A Miles Davis no le falló el ojo. Por supuesto que no. Cuando descubrió a Marcus Miller, éste sólo tenía 25 años. Su intuición le dijo: “Este prodigio instrumental es mucho más que un bajista”. Y así sucedió, como pudimos comprobar aquel 26 de julio de 1984 en el Velódromo Anoeta de San Sebastián.
En pleno Jazzaldia donostiarra, hasta el público más rockero se dio cita. Y Marcus Miller nos asombró a todos con su magistral forma de tocar el bajo, pues daba la sensación de que las cuerdas se multiplicaban.
Ahora el músico neoyorquino regresa a sus 56 años con el excelente álbum Afrodeezia, una de las más finas apuestas jazzísticas de Universal este año a través de su acuerdo de distribución con el legendario sello Blue Note.
A estas alturas, Miller ya no tiene nada que demostrar, pero por si acaso incluye una versión del clásico Papa was a rolling stone de los Temptations para quitarse el sombrero. Naturalmente, sólo un bajista excepcional puede salir indemne de semejante reto. Y él lo consigue.
La lista de colaboradores ilustres presenta nombres tan fastuosos y rabiosamente contemporáneos como el rapero Chuck D, el trompetista Ambrose Akinmusire o el teclista Robert Glasper. Nada extraño, por tanto, que el resultado final nos transporte con facilidad a los tiempos de Tutu, aquel seminal disco de Miles Davis que marcó época e hizo que los puristas se rasgasen las vestiduras con su propuesta de fusión.
El jazz y el funk se daban la mano entonces, igual que hoy en Afrodeezia, heredero de aquellos postulados, hoy llevados a un mestizaje con raíces africanas.
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El propio Marcus confiesa en declaraciones a la web de Blue Note: “El poder de la música no tiene límites. A través del jazz, los espirituales y el soul, éramos capaces de preservar nuestra historia porque todo lo demás había sido borrado. Lo que yo deseaba, principalmente, era volver a la fuente de los ritmos que hacen tan rica nuestra herencia musical, siguiéndolos como si fueran huellas desde sus comienzos en África hasta su expansión por los Estados Unidos. Ese viaje nos llevó de Mali a París y de Nueva Orleans a Sao Paulo, cruzando el Caribe”.
Y añade: “Este proyecto es un tributo al largo viaje de mis antepasados africanos para convertirse en ciudadanos afroamericanos. Los ritmos y melodías que ellos trajeron de África explotaron en un torrente de géneros y estilos que cambió para siempre el mundo de la música”.
Próximamente, Marcus Miller regresará a España para ofrecer dos conciertos: el 6 de octubre en Barcelona y al día siguiente en Ciudadela (Menorca).
A Miles Davis no le falló el ojo. Por supuesto que no. Cuando descubrió a Marcus Miller, éste sólo tenía 25 años. Su intuición le dijo: “Este prodigio instrumental es mucho más que un bajista”. Y así sucedió, como pudimos comprobar aquel 26 de julio de 1984 en el Velódromo Anoeta de San Sebastián.