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Melody Gardot, el jazz vocal como terapia

Francisco Chacón

Impresiona oír de los labios de Melody Gardot que la música hizo que volviese a nacer. Fue hace unos años, pero vuelve a ser recordado ahora con su álbum Currency of man fresco y su reciente gira europea, con escalas en España y Portugal. 

La cantante norteamericana de 30 años, que oscila entre los ecos de Nina Simone y Joni Mitchell, sufrió hace 11 un terrible accidente, antes de que comenzara su flamante carrera. Ella iba montada en una bicicleta por una calle de Filadelfia, la ciudad a la europea que, como Boston, constituía el perfecto escenario para las novelas de Henry James.

Un todoterreno pasó de largo en un semáforo, sin hacer caso de la luz roja. Y la arrolló. Las consecuencias fueron terribles. De hecho, tardó varios meses en volver a aprender a hablar. Su vida dio un giro de 180 grados. Un antes y un después que sólo la terapia musical y el aterciopelado jazz vocal que practica consiguió redimir. Su flamante disco, el cuarto en su coherente trayectoria, confirma que la terapia ha dado sus frutos, que su voz transmite una emoción especial.

También las atmósferas cool representan otra de las especialidades de esta mujer, que encaja por igual en un club jazzístico que en una velada chill outchill out. Su anterior grabación, The absence (2012), reflejó su conexión brasileña y portuguesaThe absence. Sus melodías envolventes, compuestas por ella misma, se fusionan a la perfección con la saudade que recorre la bossa nova y el fado.

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Ahora Currency of man se afianza como uno de los álbumes del año con sus apelaciones añadidas al compromiso social, surgido por la conmoción que le produjeron el atentado terrorista contra el semanario francés Charlie Hebdo y los disturbios raciales de Baltimore.

Con anterioridad, Worrisome heart y My one and only thrillWorrisome heartMy one and only thrill ya nos la proyectaron como una diva que, en realidad, no lo es. Una mujer tranquila, entregada a la causa de la música con clase desde sus postulados macrobióticos y budistas.

Sus composiciones, como Preacherman o Same to youPreacherman Same to you, revelan una gran sensibilidad. Las secuelas del accidente se van diluyendo. Si la música fue la terapia a la que se entregaron Melissa Etheridge y Luz Casal para superar el cáncer, en este caso la misión se cumple por igual.

Impresiona oír de los labios de Melody Gardot que la música hizo que volviese a nacer. Fue hace unos años, pero vuelve a ser recordado ahora con su álbum Currency of man fresco y su reciente gira europea, con escalas en España y Portugal. 

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