LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

‘La nave de los muertos’

1

Carmen Peire

Emulando a la famosa obra de Sebastian Brant de 1494, La nave de los locos (o La nave de los necios, como aparece en otras traducciones), Bernard Traven, seudónimo de Otto Feige, escribió en 1926 La nave de los muertos(Acantilado), una dura y ácida sátira sobre los acontecimientos europeos tras la Primera Guerra Mundial, la consolidación de un capitalismo feroz, y los resultados de imponer pasaportes y documentación a ciudadanos que, hasta entonces, se habían movido libremente, sin necesidad de identificarse, por los países europeos.

El protagonista, el marinero Gerard Gales, pierde su barco una noche de borrachera, donde se deja sus papeles y enseres. A partir de entonces, como indocumentado y sin que nadie pueda certificar su identidad, comido por la burocracia, por los funcionarios fieles que “solo cumplen con su deber” y que le mandan de despacho en despacho, de consulado en embajada, de frontera en frontera, termina enrolándose en el Yorikke, el barco de los muertos, formado por marineros de su misma condición, todos aquellos marginados que se han quedado “fuera” de las fronteras europeas, condenados a vagar por los mares de un sitio a otro, con mercancías clandestinas y de contrabando, atracando en puertos y sin que nadie quiera aceptarlos. Todo un clásico de rabiosa actualidad que puede aplicarse perfectamente a los refugiados que Europa cierra fronteras. Así, en un momento de la novela, su protagonista dice:

“No me sorprende que Europa esté a los pies de los caballos. La gente no tiene tiempo para trabajar si pierde las siete octavas partes de su vida en oficinas de registro, en comisarías o con los policías. Por eso están siempre tan alterados y les gustan tanto las guerras, porque siempre andan a la greña con la Policía y la Policía con ellos”.

El relato del protagonista va presentándonos a todos esos personajes que cohabitan en sus mismas circunstancias, el carpintero, los fogoneros, los carboneros, el contramaestre, el capitán, las diferentes capas sociales que se reproducen en la vida del barco, así como sus peripecias antes y después, los interrogantes e incertidumbres de una forma de vida que va cercenando y acotando las aspiraciones diarias de la gente normal.

"¿Que dónde queda mi patria? En el lugar en el que esté y en el que nadie quiera saber quién soy, ni qué estoy haciendo, ni de dónde soy: ésa es mi patria, mi tierra".

Como un personaje más de la Nave de los muertos, su autor, Otto Feige, montador mecánico, gerente de un sindicato anarquista, escondido entre varios seudónimos y huyendo de Europa, termina viviendo en México, donde escribe una de sus obras más conocidas, El tesoro de Sierra Madre, adaptada posteriormente al cine por John Houston.

Muere en la ciudad de México en 1969 y sus cenizas fueron al río Jataté, en la selva de Chiapas.

“En cuanto sienta que se aproxima mi fin, me refugiaré como una bestia en la maleza más tupida, donde nadie pueda seguirme. Ahí esperaré la sabiduría infinita con gran devoción y reverencia y volveré, en paz y con tranquilidad, a la gran unidad de la que surgí al nacer. Daré las gracias a los dioses si tienen a bien saciar con mi cadáver el hambre de zopilotes famélicos y perros abandonados, para que no quede ni un huesito blanco”.

Ante la incertidumbre de lo que nos toca vivir, la literatura vuelve a ser un bálsamo, un punto de referencia, un modo de profundizar en las causas de lo que ocurre. Por eso este libro me parece altamente recomendable.

*Carmen Peire es escritora. Su último libro es 'Carmen PeireEn el año de Electra' (Evohé, 2014). 

Emulando a la famosa obra de Sebastian Brant de 1494, La nave de los locos (o La nave de los necios, como aparece en otras traducciones), Bernard Traven, seudónimo de Otto Feige, escribió en 1926 La nave de los muertos(Acantilado), una dura y ácida sátira sobre los acontecimientos europeos tras la Primera Guerra Mundial, la consolidación de un capitalismo feroz, y los resultados de imponer pasaportes y documentación a ciudadanos que, hasta entonces, se habían movido libremente, sin necesidad de identificarse, por los países europeos.

Más sobre este tema
>