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Los libros

‘Sicilia paseada’, de Vincenzo Consolo

Portada de 'Sicilia paseada' por Vincenzo Consolo.

Juan Carlos Abril

Sicilia paseadaVincenzo ConsoloTraspiésGranada2016

Vincenzo Consolo (1933-2012) es un autor relativamente poco conocido en España, si bien existen obras suyas traducidas principalmente desde los años noventa. Miguel Ángel Cuevas, profesor de italiano en la Universidad de Sevilla, nos ofrece una excelente edición, amena y rigurosa al mismo tiempo, y con una serie de notas que hacen que la lectura se convierta en algo más, pues las opciones que se abren son inmensas.

Sicilia paseada es un magnífico librito de apenas 90 páginas. Escrito con una prosa de calidad excepcional, a veces la brevedad se agradece hasta el punto de que este tipo de opúsculos son los que más se leen, por la comodidad de una edición coqueta y pulcra, pero también por lo atractivo del tema. Efectivamente, Sicilia está de moda. Lo está posiblemente desde finales del siglo XIII, cuando se inició el dominio de la isla por los aragoneses. Cuando éstos llegaron, sin embargo, no eran pocos los estratos que ya se habían acumulado desde la Antigüedad remota, sin olvidar la posterior Sicilia barroca: "Sin embargo el barroco no fue solamente el fruto de una coincidencia histórica. Ese estilo fantasioso y abigarrado, retorcido y abundoso es, en la Sicilia de los continuos terremotos naturales, de los infinitos vuelcos históricos, del riesgo cotidiano de la pérdida de la identidad, como una exigencia del alma contra el extravío de la soledad, de lo indistinto, del desierto, contra el vértigo de la nada" (p. 33-34).

El paseo se realiza en sentido inverso de las agujas del reloj y tiene un carácter eminentemente cultural desde un punto de vista antropológico, ya que la antropología filosófica que entronca con La rama dorada de Frazer posee aquí un alto valor: gran parte de los mitos continentales —y universales— tienen su referencia expansiva en la Trinacria, antiguo nombre de la isla. Los mitos que transcurren en ella son innumerables. No muy lejos del municipio de Piazza Armerina, hacia el centro de la isla, donde se halla la capilla Sixtina de los mosaicos, la villa romana del Casale, una joven bella, Perséfone, estaba recogiendo flores cuando Hades emergió del mismo infierno para raptarla. Tras su desaparición, Deméter, su madre, paralizó la vida y Zeus obligó a Hades a devolverla. Ahí comenzó el mito. Si la joven había comido algunos granos de la granada, ya no podría volver, y así fue, no se sabe bien si porque no quería volver o porque la engañaron, pero el caso es que al final tuvieron que llegar a un acuerdo —así nacieron las estaciones, cumpliendo con los ciclos vegetales— para pasar unos meses en el infierno con su marido, y otros con su madre, en la Tierra. En Sicilia, no está mal recordarlo, se encontraba una de las puertas de entrada al infierno, y la bibliografía acerca del azufre viene de perlas, como de hecho Vincenzo Consolo anota convenientemente (p. 57-60).

Pero qué decir de los extraordinarios apuntes sobre la pesca del atún (p. 79-83): "Se podría repasar la entera civilización mediterránea gracias a la historia de la pesca del atún, así como mediante la historia del comercio de púrpuras y vidrio, de cereales, de aceites, de quesos, de cueros y de lanas, de ceras y de especias; una historia de paz, contrafigura cotidiana y serena de la historia de violencias y de guerras, una historia de intercambio de bienes, de cultura, de apertura de emporios, de migraciones de gentes de un país a otro, de fundaciones de nuevas ciudades" (p. 80-81). Páginas sobre el atún que además nos traen a la mente la espectacular secuencia, a modo de documental, inserta en Stromboli, tierra de Dios (1950), de Roberto Rossellini. O la cultura de la miel y la abeja (p. 22-26), o el repaso a los escritores y poetas allí nacidos, a través de sus textos emblemáticos, como por Luigi Pirandello, Salvatore Quasimodo o Leonardo Sciascia, entre otros.

Este librito es una delicia en todos los sentidos y nos falta espacio para recomendarlo. Nos falta espacio para abarcar todos los temas y las sugerencias, la riqueza que desborda. Decía Goethe que hacían falta varias vidas para conocer Sicilia (p. 61). En cualquier caso este libro es un bonito resumen no sólo para los amantes de Italia, y Sicilia en concreto, sino en general para los amantes de los viajes, de las notas reflexivas, de la buena prosa de estirpe borgiana.

*Juan Carlos Abril es poeta y profesor de literatura.Juan Carlos Abril

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