convirtiendo en un referente casi mayor que en vida, en uno de esos personajes incuestionables que surgen de vez en cuando, pero no tan a menudo como muchos quisiéramos o necesitáramos para poder cambiar el país. La Fundación José Antonio Labordeta, dirigida por su viuda y su hija menor, está intentando mantener vivo su legado bajo el lema "Aragón sigue, Labordeta vive". Parte de este trabajo consiste en recuperar obras, canciones, textos, poemas o cuentos que se encontraban inéditos, como los que se reúnen ahora en este libro bajo el título de Paisajes queridos y cuya edición corre a cargo de Los libros del gato negro, una editorial independiente y, por supuesto, aragonesa.
Los cinco cuentos que se presentan, en una cuidada edición con prólogo de Antonio Pérez Lasheras, fueron escritos entre 1961 y 1962 y han sido editados con unos dibujos esquemáticos realizados por el propio autor y conservando la idea de unidad que, al parecer, este le dio. La edición, fiel a lo que había hecho Labordeta, los ha incluido porque cada uno de ellos intenta sintetizar, en cierto modo, el contenido de cada uno de los cuentos. Así, el primero, titulado "Margarita la tonta", cuenta la historia de una vendedora de margaritas a la que alguien, no se sabe quién, deja preñada en plena posguerra. El dibujo es una mujer con un ramo de margaritas. El dibujo del segundo cuento, "El tajo", simula ser hombres con boina, mujeres con pañuelo en la cabeza, y cuenta la historia de unos vareadores de oliva que, mientras trabajan, sueñan con que les toque la lotería. El tercer dibujo pertenece al cuento "Paisaje querido", que da nombre al libro, inicialmente titulado así y al que Labordeta añadió a mano unas eses, convirtiéndolo en el título actual: simula ser un paisaje, el paisaje del pueblo y va sobre la población civil movilizada, los avatares del camino y el sueño de regresar a ese paisaje tan querido que son las raíces de cada uno. En el cuarto dibujo, el del cuento titulado "Bienvenido", una mujer recibe a un soldado, su marido, que vuelve de la guerra y desgrana lo que le ha ocurrido a la mujer y los niños pequeños desde que lo movilizaron hasta su regreso. El quinto dibujo es el retrato a busto de un hombre, y da título a "La isla arrancada", también centrado en el retorno del hijo después de muchos años, la extrañeza de un paisaje rural que ha cambiado y la decisión de empezar una nueva vida en la ciudad.
El libro ha incluido también una reproducción de mecanoescritos, tanto de algunas páginas, como de los títulos con los dibujos, para contrastar la veracidad de la edición.
Los cuentos tienen en sí un hilo conductor: abordan personajes y paisajes desolados por la guerra o la posguerra, que no se ve nunca como tal, se asoma a ellos, pero deja ver sus consecuencias y cómo cambia la vida de las personas, básicamente campesinas, menos en el primer cuento, el de "Margarita la tonta", ambientado en la ciudad. Y, eso sí, todos ocurren en Aragón, por todos ellos sopla el cierzo, corre un tren de vía estrecha, campos de siembra, los olivos, los ríos y el amor a la tierra. Y por encima del paisaje, los paisanos, perdedores de una guerra, siempre pierden los mismos. La referencia a ella es general, sin hablar de bandos de forma explícita, aunque con los datos que da, ya se sabe de quién habla en cada caso.
Es fácil adivinar por qué no se publicaron en su día, teniendo en cuenta la temática que aborda y cuáles son sus protagonistas, todos del lado de los vencidos o de la cáscara amarga, como solía decir Labordeta; personajes arrastrados a una guerra sin sentido, las consecuencias de la crueldad de los vencedores, la miseria de la posguerra. Conociendo además, la poca importancia que el autor daba a su trabajo creativo, seguro que a la primera tentativa fallida, los guardó en un cajón y se olvidó de ellos. Pero en estos cinco cuentos, escritos en la juventud, ya están algunos de los temas que siempre le preocuparon y que aparecerán en toda su obra, ya sea narrativa, poesía, canciones o en los programas de televisión. Y son unos cuentos hermosos, que recomiendo leer aunque hayan salido a destiempo. Nos acercan algo más al autor y a su forma de ver el mundo.
Con este libro de cuentos se puede hablar de una trilogía en la narrativa de ficción de Labordeta, a no ser que la familia encuentre más relatos como éstos entre los cajones de su despacho. Del año 2004, y en la editorial Xordica fue publicado un libro de cuentos titulado Cuentos de san Cayetano, que transcurren en torno a esa plaza zaragozana. Jóvenes que aprenden la vida en las aulas del Central, colegio seglar y liberal, trasunto del colegio familiar que dirigía su padre, y en los alrededores del mercado de Zaragoza, también en la posguerra. Me consta que esta publicación fue ardua, porque Labordeta se liaba con cualquier cosa e iba posponiendo su publicación. Así, en la última página del libro se puede leer:
"Y después de siete años de larga espera, en marzo de 2004 el sufrido y paciente editor consiguió por fin entregar a las prensas de Talleres Editoriales Cometa, S.A. de Zaragoza estos Cuentos de san Cayetano."
La novela corta En el remolino fue publicada por Anagrama en el año 2007, una novela sobre la guerra civil o, como dice José Carlos Mainer en el prólogo, “una novela antropológica de la guerra”. Por aquel entonces ya era diputado en el Congreso y la popularidad que le dio tanto su trabajo en él como los programas previos de Un país en la mochila, debió de facilitar su publicación.
Labordeta dejó más libros en prosa, como Los amigos contados, Mercado central –ambos en Xordica— o Banderas rotas, Memorias de un beduino en el Congreso de los diputados y su despedida en Regular, gracias a Dios, entre otros. No se pueden considerar estrictamente de ficción, porque mezcla esta con semblanzas, autobiografía o ensayo en un género híbrido que le gustaba mucho, acaso como su propia vida y sus actividades.
Ojalá se encuentren más relatos de Labordeta, o más poemas, o más lo que sea, autor incansable a la hora de expresarse con la literatura aunque lo olvidara posteriormente en un cajón, como hacía a veces con canciones y, pese a la insistencia de unos cuantos, entre ellas yo, para que las recuperase, solo se limitaba a encogerse de hombros, a sonreír y a no decir nada, ni que sí ni que no. Con eso ya sabíamos que seguirían en el cajón para los restos.
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Necesitamos más Labordetas. Yo estaría encantada de seguir leyéndolo. Y más de uno también.
*Carmen Peire es escritora. Su último libro es Carmen PeireEn el año de Electra (Evohé, 2014).