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Palabra de Leonard Cohen

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Francisco Chacón

Los demonios internos de Leonard Cohen afloran hoy como ayer, con la misma intensidad emocional, con igual compromiso, con elegancia suprema, con terciopelo en la voz y en el alma... Él en estado puro al cumplir 80 años (este domingo 21 de septiembre), antesala para que vea la luz dos días después Popular problems (Sony), donde se dan la mano el blues, el jazz y los coros angelicales para arropar sus sentidos versos.

Nueva piel para la vieja ceremonia, cantaba en su día. Y eso es su nuevo compendio musical, tal vez su mejor álbum en las dos últimas décadas, desde The Future, abrigo para Waiting for the miracle o Democracy.

Ahora nos acongoja con Born in chains (Nacido con cadenas) y hasta ocho trovas más declamadas con su arquetípico tempo de sosiego atormentado,tempo con el filtro sin filtro de su poesía imperecedera y su abierta sinceridad.

Cohen descarnado al máximo. Cohen sin cura para el amor. Cohen incapaz de decir adiós. Cohen cual pájaro en el alambre. Cohen el partisano. Cohen y su famosa gabardina azul, por no hablar de su mágico sombrero. Cohen entonando renovados aleluyas. Cohen danzando hasta que el amor se extinga.

Lento, siempre lento

"Siempre me gustó lento / Nunca rápido/ Contigo tiene que funcionar / Conmigo tiene que durar / No es porque yo sea mayor / No es la vida que llevé / Siempre me gustó lento / Eso es lo que decía mi madre". Así arranca Popular problemsPopular problems, con esta meliflua Slow.

A partir de ahí, nos lanzamos a la carretera de los sentimientos, exentos de peajes y mirando atrás hacia nuestras propias vivencias. Transitamos por caminos de rosas y espinas con Samson in New Orleans, Almost like the blues, Did I ever love you o Nevermind. Y nos sabe a poco su flamante cancionero cuando llegamos a You got me singing y este maestro místico nos deja así: reflexionando sin fin, tal cual hizo en el Festival de Benicàssim en 2008.

Allí, en la ex catedral indie española, nos hechizó en un concierto histórico, que marcó su reencuentro con Enrique Morente y logró catapultar al éxtasis a la parroquia moderna del FIB aquella inolvidable tarde de domingo. También alrededor de Popular problems y su 80º cumpleaños, revive más que nunca una de sus grandes odas amorosas: So long, Marianne, joya incluida en su primer álbum, Songs of Leonard Cohen (1967), al lado de Suzanne, Winter lady, The stranger song o Sisters of Mercy (punto de partida para la banda homónima liderada por Andrew Eldritch).

Sí, mucho antes de que llegaran Chelsea Hotel #2, I'm your man, Everybody knows, Take this waltz, First we take Manhattan o In my secret life. Antes de sus influyentes poemarios, de su incursión en la novela, de galardones como el Premio Príncipe de Asturias, de convertirse al budismo... Antes, mucho antes de su equilibrada reencarnación.

Desahogo literario

¿Por qué ahora de nuevo? Marianne Ihlen, la mujer noruega que le inspiró en los 60, se desahoga en un libro repleto de susurros en voz alta. Un volumen que, ciertamente, data de 2008 en el país nórdico, pero que cobra su verdadera dimensión real en estos días gracias (por fin) a su edición internacional en inglés (de momento, ni siquiera en español).

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Pero el viejo profesor aún está recuperándose del timo financiero al que le sometió Kelley Lynch hace una década. Kelley LynchElla era su representante (y algo más) y no tuvo ningún reparo en abusar de su confianza mientras Leonard ingresaba en un monasterio zen no demasiado lejos de Los Ángeles.

Esta pérfida mujer se apropió de altas cantidades de dinero de sus planes de jubilación y otros productos financieros, cuya gestión le había sido entregada con todo el cariño.

Lorca, la hija del venerado creador canadiense, deshizo el entuerto. Su perseverancia fue clave para que la estafadora acabase detenida hace un par de años. Al fatigado tótem de la palabra no le quedó más remedio que realizar giras y giras para compensar los casi cinco millones de euros birlados. Naturalmente, sólo podemos agradecerle que haya multiplicado sus conciertos.

Los demonios internos de Leonard Cohen afloran hoy como ayer, con la misma intensidad emocional, con igual compromiso, con elegancia suprema, con terciopelo en la voz y en el alma... Él en estado puro al cumplir 80 años (este domingo 21 de septiembre), antesala para que vea la luz dos días después Popular problems (Sony), donde se dan la mano el blues, el jazz y los coros angelicales para arropar sus sentidos versos.

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