Un viaje ilustrado por la vida y obra de Almudena Grandes "para extender su memoria"

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Almudena escribiendo en su escritorio, en una habitación en la que ya no caben más estanterías pero donde siempre se hace un poquito de hueco para acoger un nuevo libro. Fotografías familiares enmarcadas por las diferentes baldas repartidas. Un viejo ordenador en una mesa con notas, apuntes y, por supuesto, más libros. Cierto desorden ordenado. Diríase que el carrito de bebé que tiene a su espalda y ocupa buena parte de la estancia es su única compañía, aunque si algo transmite la imagen es la sensación de una escritora que nunca se sintió sola en su guarida creativa, rodeada por tantos compañeros escogidos.

Esta ilustración se repite dos veces en el interior de las tapas delantera y trasera de Almudena. Una biografía (Lumen). Un repaso sentido a la vida y obra de la autora madrileña desde la cercanía, el respeto y el sentimiento siempre presente (nunca pasado) de compañía expresado en los textos de Aroa Moreno Durán y los dibujos de Ana Jarén. Un dúo que se complementa para, más allá de profundizar en la vida y obra, atrapar y trasladar al papel la esencia misma de una Almudena que, como ellas mismas aseguran, "quería y entendía Madrid como nadie".

Porque Madrid es, por supuesto, primordial en un relato –que llega este jueves a las librerías– en el que no faltan los antepasados, aquellos maravillosos años de juventud en la Movida de los ochenta por Malasaña, los primeros trabajos, las primeras novelas, la cocina, el fútbol, la fortaleza de su pareja con Luis García Montero y los vínculos poderosos con su grupo de amigos, Los Almudenos. "Este libro es como un viaje por la vida y la obra de Almudena", resume a infoLibre Moreno Durán, asegurando que en todo momento ha intentado "ir contando cómo anécdotas de su biografía forjaron a la lectora primero y luego a la escritora".

"A los lectores y a las lectoras de Almudena les va a gustar mucho, porque conocerán algunas partes de su vida que no se conocen", prosigue la autora, que añade que el libro tiene también "mucho de cómo se escribe y lo que significa escribir, el oficio de sentarte cada mañana delante de un ordenador, porque nada nace de ideas geniales, sino que detrás de las novelas de Almudena había una mujer muy trabajadora, una escritora de oficio, de herramientas y que tenía muy claro lo que quería contar".

En esta biografía ilustrada se relata también en particular "cómo conoce a Luis García Montero y empieza esa historia de amor que ha estado muy presente en las letras españolas". El propio poeta y director del Instituto Cervantes recuerda a infoLibre que a Almudena la gustó mucho la primera novela de Aroa, La hija del comunista (2017), y también conocía algunas de las biografías que había hecho la autora sobre Frida Kahlo o Federico García Lorca, por lo que se muestra convencido de que estaría "encantada" con esta nueva semblanza.

Aroa ha hablado con la familia, con los amigos y ha hecho un perfil que define muy bien la figura de Almudena. Las ilustraciones de Ana Jarén son también muy hermosas

"Aroa ha hablado con la familia, con los amigos y ha hecho un perfil que define muy bien la figura de Almudena. Las ilustraciones de Ana Jarén son también muy hermosas. Entre las dos han ido recogiendo fotos de los distintos lugares de la vida de Almudena, y la imagen y la palabra creo que hacen un perfil muy emocionante, por lo que en la familia estamos muy agradecidos", agrega García Montero, quien solo puso como requisito para poner en marcha este proyecto salir en las ilustraciones "más guapo" de lo que es.

Así lo recuerda Moreno Durán: "La condición para hacer este libro era que a Luis le pareciera bien. A mí me daba mucho apuro sentarme frente a él y decirle 'voy a hacer esto', porque tenemos una relación muy bonita y respetuosa y no quería ponerle en la tesitura de que no le apeteciera y me tuviera que decir a mí directamente que no. Fue la editorial la que le llamó y él a continuación me llamó para decirme que claro que quería y además iba a ser precioso que lo hiciera yo, con la condición de que, según sus propias palabras, 'en las ilustraciones me saquéis más guapo de lo que soy'. Hablé con los hermanos de Almudena y también fue muy bonita esa tarde que pasé con los tres, o con las amigas íntimas, que son las que siempre saben lo que no sabe la familia".

Como integrante de Los Almudenos, se siente también reflejado Benjamín Prado, para quien la parte más "entrañable es la relación con Luis, con sus amigos, la vida en Rota, la Almudena cocinera...". Es por eso que admite sentirse "muy reconocido" en el sentido de que ha evocado en estas páginas "el lugar, las maneras, la risa de Almudena, que está también retratada en los dibujos y en la manera de contarlo". "Es un libro hecho con muchísimo respeto y cariño. Quizás Aroa ha recogido el sentimiento general hacia Almudena. No había más que ir con ella a una feria del libro para ver no solamente las colas en las firmas, sino el cariño, la identificación, la gratitud y la cercanía que sentía la gente hacia ella. Eso se multiplicó por mil con los acontecimientos surgidos al calor de su entierro, y creo que eso lo ha captado muy bien, ese cariño más allá de la admiración. Porque la admiración es otra cosa, puedes admirar a gente a la que no le tengas ningún cariño, pero Aroa ha captado muy bien las dos cosas", remarca a infoLibre el escritor.

