En esta película, Juan Carlos I no sale favorecido. Se trata de El rey, dirigida por Alberto San Juan y Valentín Álvarez, que se estrena este miércoles en cines. Se podía saber: cuando la obra teatral homónima de la que surge levantó el telón en 2015, se convirtió en uno de los retratos más ácidos del rey emérito, que había abdicado en su hijo unos meses antes. El largometraje ahora calca aquella obra irreverente: el monarca, ya anciano y al borde del delirio, se ve acechado por unos personajes misteriosos que le obligan a visitar algunas de las zonas más sombrías de su trayectoria. En escena, y tras la cámara, Luis Bermejo da vida al Borbón mientras Willy Toledo y el propio San Juan dan vida a Felipe VI, Juan Luis Cebrián, don Juan de Borbón, Francisco Franco, Chicho Sánchez Ferlosio, Alfonso de Borbón, Joaquín Garrigues Walker, Carrero Blanco, Henry Kissinger, Adolfo Suárez, Salvador Puig Antich, Jesús Hermida, Tejero, Rodolfo Martín Villa y Felipe González.
El propósito de esta película modesta y onírica rodada en el propio Teatro del Barrio —el local cooperativo abierto por San Juan y otros socios en 2014, en Madrid— sigue siendo el mismo tres años después: "compartir preguntas" sobre el papel de la monarquía en la construcción y el funcionamiento de la democracia española. A ojos del actor y guionista del filme, no se ha producido aún una revisión crítica en profundidad de la figura de Juan Carlos I. A pocos días del 40º aniversario de la Constitución, lo asimila a lo ocurrido con la Carta Magna: "Lo lógico sería hacer una lectura colectiva crítica de la Constitución, no solo alegrarse por lo bonita que quedó. Han pasado 40 años. En 2018 habría que someterla a una revisión pública y con desarrollo en el tiempo. En lugar de eso se hacen unas celebraciones de autobombo".
Lo mismo ha sucedido, defiende, con el rey emérito, sobre el que no se abrió el debate ni siquiera con su abdicación. Más bien al contrario. San Juan cita las palabras reales de Juan Luis Cebrián, exdirector de El País y expresidente del Grupo PRISA, que este personaje pronuncia en la obra: "La idea es afirmar la continuidad de la monarquía con el objetivo de que los españoles vean el tránsito no como un acontecimiento extraordinario sino como el orden natural de las cosas". "Parece una frase anterior incluso al siglo XIX", afea el director. Para él, en realidad, la Constitución es responsable de uno del pecado original de la monarquía parlamentaria española: "Se hurtó a la población española su derecho a elegir la forma de Estado. Se coló en el paquete constitucional diciendo 'o lo tomas o lo dejas". Pero no es, ni de lejos, la única falla de la trayectoria juancarlista que El rey señala.
Las incógnitas de la monarquía
Se recoge, claro, la relación con Franco —interpretado por Alberto San Juan, el personaje más caracterizado— y el discurso del 22 de noviembre de 1975 ante las Cortes Generales en el que el ya rey promete "guardar lealtad a los principios que forman el movimiento nacional". Pero también la relación de Juan Carlos I con su padre, don Juan de Borbón, que se describe como una traición. Y, sobre todo, el papel político del monarca durante la Transición y los primeros años de la democracia. "Todo lo que aparece en la obra está publicado, y aquello sobre lo que hay indicios pero no pruebas se presenta en forma de interrogación", dice San Juan, responsable del texto y, por tanto, de la investigación que este ha conllevado. Los libros de cabecera del autor, durante el proceso de escritura, fueron desde El precio de la Transición, publicado por Gregorio Morán en 1991 (y reeditado por Akal), hasta El rey, publicado por José Luis de Vilallonga en 1993 a partir de conversaciones con el monarca. Es este el que sirve de sustento a "casi todas" las declaraciones del personaje de Juan Carlos I en la película.
Pero que todo se haya documentado previamente no significa que forme parte de la historiografía oficial. Por ejemplo: ¿conoce el espectador que Juan Carlos I trató de obtener 10 millones de pesetas del sah de Irán para apoyar la candidatura de Adolfo Suárez? Más conocidas son las conversaciones, por la puerta de atrás, con Carrillo y González, o la retirada del apoyo a Adolfo Suárez que propició su dimisión. Pero hay otros asuntos que todavía hoy son una incógnita. "Cuando el Estado niega a la ciudadanía el derecho a la información a través de lo que llaman secreto de Estado (por ejemplo, se nos niega acceso a documentación esencial para conocer qué pasó el 23F o qué había detrás de los GAL), tenemos todo el derecho a especular y a hacernos preguntas", reivindica San Juan. Y en la película aparecen estos dos interrogantes, pero también la de la extensión de los negocios de la Casa Real con Arabia Saudí.
Una producción sin recursos
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Además de una evidente motivación política, San Juan cuenta que en el origen de El rey estuvo "el deseo de hacer cine". La adaptación de la obra de teatro ofrecía a los directores la oportunidad de realizar una película "no realista, sino onírica", y además sonllevaba algunas ventajas desde el punto de vista de la producción. "Era una historia que podíamos rodar en una semana, en un solo espacio y con tres actores que además ya se sabían el papel. No teníamos recursos, y esto podíamos hacerlo", explica San Juan. El proyecto ha salido adelante con el apoyo de 1.120 coproductores que aportaron algo más de 51.300 euros mediante crowdfunding. Para el director, que con este filme debuta como cineasta, el estreno en salas supone ya un triunfo. E insiste en que el espectador interesado vaya a ver el filme en su primera semana —a los cines Golem de Madrid, Pamplona y Bilbao y los Boliche de Barcelona— porque quizás no haya una segunda.
Quizás El rey tenga sobre el espectador el mismo efecto que B. La película, adaptación de la obra teatral Ruz-Bárcenas, dirigida también por San Juan. Aquel proyecto, también de bajo presupuesto, protagonizado por Pedro Casablanc y Manolo Solo, logró un empujón significativo cuando logró tres nominaciones a los Goya, que reconocían la labor de los dos actores, y de David Ilundain en la categoría de mejor guion adaptado. Alberto San Juan dice que no tienen esperanza alguna en volver a repetir la jugada el próximo 12 de diciembre, cuando se anuncien las nuevas candidaturas a los premios del cine español. "Es una peli muy pequeñita...", dice, casi excusándose. También lo era B.
En esta película, Juan Carlos I no sale favorecido. Se trata de El rey, dirigida por Alberto San Juan y Valentín Álvarez, que se estrena este miércoles en cines. Se podía saber: cuando la obra teatral homónima de la que surge levantó el telón en 2015, se convirtió en uno de los retratos más ácidos del rey emérito, que había abdicado en su hijo unos meses antes. El largometraje ahora calca aquella obra irreverente: el monarca, ya anciano y al borde del delirio, se ve acechado por unos personajes misteriosos que le obligan a visitar algunas de las zonas más sombrías de su trayectoria. En escena, y tras la cámara, Luis Bermejo da vida al Borbón mientras Willy Toledo y el propio San Juan dan vida a Felipe VI, Juan Luis Cebrián, don Juan de Borbón, Francisco Franco, Chicho Sánchez Ferlosio, Alfonso de Borbón, Joaquín Garrigues Walker, Carrero Blanco, Henry Kissinger, Adolfo Suárez, Salvador Puig Antich, Jesús Hermida, Tejero, Rodolfo Martín Villa y Felipe González.