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'Euphoria', la serie sobre drogas, sexo y salud mental que representa a la generación Z
Euphoria, cuya segunda temporada acaba de finalizar, es la serie de adolescentes del momento. Sexo, drogas, violencia, lenguaje adulto… Una realidad bastante cruda. El creador de la serie, Sam Levinson, se encarga de retratar a una generación Z oscura y con problemas, algunos de los cuales están basados en sus experiencias propias en la adolescencia. Zendaya, la actriz protagonista, advirtió a sus seguidores en redes sociales: "Sé que lo he dicho antes pero quiero reiterar a todos que Euphoria es para audiencias adultas. Esta temporada, tal vez incluso más que la anterior, es profundamente emotiva y trata temas que pueden ser difíciles de ver".
Lo cierto es que muchos adolescentes –y aquellos que ya no lo son– están enganchados. “La mayoría de gente que conozco ve la serie” explica Lucía Lázaro, madrileña de 17 años y estudiante de primero de Bachillerato. Mercedes, de 22 años y becaria en un departamento de comunicación, asegura que todo su grupo de amigas la ve, y que incluso algún que otro adulto también. Son muchos los factores por los que los espectadores empezaron a seguir la serie, aunque la mayoría asegura que fue por Zendaya y por la estética visual. Alfonso Pulido, sociólogo experto en consumo audiovisual, considera que la estética juega un papel fundamental para atrapar a la audiencia. “Los colores y las luces hacen que sientas que estás en la cabeza de los personajes”, afirma. Eso sí, tampoco se puede obviar que su triunfo se debe a su temática. “Me contaron que el personaje de Rue (Zendaya) trataba con las drogas y problemas mentales, y esa narrativa me interesaba bastante por experiencias propias”, explica Marta Murciano, una estudiante de auxiliar de enfermería de 23 años.
Un debate constante alrededor de Euphoria es si representa, o no, a la generación Z. ¿Cómo una serie de sexo, drogas y violencia puede retratar a toda una generación y en todo el mundo? Ni los propios seguidores de la serie llegan a un consenso. Muchos comparten los problemas que salen en pantalla, pero otros tantos consideran exageradas las tramas. “Creo que es un reflejo de la realidad de muchos adolescentes, quizá los personajes sufren demasiadas cosas a la vez que en la vida real no pasan”, dice Claudia Gaspar, una estudiante de Bachillerato de 16 años. Álvaro, de 22 años y estudiante de Comunicación Audiovisual y ADE, no cree que toda la serie pueda aplicarse a la realidad española, pues se basa en Estados Unidos, pero sí que cree que “temas de salud mental, como Kat; o derechos LGTBI, como Jules, los tratan de formas que antes no se habían visto”. Además, con respecto a esa representación, explica que se siente “arropado, como que no eres el único al que le pasan estas cosas”.
La necesidad de los jóvenes de sentirse representados en la pantalla no se debe al egocentrismo que tanto se achaca a la generación Z, sino a algo más complejo. “Es una forma de sentirse bien y comprendidos'', explica Marta Sánchez, psicóloga y pedagoga. “La adolescencia es una etapa muy difícil y más en este tiempo por la pandemia, es una etapa que te caracteriza con romper con todo”, añade. Alfonso Pulido se suma a su idea y opina que “la generación Z está buscando su hueco, quiere diferenciarse y el poder identificarse con algo y conectar con ello es fundamental”. María Martín, doctora en psicología infantojuvenil, asegura que sentirse identificado con una serie "ayuda a ser uno más". "En la adolescencia buscamos grupos de iguales con los que identificarnos y por eso surgen muchas modas", explica.
Los personajes presentan distintas visiones de cómo puede vivirse la adolescencia. La gran mayoría está de acuerdo con que Kat, interpretada por Barbie Ferreira, es con la que más se pueden identificar. Marta Sánchez tiene claro por qué ocurre esto: “Se debe a que no afrontas como eres tú o cómo es tu cuerpo”. Las inseguridades y los problemas de autoestima no son cosas alejadas del día a día de la generación Z. “No eres guapa ni delgada, por lo que parte de la sociedad le resta valor a tu existencia. Como Kat, yo fui una niña gorda en una clase de niñas delgadas”, afirma Marta. Claudia y Lucía coinciden en que mostrar personajes así hace que sea más realista. "Estoy 100% segura de que cualquier adolescente que haya visto la serie se ha sentido identificado en algún momento con algún personaje", añade Claudia. Alfonso Pulido valora la diversidad de personajes de Euphoria, ya que “el éxito reside en la representación”.
