Decía John Waters que Baltimore es la ciudad más esquizofrénica de los Estados Unidos. Su cine pre-Almodóvar así lo refleja. Y de allí procede Animal Collective, el combo que mejor da la réplica a Radiohead al otro lado del Atlántico. Mientras la banda hiberna, Panda Bear exhibe su complejo talento iconoclasta desde su residencia en Lisboa.
La fascinación del heterodoxo músico de 35 años por la capital del fado se remonta a 2003, cuando le llevaron de marcha varios portugueses y el destino quiso que hallara el amor encarnado en una mujer con la que se acabaría casando.
Así que no puede extrañarnos en absoluto que su flamante álbum, Panda Bear meets the grim reaper, se articule como el retrato de su vida cotidiana en el feudo de la saudade.
Noah Lennox (su verdadero nombre) se rinde ante los encantos de la ciudad (¿a quién puede extrañarle?). “Por fin encontré la luz” o “es como un renacimiento”. Así describe su experiencia vital en Lisboa, donde ejerce de padre responsable mientras da rienda suelta a toda una suerte de duendes neopsicodélicos herederos del sonido dub anglojamaicanodub y ahora también del hip hop abstractohip hop. Por algo denomina Principe Real una de las mejores piezas de la grabación (sí, como el parque y la zona adyacente que se erigen entre Bairro Alto y Rato).
Su nuevo disco completa la trilogía iniciada con Person pitch y Tomboy, todos inspirados en “la ciudad blanca”, como la describió Alain Tanner en su magistral película homónima: Bruno Ganz literalmente perdido en la Alfama, igual que ahora Panda Bear disfruta vagabundeando por las calles empedradas y las cuestas imposibles del mágico enclave a orillas del Tajo.
La legión de fans que Animal Collective arrastra permanece fiel a este gurú indie, encantado de otorgar una dimensión intelectual al cruce entre rock y electrónica que le caracteriza.
Lo evidenciará en su próxima (y selecta) gira, con punto de partida en Londres (4 de marzo) y escalas posteriores en Bruselas, París, Ámsterdam y Berlín antes de, cómo no, presentarse en Lisboa (11 de marzo) y Braga (12).
Aureola cada vez más arty para un Panda Bear consciente de su carisma e influencia en el planeta independiente. Tal vez por ello se adscribe al círculo de artistas norteamericanos contentos de sentirse acogidos en Europa. Hasta Daft Punk recurrió a él para proporcionar misterio caleidoscópico a Doing it right.
Crosswords, Tropic of cancer o Mr. Noah (en alusión a sí mismo) son algunas de las viñetas que magnifican su legado en esta reencarnación llena de matices, bajo la coproducción de Sonic Boom.
Decía John Waters que Baltimore es la ciudad más esquizofrénica de los Estados Unidos. Su cine pre-Almodóvar así lo refleja. Y de allí procede Animal Collective, el combo que mejor da la réplica a Radiohead al otro lado del Atlántico. Mientras la banda hiberna, Panda Bear exhibe su complejo talento iconoclasta desde su residencia en Lisboa.