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Adiós a Almudena Grandes, la narradora que convirtió en héroes a los perdedores de la historia

Almudena Grandes. en una imagen de archivo.

“Un buen escritor no es el que intenta iluminar a la humanidad, respondiendo a las grandes cuestiones universales que angustian a sus congéneres, sino el que se hace preguntas a sí mismo y las traslada en sus libros al lector, para compartir con él quizás no lo mejor, pero sí lo más esencial que posee”. Así explica Almudena Grandes (1961) en el prólogo de la reedición de 2004 de Las edades de Lulú (Tusquets), novela con la que se dió a conocer en 1989 y que le valió el Premio Sonrisa Vertical, lo que para ella era ser buen novelista.

Siete años después de esta reflexión, la escritora madrileña ha fallecido este sábado a causa de un cáncer dejando huérfanos a millones de lectores y convertida en unos de los referentes de la literatura contemporánea en español capaz de congregar largas colas en sus firmas o presentaciones similares a las que se forman con los influencers o las estrellas de la televisión. Su velatorio tendrá lugar este domingo en el tanatorio de La Paz en Tres Cantos. Este lunes, en el cementerio civil de La Almudena, en Madrid, se realizará el sepelio a partir de las 12.00 horas.

Ella misma, marcando sus tiempos y sus formas, explicó en una columna publicada en El País Semanal los motivos de su ausencia de la Feria del Libro de Madrid . Grandes decía estar en pleno tratamiento por un cáncer diagnosticado un año atrás: "Todo empezó hace poco más de un año. Revisión rutinaria, tumor maligno, buen pronóstico y a pelear. En aquel momento no quise dar la noticia porque necesitaba estar tranquila, confabularme con mi cuerpo y conmigo misma, pero en un año pasan muchas cosas".

Durante la presentación de su último novela, La madre de Frankenstein (Tusquets), el quinto volumen de sus Episodios de una guerra interminable, en febrero de 2020 cuando las entrevistas aún se podían hacer sin mascarillas y el coronavirus era un gripe que venía de China, reconocía en una entrevista con infoLibre que “está bien que las cosas empiecen y terminen”. Grandes había anunciado que era el penúltimo tomo de esta saga que inició en 2010 con Inés y la alegría y que le ha valido galardones como el Elena Poniatowska, el Sor Juana Inés de la Cruz y el Nacional de Narrativa. Esta saga nacía con un propósito convertir en héroes a los perdedores de la historia. En palabras de la propia autora: "Escribo esta serie porque los militantes antifranquistas molestan en el relato oficial de cómo llegó la democracia".

"En cualquier reacción frente a la extrema derecha debe estar el conocimiento profundo del pasado"

Para Almudena Grandes, mirar al pasado en sus novelas era clave. "En cualquier reacción frente a la extrema derecha debe estar el conocimiento profundo del pasado", explicó durante la presentación de Los pacientes del doctor García, una novela ambientada en la Guerra Civil que ella definió como "la crónica de un fracaso cuyo saldo el lector conoce de antemano". Idea en la que ahondó cuando presentó La madre de Frankenstein: "Si un espectador contemporáneo caminara por la calle en la España de la época, no comprendería lo que fue el nacionalcatolicismo tan bien como si pasara una mañana en un manicomio de mujeres". 

Entre libro y libro de sus Episodios de una guerra interminable, Grandes sacó tiempo para volver a la actualidad con Los besos en el pan (Tusquets), en los que retrata la vida de un barrio tocado por la crisis económica. En las ferias, firmas y lecturas, la autora se encontraba con seguidores que le pedían: "Vuelve a contar algo moderno, esto es tan triste...". "No pensé que cuando se publicara mucha gente me iba a decir: 'Al fin y al cabo es lo mismo. Hablas de hambre, desahucios, corrupción...", contaba por aquel entonces la escritora durante la presentación de esta novela. 

"Lo que llamamos crisis es una guerra, y la hemos perdido"

Porque Grandes cambió de trinchera, pero sin abandonar la batalla: "Lo que llamamos crisis es una guerra, y la hemos perdido. Una guerra de los poderes económicos contra las estructuras democráticas que son expresión de la soberanía popular". Los besos en el pan es, como Las tres bodas de Manolita, El lector de Julio Verne e Inés y la alegría, un relato de la resistencia. 

Pero su aportación literaria no se termina aquí. Te llamaré viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de Cartón o El corazón helado junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, completan una extensa obra que la ha hecho merecedora de multitud de galardones y el cariño del público. 

"No hay palabras para decirle adiós"

Patrona de honor de la Fundación Academia de Cine, también tenía una gran vinculación cinematográfica. Grandes coqueteó con la interpretación, siendo su papel más destacado en la cinta A contratiempo, junto a Óscar Ladoire. Además, varias de sus novelas fueron adaptadas a la pantalla grande. Es el caso de Las edades de Lulú que dirigió Bigas Luna, Malena es un nombre de tango y Los aires difíciles, ambas por Gerardo Herrero; Castillos de cartón por Salvador Gracia Ruiz, Aunque tú no lo sepas por Juan Vicente Córdoba y Atlas de geografía humana por Azucena Rodríguez.

Licenciada en Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid, al principio de su carrera también trabajó durante varios años en el mundo editorial, en el que desarrolló diversas tareas, principalmente la redacción de textos por encargo. 

Este sábado, tras conocerse la noticia de su fallecimiento, las redes sociales han reconocido su papel en la literatura. “Comprometida y valiente”, ha destacado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “Desde la mirada de las mujeres, desde la memoria histórica y desde la belleza de las palabras", ha subrayado la ministra de Igualdad, Irene Montero. "No hay palabras para decirle adiós", ha publicado la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. Y con toda la razón: todas las palabras bonitas se las he llevado Almudena Grandes. 

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