Pero no todo se reduce a un personaje, las tramas también son importantes para el espectador. Aquellas que consiguen más atención son las que mejor representan la realidad de quien lo ve: desde una relación sin amor como le ocurre a Kat, a la relación tóxica de Nate y Maddy, los nudes filtrados de Cassie, o los problemas de salud mental y adicción que sufre Rue. “Me veo reflejada a mí misma en todos los conflictos de Rue, su depresión y diferentes tipos de trastornos mentales, y a muchísima más gente también”, asegura Marta. Claudia también se siente identificada con un personaje, Cassie: “Está dispuesta a seguir con Nate a pesar de ser un segundo plato, solo por sentirse querida, y por desgracia viví una situación parecida”. El hecho de que existan tramas con las que los espectadores puedan sentirse identificados supone un éxito asegurado, explica la doctora María Martín: "Escogemos series según nuestros gustos, inquietudes y momento vital".
El colectivo LGTBI tampoco se escapa del debate sobre su representación en la pequeña pantalla. Tanto jóvenes que forman parte del colectivo, como los que no, coinciden por primera vez en lo mismo: su representación es necesaria. “Las relaciones LGTBI están normalizadas y al mismo nivel que las relaciones heterosexuales”, indica Lucía. Con ella también coinciden Mercedes y Claudia. Álvaro sí que siente que falta un poco de diversidad en la representación del colectivo, aunque aprecia que su trama principal no es que sean LGTBI, “sino que abordan sus emociones y problemas más allá de serlo”.
En un estudio publicado en la revista Social Inclusion sobre la representación trans en series adolescentes, las investigadoras Maria José Masanet y Maddalena Fedele explican que en Euphoria el personaje transgénero de Jules "existe en espacios que no son violentos ni controvertidos o negativos, sino que tiene una presencia en espacios de confort y libertad". Rafael Ventura, investigador y miembro del Grupo de Investigación en Critical Communication (CritiCC), explica que "Jules es un personaje que puede servir de modelo y aspiración no solo para el público trans sino también para las personas cisgénero”. Ventura continúa diciendo que “la serie normaliza y vuelve cotidiano al personaje trans, muestra a Jules como una adolescente multidimensional”, algo que comparten muchos seguidores de la serie. Nerea Díaz, una murciana de 22 años que estudia el Doble Grado de Ciencia Política y Gestión Pública con Periodismo, respalda esta visión: "Como persona cis y hetero, y desde una visión totalmente externa, agradezco muchísimo que por ejemplo, el papel de Jules, esté interpretado por una mujer trans real".
Una de las principales quejas por parte de padres –e incluso otros seguidores de la serie– es que Euphoria glorifica el consumo de drogas. “Yo creo que es todo lo contrario, te muestra lo peligroso y poco estéticas que son”, dice Mark López, un joven de Ciudad Real de 21 años que estudia Derecho y Economía. No es el único. Mercedes se suma a esta opinión y explica que “no se puede decir que glorifica las drogas cuando el problema principal del consumo es que hace a los protagonistas unos desgraciados”. En la pantalla, Claudia no ve que se blanqueen las drogas, sino que se muestra cómo “las personas se van autodestruyendo poco a poco y se meten cada vez más en un gran agujero negro del que cuesta mucho salir”.
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Los que sí afirman que glorifica las drogas no creen que la serie sea una oda a la drogadicción como tal, sino que quizás deberían esmerarse más en no mostrar una imagen tan atractiva a su alrededor. Elvira, graduada en Psicología y estudiante de un máster en Neurociencia, opina que "algunas drogas se romantizan porque no se habla de la problemática que causan, como el alcohol o la marihuana". Pero también cree que se muestra la realidad de una persona adicta: "En cuanto a otras drogas, como pastillas o heroína, se hace mejor trabajo gracias a la trama de Rue". Alfonso Pulido no cree que bajo ningún concepto se glorifique las drogas, ya que “ninguna serie va a hacerlo, menos en HBO. Todo reside en el lenguaje audiovisual”. Lo que sí matiza es que “ocultar que las drogas son guais es engañoso. Lo importante es que Euphoria después te muestre la cruda realidad de cómo es”.
¿Y esa cruda realidad realmente la viven algunos adolescentes? Marta no duda, sí que la viven, y esa realidad fue la suya durante muchos años. “Como Rue, mi cabeza iba a mil por hora, solo pasaban comentarios negativos, pensamientos intrusivos y destrozos psíquicos. Como ella, yo también me entregué a las drogas”, afirma. La doctora María Martín recalca que, aunque esa sea la realidad de muchas personas, "la adolescencia no es oscura, es época de cambios y crecimiento, una batidora emocional y física".
“Euphoria presenta una realidad muy extrema, pero hay que entender que es ficción” asegura Alfonso Pulido. Elvira coincide con el experto: "al fin y al cabo, es una serie y para mantenerte enganchado tiene que ser un poco exagerada". Nerea añade que, aunque hay una parte de ficción muy importante, "da una visión real de muchos temas que quizás todavía tratamos con miedo o son un tabú". Esta ficción logra superarse cada semana con unos datos de audiencia de más de 13 millones de espectadores, según HBO. Euphoria consigue reunir frente a la pequeña pantalla a toda una generación, intentando que cada persona pueda identificarse con una historia.