Por desgracia, de Almudena tenemos que hablar ya en pasado, pero queremos seguir hablando en presente de su obra

"Por desgracia, de Almudena tenemos que hablar ya en pasado, pero queremos seguir hablando en presente de su obra", añade todavía Prado, quien considera que una de las maneras de que la obra de Almudena siga entre nosotros es que vaya "entrando en otros mundos, en esas nuevas realidades editoriales" relacionadas con el auge del libro gráfico como cómics, tebeos, novelas dibujadas, biografías... "Un libro siempre es una puerta a otro libro", subraya, confesando su íntima ilusión de que se pueda cumplir su teoría y "sea más fácil pasar de un best seller o un cómic a Almudena Grandes que de nada a Almudena Grandes". 

Y por eso aún prosigue: "Me parece una muy buena noticia que la vida de Almudena se cuente de esta otra manera tan atractiva. Los dibujos son una preciosidad, y Aroa Moreno escribe de maravilla. Además, es una persona que sin haber tenido quizás una relación personal muy intensa con Almudena, sí conoce muy bien su obra y ha sabido penetrar muy bien en los rincones más domésticos, por decirlo así, porque los otros, los literarios, ya los conoce casi todo el mundo. Si quieres contar algo distinto de Almudena tienes que contar algo de puertas para dentro y creo que Aroa lo ha hecho maravillosamente. Por eso me parece un libro muy oportuno que los amigos de Almudena hemos celebrado por todo lo alto".

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Mujer absolutamente comprometida con su tiempo, Almudena escribió para que su generación lograra ser tan moderna como lo había sido la de sus abuelas durante la Segunda República. Hizo de la memoria un eje central de su obra y se convirtió en referente para futuras escritoras como la propia Moreno Durán, que fue creciendo como persona y como autora disfrutando de sus novelas en tiempo real. "Leí Las edades de Lulú con catorce años. Cuando tenía 20 o 25 años y las mesas de novedades estaban llenas de títulos firmados por hombres, Almudena estaba siempre ahí. Eso de alguna forma me hacía pensar que si ella estaba ahí yo podría estar también, es decir, me permitía el lujo de soñar con ser escritora, lo cual es muy importante", señala Aroa, que estableció relación con Almudena a partir del Premio Ojo Crítico que recibió por su primera novela. 

"Ella era parte del jurado y fue extremadamente generosa con mi novela, la recomendó mil veces, y de alguna forma me hizo sentir que era una compañera, cuando yo sentía una distancia tan enorme hacia una mujer que había publicado tantos libros, que sabía tanto, que tenía tantísimos lectores... y yo tenía una novela y sin embargo ella se puso a mi altura como una compañera. Nos pudimos hacer amigas, pudimos conocernos, y cuando murió sentía que nunca le había dado las gracias por todo eso y por lo que significó antes para mí. Por eso, de alguna forma este libro es un agradecimiento y una despedida para quedarme tranquila con respecto a su recuerdo y a su memoria", confiesa la autora.

Aroa Moreno Durán y Ana Jarén han hecho esta biografía, en definitiva, "para extender su memoria". "Almudena decía que la literatura es vida de más y, de alguna forma, con este libro, por lo menos yo, sentí que iba a convivir un tiempo más con Almudena, y así ha sido, porque me ha acompañado y ha estado muy presente en mi casa", termina la escritora, antes de rematar con una anécdota personal que da cuenta de las emociones que viajan por las páginas de este libro ilustrado: "Hice un viaje con Luis (García Montero) a un encuentro en Huesca y volvimos muy tarde. No se me va a olvidar nunca la entrada a Madrid con él y escuchar 'Estación de Atocha - Almudena Grandes'. Es siempre un escalofrío y una satisfacción, una alegría, que tantos viajeros cuando vuelven a su ciudad escuchen su nombre".

Almudena escribiendo en su escritorio, en una habitación en la que ya no caben más estanterías pero donde siempre se hace un poquito de hueco para acoger un nuevo libro. Fotografías familiares enmarcadas por las diferentes baldas repartidas. Un viejo ordenador en una mesa con notas, apuntes y, por supuesto, más libros. Cierto desorden ordenado. Diríase que el carrito de bebé que tiene a su espalda y ocupa buena parte de la estancia es su única compañía, aunque si algo transmite la imagen es la sensación de una escritora que nunca se sintió sola en su guarida creativa, rodeada por tantos compañeros escogidos.

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