La temporada editorial 2014-2015 boquea, cosa que en realidad viene haciendo desde que terminara la Feria del Libro de Madrid, la última gran cita antes de las vacaciones.
Y aunque el mundo del libro no descansa (a modo de muestra, ahí están los mega lanzamientos de esta semana, Grey y Ve y pon un centinela), y a pesar de que la sensación de actividad frenética se multiplica porque ya disponemos de toda la información sobre la rentrée, lo cierto es que estamos en pleno paréntesis veraniego.
Los estudios que radiografían el sector han emitido sus veredictos. El que la Federación de Gremios de Editores de España dio a conocer a finales de junio, según el cual la facturación por libros en el comercio interior aumentó en 2014 cerca del 1%, situándose en cifras cercanas a las registradas en 2007, y casi un 2% en el mercado exterior; y el publicado meses antes, en marzo, con los datos del Mapa de las Librerías de España: en 2014 cerraron un total de 912 librerías, 443 más que en 2013. Además, se ha producido una caída en las ventas anuales de libros de alrededor de un 18,6% menos en comparación con 2011.
Pero, más allá de las cifras, hemos querido palpar las sensaciones. Por eso hemos hablado con algunos protagonistas y les hemos preguntado qué ha sido lo mejor y qué lo peor del curso que cerramos, y cuáles son sus esperanzas para la que nos aguarda a la vuelta del verano.
LO MEJOR
"Lo mejor es una mejora en el mercado del libro que ya se produjo el año anterior pero que este año parece más claro, con el mantenimiento de las exportaciones", señala Antonio Mª Ávila, secretario de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), quien también se alegra de "la unión de todo el sector del libro para la presentación ante el Ministerio de un plan para el fomento del libro y de la lectura con medidas como la dotación económica para la adquisición de fondos para las bibliotecas públicas".
Amaiur Fernández, de la agencia literaria SalmaiaLit, se felicita porque "se ha respirado cierta tranquilidad ante tantos años de pesimismo en el sector". También porque, tras años de despidos, las editoriales han vuelto a contratar. Y porque algunos agentes han llegado a muy buenos acuerdos internacionales. Belén López Celada, Directora Editorial de Planeta, Ariel, Crítica y Península, se muestra convencida de que "la gente joven está leyendo cada vez más y además en papel". "También es un buen indicio que el libro más vendido de esta temporada, La templanza, de María Dueñas, ya haya vendido el doble que la novela más exitosa del año pasado", y algo tan importante para el sector como "la irrupción de los nuevos poetas urbanos, liderados por Marwan, uno de los fenómenos más interesantes y prometedores de esta temporada".
El también editor Pere Sureda (Navona) considera un hito "la salida al mercado de la colección Penguin Clásicos", y el escritor y periodista Álvaro Colomer, "la consolidación de las editoriales independientes, que están viendo cómo los grandes escritores empiezan a enviarles los manuscritos".
No es el único satisfecho por esa evolución. La librera Pilar Pérez-Canales (Librería El Espolón, Burgos: 108 años de historia), se alegra de que las pequeñas se hayan mantenido "vivas editando y recuperando libros que nunca serán best-sellers pero que deben estar en las librerías con todo merecimiento", una opinión compartida por su colega Eva Cosculluela, de la zaragozana Los portadores de sueños, que además liga su destino al de esas editoriales: "Hemos cumplido diez años rodeados de amigos que también resisten: Xordica acaba de cumplir 20 años; Páginas de Espuma, 15; Libros del Asteroide, 10… Siguen en pie editoriales independientes exquisitas como Nórdica, Impedimenta, Periférica, Errata Naturae, Blackie Books... Esto quiere decir que por muy mal que estén las cosas, los lectores siguen valorando la literatura de calidad y visitando las librerías".
Desde Valencia, Nacho Larraz (Librería El Cresol) recurre a su propia experiencia para destacar la articulación de "un proyecto para fomentar el libro y la lectura con las editoriales valencianas, en donde se establece la importancia de las librerías como el canal natural de venta del libro. Por ello se requiere proteger la red comercial y cultural que son las librerías, tanto por parte del sector como por la administración pública".
Larraz nos pone en suerte el siguiente testimonio. "Lo mejor ha sido la pérdida de poder del PP en grandes capitales, que abre la posibilidad a una nueva política cultural que no dañe ni aborrezca el libro ni impida que llegue a las bibliotecas —señala Jesús Egido, editor de Reino de Cordelia—. Y la proliferación de ediciones sobre Cervantes y El Quijote, entre las que destaca la biografía firmada por Jorge García López publicada por Pasado & Presente. También destacaría la salida de Carlos Floriano de sus tareas directivas en el PP, lo que a un hombre de su capacidad intelectual le concede de nuevo tiempo para dedicarse plenamente a la lectura, que sin duda es una de sus grandes pasiones."
