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Prólogo de 'Cuentos de oficio' de Unai Sordo

Durante la pandemia, Unai Sordo sacó tiempo para entregarse a la lectura y a escribir historias sobre vivencias propias o de gente conocida, luchas sindicales con nombres y apellidos, aunque alterados para proteger su identidad, con altas dosis de imaginación, humor e ironía, de habilidosas tramas que atrapan la atención desde las primeras líneas. El también secretario general de CCOO se estrena con Cuentos de oficio como narrador de ficción con doce cuentos en los que también se respira su preocupación por los derechos individuales y colectivos.

La editorial Catarata publica esta obra e infoLibre adelanta el prólogo de Jesús Maraña:

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Cuando Unai Sordo me comentó, un día de la primavera de 2021, después de una mesa redonda organizada por Comisiones Obreras, que tenía escritos algunos "relatos", lo hizo con esa mezcla de timidez y humildad que suele mostrar la gente suficientemente inteligente para desconfiar siempre de sí misma, para dudar mucho antes de decidir nada. "Te los envío y, con toda confianza, me dices si los ves publicables o no". No me sorprendió que Unai escribiera, porque ya entonces le llevaba leídos unos cuantos artículos y análisis siempre precisos y lúcidos, como lo son a menudo sus discursos, en los que además improvisa morcillas cargadas de datos (y de principios). Lo que no imaginaba es que él cultivara el género del cuento, ese que abre las puertas a la ficción, el que Jorge Luis Borges defendía por encima de cualquier otro porque exige "la tensión de una flecha que debe dar en el blanco". 

Cada cual gestionó los meses de confinamiento lo mejor que supo y pudo. A unos les dio por hacer pan con masa madre, o bizcochos de veinte aromas. Unai, entre conexiones telemáticas sobre ERTEs y otras urgencias, se entregó a la lectura (una de sus pasiones) y, sobre todo, a trasladar a la pantalla historias que tenían todo que ver con vivencias propias o de gente conocida, luchas sindicales con cara y ojos, nombres y apellidos alterados para proteger su identidad. Pero también altas dosis de imaginación, de creatividad, de habilidosas tramas que atrapan la atención desde las primeras líneas. Y después de las semanas de encierro, siguió escribiendo con frecuencia nuevos relatos, y al verano siguiente continuamos publicándolos en infoLibre, y Unai ha seguido escribiendo. De modo que aquí, en el sagrado formato libro, tenemos lo publicado y también lo inédito. 

De alguna manera me siento culpable del título de este libro. Leí las primeras entregas que Unai me envió y le dije lo que mucho tiempo después (y con alguna relectura) sigo pensando: por supuesto que son publicables, y además interesantes y sorprendentes, como deben ser los cuentos bien armados. Casi todos cumplen el canon de algún quiebro final que deje al lector noqueado, emocionado o al menos pensativo. ¡Esto no me lo esperaba! Con lo del título me refiero al término cuentos. El autor prefería denominarlos ‘relatos’. Con toda la razón, porque la mayoría de los textos contienen historias de vida, cruces de experiencias reales, que Unai ha conocido directa o indirectamente, en su natal Barakaldo o en sus posteriores destinos. Con esto no quiero decir que cada narración de este libro obedezca a una historia real, pero sí que está inspirada en algún hecho real. Elegimos para publicar en infoLibre Cuentos de oficio porque nos parecía más inspirador, excitante o redondo, no lo sé. ¿Qué más da? Compartimos, seguro, Unai y yo la devoción por el respeto a la realidad y el combate contra la desinformación, el click fácil o el sensacionalismo interesado. Lo importante es que lo que se narra es o podría ser real, en el pasado, el presente o el futuro, y que no todos los "cuentos" tienen final feliz. Incluso puede que el lector tenga que adivinar un final. 

Ni la menor duda sobre la segunda parte del título: "de oficio". Varios de los relatos de Unai respiran su permanente ocupación y preocupación por el ámbito laboral, por los derechos individuales y colectivos, por el galopante atropello que una globalización sin límites ni apenas regulaciones significa frente a los logros obtenidos tras décadas de lucha social y sindical. No es casualidad que en el primer relato (‘Martín y Martina’) aparezcan los daños causados por el amianto, tan terribles como ignorados, y sean el motivo de una elaborada venganza personal en el cuento (este inédito) que cierra el libro, ‘Acantilados’. 

Evita Unai caer en la tentación de hilvanar protagonismos de inspiración autobiográfica, personajes sindicalistas, abogados laboralistas, comités de empresa u obreros concienciados en los derechos colectivos. El autor es más sutil y literario, atento a los tiempos que vivimos, contados a través de personas concretas de los más variados ámbitos: una estudiante, un camionero, una periodista, un youtuber, un camello, una modelo, un empresario, un futbolista, una mujer maltratada, un suicida… Gente corriente vista desde la media distancia, excepcional cada uno de ellos cuando entramos en el detalle de su experiencia personal, familiar, profesional, vital. 

Cada relato se ubica en un escenario distinto. La lectura nos lleva desde Bilbao a Liverpool, Países Bajos, Galicia o Valladolid. Pero no hay duda sobre la atmósfera que a menudo envuelve el relato, la que Unai conoce y respira desde siempre, el paisaje de los montes de Euskadi, sus calles, sus playas, los bares de "la parte vieja" o las aceras mojadas por la lluvia impenitente.

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Ni el autor de este libro presume de escritor ni el encargado de este prólogo tiene aptitudes de crítico literario. De modo que aquí se trata sólo de invitar al lector o lectora a entrar en cada cuento, relato o historia con la mente abierta y dispuesta a compartir un viaje por realidades muy cercanas, pero también por algunas inquietantes aunque no increíbles distopías. Será, además, divertido, porque Unai Sordo emplea en dosis bien distribuidas la difícil herramienta de la ironía, un sentido del humor con un punto surrealista. Otro signo de inteligencia. 

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Jesús Maraña es director editorial de infoLibre.

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