Savia poética

PoemasMaría ZambranoEdición de Javier Sánchez MenéndezLa isla de SiltoláSevilla2018Poemas

Sobre la imagen de María Zambrano (1904-1991) sobrevuela el compromiso humano y estético de su filosofía. Esta realidad consolidada ha moldeado la recepción de núcleos básicos del aporte intelectual. Pero es una creadora plural, y la poesía, desde los años veinte, estuvo muy presente en su imaginación desvelada. Es fuego y rescoldo, expresión inspiradora y ámbito para sondear el sentido existencial. La escritora alzó desde sus poemas aurorales una pared sustentadora, capaz de unir poesía y pensamiento en la cosmovisión estética.

El potencial empeño de la editorial Galaxia Gutenberg de reunir el espacio creador al completo comienza en 2011, coordinado por el filósofo y poeta Jesús Moreno Sanz. Ese año se publica el volumen III, que sirve de apertura a otras entregas de Obras completas, como el volumen VI, aparecido en 2014, donde se integra Poemas (1928-1990). De ahí provienen las piezas que integran este volumen. 

De este goteo editorial da cuenta, en el excelente estudio que sirve de pórtico a Poemas, Javier Sánchez Menéndez. El editor contextualiza con certera incisión la masa gravitatoria que la voz lírica adquiere, por su capacidad para fijar y dar savia al núcleo vivo del pensar filosófico. La poesía se entiende como potencia reveladora que expande el espacio acotado por la razón. Las consideraciones conforman una inmersión profunda que recorre la evolución en el tiempo, donde resulta esencial la relación entre filosofía y poesía. El itinerario creador es un estar desvelado entre el pensamiento que pregunta y un magma poético que, en su “impasibilidad inoperante”, busca dentro y responde. Así surge un concepto poético, según concluye Javier Sánchez Menéndez, que tiene como impulso germinal la mística; sirve a la poesía para adentrarse en la musicalidad del pensamiento sin que el logos marque sus coordenadas. Junto a la mística, es palpable la admiración por San Juan de la Cruz, Spinoza, Rilke y Lezama Lima. Aunque la pensadora mantiene los inspiradores pilares filosóficos de Platón, Aristóteles, Kant, Spinoza, Nietzsche y la razón vital de Ortega y Gasset.

María Zambrano halla en la aurora el símbolo esencial de la recreación, de la fusión de la vida, más allá de la voluntad irruptora del poder humano. La revelación poética se hace epicentro de todo su sistema reflexivo ético y estético que, a partir de 1954, toma una palpable impronta ética y una mayor poetización. Tal giro se percibe en los logrados frutos de los poemas líricos y delirios, que apelan a la subconsciencia y al sentir.

Otro apartado de interés para el lector es la correspondencia de la pensadora con contemporáneos. Permite establecer una cartografía de afinidades y de influencias. Aglutina nombres como Emilio Prados, Antonio Machado, León Felipe, Juan Ramón Jiménez o Miguel Hernández; a ellos se suman amistades tardías, pero esenciales, con José Ángel Valente y José Miguel Ullán. Y las relaciones básicas para su imaginación creadora de Louis Massignon y Henry Corbin.

Javier Sánchez Menéndez compila en esta edición 51 textos, de los cuales hay 22 poemas escritos en verso. El resto son textos breves —en ocasiones, con el formato conciso del aforismo— y fragmentos en prosa de los que se respeta la disposición visual que la pensadora estableciera. Todos provienen, salvo excepciones, del volumen VI de Obras completas y se ha incluido en “Anotaciones, cronología, y procedencia de los poemas y textos de esta edición” un preciso fechado de los textos y comentarios sobre los mismos, por lo que la edición se convierte en un luminoso trayecto para adentrarse en la estela poética de María Zambrano.

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El legado lírico de la pensadora busca como piedra angular —según concluye Javier Sánchez Menéndez— la música del pensamiento. Sus versos nacen de la introspección y la extrañeza, tienen un caminar pausado que contagia cada verso de poesía pensante. A través del viaje lírico se remonta al origen, hacia las capas profundas del ser subjetivo, para abrir espacios nuevos. Busca en ese adentrarse “algo que se deslice por los interiores, como una gota de aceite que apacigua y suaviza”, un manso cauce de felicidad repartido por las entrañas.

*José Luis Morante es poeta y crítico literario. Su último trabajo es José Luis MoranteAforismos e ideas líricas de Juan Ramón Jiménez (La isla de Siltolá, 2018).

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