Interior de una librería. / Roger Schultz (CC-BY)
LO PEOR
Entre lo malo, Amaiur Fernández llora "la pérdida de grandes editores como Jaume Vallcorba y Josep Forment. También el imparable proceso de concentración editorial que sufre nuestra industria. Por otro lado —completa—, se echa en falta desde hace años una política cultural que fomente la lectura, y la ayuda a la promoción de los autores españoles en el extranjero". El representante de los editores, De Ávila, lamenta "que el ministerio aún no haya contestado al plan presentado y la situación de incertidumbre que vive el subsector de libros de texto sin que el Gobierno actúe de ninguna manera". Para Nacho Larraz, lo peor ha sido "comprobar, a través del estudio de FULL (Fundació pel llibre i la lectura), los bajísimos niveles de lectura de nuestra comunidad, sobre todo en valenciano, y la pérdida de prestigio del libro en los último años.
Jesús Egido se entristece por "el mal trato que sigue recibiendo la mayoría de autores que escriben en español, en beneficio de la literatura extranjera sea cual sea la calidad de esta, hecho insólito en cualquier país de nuestro entorno. Entre todos hemos propiciado una colonización que permite que seamos el país con más títulos publicados de Chesterton pero donde, al mismo tiempo, es imposible encontrar muchas de las obras de Ramón J. Sender, Torrente Ballester o Jesús Fernández Santos, por ejemplo. Hace falta una política de auxilio al escritor hispano similar a la que se ha desarrollado en favor del lince o de otras especies en peligro de extinción". Álvaro Colomer deplora "el empeño de las editoriales por ofrecer best-sellers de pésima calidadbest-sellers como si fueran grandes novelas. Esto crea una terrible confusión entre los auténticos lectores y provoca una huida de éstos hacia los sellos independientes, que no engañan a su público".
Belén López cree que lo peor ha sido "que la lucha contra la piratería continúe siendo ineficaz. Y algunos cierres de librerías", queja esta última compartida por Pere Sureda, que añade "la reducción del espacio para libros en El Corte Inglés, Fnac"… "Cada vez que me entero de que se cierra alguna librería pienso que algo malo está pasando en nuestra sociedad" dice Pérez-Canales, y Cosculluela la acompaña en el sentimiento, además de lamentar que algunos distribuidores y grupos editoriales tengan, en estos momentos de crisis brutal que viven las librerías, "políticas comerciales muy alejadas de nuestras necesidades".
PIDA UN DESEO
De las quejas de cada uno pueden deducirse sus esperanzas. Antonio María De Ávila quiere que continúe la recuperación del mercado. Y "que se apruebe el plan y comience a funcionar el sello de calidad para las librerías y haya fondos para la compra para las librerías".
Pilar Pérez-Canales, que el Ministerio de Cultura español imite al francés porque en Francia "las librerías están consideradas espacios de interés cultural y tienen una especial protección, incluso desgravaciones fiscales".
Nacho Larraz, "que aumenten los índices de lectura (y de compra de libros), y que terminemos de consolidar nuestro proyecto de Plan de fomento del libro y la lectura".
Amaiur Fernández, "que se cuide mejor el eslabón fundamental de la cadena del libro, el autor".
Belén López confiesa que su ambición es "seguir en las primeras posiciones de los rankings con una variada selección de títulos, donde combinaremos nuevas apuestas con nombres muy conocidos".
Álvaro Colomer ansía que "las editoriales se esfuercen por promocionar a los autores españoles en Latinoamérica".
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Eva Cosculluela sueña con que "los ciudadanos decidan en las urnas que las políticas culturales de este país necesitan un cambio" y Jesús Egido, con que vuelva "el interés perdido por la educación y la cultura. Y también que la recuperación económica llegue por fin a la clase media, lo que permita que crezca el consumo y que se recuperen las ventas y la salud económica del sector. Y no solo por el bien sector, si no porque un país culto es un país rico y un país burro acaba en la miseria".
Al cabo, todos suscribirían lo que Pere Sureda pide: "Que crezcamos medianamente y confirmemos la tendencia, y que sigan saliendo tantos buenos libros".
Hasta septiembre.
La temporada editorial 2014-2015 boquea, cosa que en realidad viene haciendo desde que terminara la Feria del Libro de Madrid, la última gran cita antes de las vacaciones.