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Rosa Chacel, una gran escritora en busca de lectores

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Una literatura difícil, basada en la introspección y en una narrativa filosófica; los largos años en el exilio tras la Guerra Civil; y la desatención del mundo académico y periodístico explican el desconocimiento de una de las mejores escritoras de la literatura española del siglo XX. Rosa Chacel (Valladolid, 1898-Madrid, 1994) tuvo cierto reconocimiento de las autoridades culturales y de los lectores tras la recuperación de la democracia en la década de los ochenta, pero posteriormente su enorme talla literaria regresó al ostracismo.

La editorial Comba ha reeditado ahora La sinrazón, una novela calificada de sobresaliente y excepcional por los estudios de su obra, y De mar a mar, un epistolario que mantuvo con la entonces joven autora Ana María Moix.La sinrazónDe mar a mar Discípula de José Ortega y Gasset, la escritora vallisoletana fue una mujer viajera y cosmopolita cuya peripecia vital y profesional la llevó a residir en varios países europeos y americanos, sobre todo en Brasil donde pasó buena parte de su exilio.

Anna Caballé, profesora de Literatura Española en la Universidad de Barcelona y experta en el género biográfico y memorialístico señala que “Chacel se atrevió a escribir una literatura de la intimidad que penetra en las honduras del alma en una cultura, como la nuestra, sin tradición literaria de ese tipo”. En un reciente coloquio en la librería Rafael Alberti, de Madrid, Caballé manifestó: “La obra de Chacel no tuvo interlocutores ni lectores en la cultura española. Fue el problema de los escritores del exilio. Por ello, Chacel escribe y publica su obra en medio del vacío más absoluto. Hasta tal punto publica entre un silencio total que, en una de sus cartas a Ana María Moix, que en el primer año de presencia de La sinrazón en las librerías apenas había vendido ocho ejemplares”.

En palabras de su autora, La sinrazón era una “autobiografía de pensamiento” en clave de novela total que se sirve del suspense y del clásico esquema policiaco para narrar la aventura espiritual de su protagonista masculino. Rosa Chacel dedicó 10 años de su vida en el exilio, entre 1948 y 1958, para escribir esta obra cumbre de su literatura, que indaga “en lo indecible, en lo secreto porque lo importante es lo que va por dentro de los personajes”, en palabras de Anna Caballé. En cualquier caso, la autora vallisoletana y Premio Nacional de las Letras en 1987, pasaba de la euforia a la desolación a la hora de valorar esta novela tan inclasificable como desconocida.

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Tanto Anna Caballé como la escritora y periodista Laura Freixas coincidieron en el citado coloquio que era preferible adentrarse primero en la obra de Chacel a través de otras novelas más convencionales como Teresa, una novela publicada en los años cuarenta sobre la amante de José de Espronceda. La densa y extensa obra de Rosa Chacel incluye novelas (Memorias de Leticia ValleBarrio de Maravillas, aparte de las citadas), cuentos, poesía y ensayos (Los títulos, Rebañaduras) que la convierten, sin duda alguna, en una referencia cultural de primer orden.

Freixas, que definió a Rosa Chacel como “una semilla de baobab plantada en una maceta de geranios”, subraya asimismo la calidad de su obra, al tiempo que califica de “patética la falta de respuesta de la cultura española”. Su regreso a la sombra y su desconocimiento por el gran público obedecen también, a juicio de Caballé, “a que el mundo académico y educativo ha dado la espalda a esta magnífica escritora”. Rosa Chacel recibió varios premios y reconocimientos en sus últimos años, lo que le permitió vivir una vejez próspera tras largas etapas de penuria económica en el exilio. Entre otras distinciones fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Valladolid, su ciudad natal, y está enterrada en el panteón de personas ilustres del cementerio de esta capital castellana. No obstante, Laura Freixas indica que quizás Rosa Chacel esperaba mayores reconocimientos como el premio Cervantes o un sillón en la Real Academia Española.

“Es lamentable”, apostilla la profesora Caballé, “pero tras su muerte en 1994, su obra vuelve a caer en el olvido”. Un silencio que intenta romper ahora con estas reediciones la editorial Comba que elogia así la obra de Chacel: “El libro enriquece igualmente la soledad y la compañía. La vida muere, los libros permanecen”.

Una literatura difícil, basada en la introspección y en una narrativa filosófica; los largos años en el exilio tras la Guerra Civil; y la desatención del mundo académico y periodístico explican el desconocimiento de una de las mejores escritoras de la literatura española del siglo XX. Rosa Chacel (Valladolid, 1898-Madrid, 1994) tuvo cierto reconocimiento de las autoridades culturales y de los lectores tras la recuperación de la democracia en la década de los ochenta, pero posteriormente su enorme talla literaria regresó al ostracismo.

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