Tristán Ulloa: "'El caso Asunta' pone en tela de juicio los códigos deontológicos de cierto periodismo”

Candela Peña y Tristán Ulloa caracterizados como Rosario Porto y Alfonso Basterra.

El 21 de septiembre de 2013, Rosario Porto y Alfonso Basterra denuncian la desaparición de su hija Asunta, cuyo cuerpo es encontrado horas después junto a una carretera a las afueras de Santiago de Compostela. La investigación policial pronto desvela indicios que apuntan a ambos como posibles autores del crimen. La noticia conmociona primero a toda Galicia y poco después a todo el país tras la detención de la pareja. ¿Qué puede llevar a unos padres a acabar con la vida de su hija? ¿Qué se esconde detrás de esa fachada de familia perfecta? ¿Funcionó adecuadamente nuestro Estado de Derecho?

Esas son solo algunas de las preguntas que surgen a partir de un caso que acabó con Rosario y Alfonso en prisión. Ella se suicidó en 2020 y él expresó su deseo de cumplir íntegra la condena hasta 2031 como muestra de su inocencia. Ahora, El caso Asunta se convierte en Netflix en una miniserie de seis episodios protagonizada de manera sobrecogedora por Candela Peña y Tristán Ulloa, a los que acompaña un elenco igualmente certero con Javier Gutiérrez, María León o Carlos Blanco, articulado bajo la dirección de Carlos Sedes (Fariña) y Jacobo Martínez con guion de Ramón Campos, Gema R. Neira (ambos igualmente en Fariña), Jon de la Cuesta y David Orea.

"No cuestionamos la inocencia o la culpabilidad de los personajes, pero sí cuestionamos cómo nuestro Estado de Derecho, que tiene que ser ejemplar, a veces comete irregularidades que pueden llevar a errores muy graves", plantea a infoLibre Tristán Ulloa, quien se confiesa "felizmente abrumado" por la respuesta del público.

¿Cómo está recibiendo la gente El caso Asunta?

Lo que me está llegando es muy positivo. La verdad es que uno nunca sabe, sobre todo con series como esta, cuál va a ser la respuesta, cuál es la tecla correcta, porque si la supiésemos la tocaríamos siempre. Se ve que esta vez la hemos tocado, porque, la serie tiene una gran calidad y el público ha sintonizado enseguida con la historia, con los trabajos que hacemos y los está reconociendo.

¿Cuál es esa tecla qué habéis tocado? ¿Qué crees que aporta esta serie para que haya sido tan bien recibida?

En cuanto a información, no es que se aporte nada nuevo. Pero pone sobre la mesa una reflexión por la que apostamos desde el primer momento. Porque cuando empezamos a hacerla no nos interesaba simplemente reproducir unos hechos y contar cosas que ya más o menos se saben, de manera que aquí se plantea una reflexión sobre hasta qué punto todos somos un poco responsables de cómo manejamos el Estado de Derecho. No cuestionamos la inocencia o la culpabilidad de los personajes, pero sí cuestionamos cómo nuestro Estado de Derecho, que tiene que ser ejemplar, a veces comete irregularidades que pueden llevar a errores muy graves. Eso me parece interesante como reflexión.

Lo que uno escribe queda impreso y lo que uno dice en un programa de televisión tiene mucha repercusión. Yo no sé si hemos perdido la conciencia de eso o directamente se hace de una forma deliberada

Preguntarnos también si nuestro sistema judicial es infalible o no.

Exacto. Hasta qué punto funciona o no y hasta qué punto es justo o no que dos personas entren en una sala de juicios ya condenados. Más aún con un jurado popular, rodeado de un juicio mediático con mucho ruido. Imposible que alguien de un jurado se abstraiga y sea realmente objetivo al margen de toda la información que se vertía día a día en programas y medios de comunicación.

¿Un circo mediático como el que estamos viendo ahora mismo con el caso de Daniel Sancho? Se llenan horas de televisión con opiniones e informaciones no contrastadas pertinentemente.

Sí, y como todo el mundo quiere dar la primicia, a veces se adelantan cosas sin contrastar, que se pueden rectificar si no son ciertas, pero el daño ya está hecho. Esta serie también puede poner en tela de juicio hasta qué punto cierto periodismo maneja los códigos deontológicos apropiados. Lo que uno escribe queda impreso y lo que uno dice en un programa de televisión tiene mucha repercusión. Yo no sé si hemos perdido la conciencia de eso o directamente se hace de una forma deliberada. Pero cuesta mucho recuperarse del daño que se puede hacer, y a veces no se recupera uno nunca.

Estamos discutiendo mucho estos días sobre las fake news y los bulos. ¿Nos pone El caso Asunta frente al espejo en esto en concreto?

Así es, y como sociedad somos responsables de todo eso. Obviamente, no somos responsables de la muerte de una niña en este caso en el que, por desgracia, me temo que no se va a saber nunca exactamente lo que pasó. Pero sí somos responsables de cómo manejamos esa información, de cómo la asimilamos y de nuestras propias reacciones. Se habla también de las jaurías humanas, de los linchamientos públicos sin control ni protección... por muy detestable que sea lo que haya hecho una persona, tú no puedes convertirte en algo peor para enfrentarte a ello. Creo que como sociedad tenemos que estar a la altura, y estar a la altura no es ponerte a ciertos niveles.

¿Es algo extrapolable a la actualidad política?

Los políticos no dan ningún tipo de ejemplo al respecto, sobre todo cierta política, y a veces son ganas de provocar un ruido deliberado. Apartarse del ruido es muy complicado, porque lo inunda todo ahora mismo. Y es muy fácil verter ruido, es lo más fácil verter bulos. Apartarse de todo eso y tener la capacidad de reflexión y de pensar con cierta conciencia sobre lo que sucede se ha convertido en algo insólito y muy poco habitual.

Si podemos hacer reflexionar sobre la posibilidad de que en determinados hechos exista una duda razonable, eso puede a su vez hacernos cuestionar cosas importantes como si nuestro Estado de Derecho es de verdad funcional o no

¿Puede esta serie ser incluso pedagógica para padres e hijos?

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Creo que sí. La serie la vi en su día y la volví a ver después con mi hijo de quince años. Me gustó mucho verla a través de sus ojos y comentarios. Ahora mismo, no ya la juventud, sino la sociedad en general, no tiene paciencia de escuchar, de manera que ofrecer un terreno de juego para la escucha y la reflexión me parece un lujo. Mi hijo se preguntaba cómo se puede hacer algo así, cómo la gente se puede convertir en algo tan monstruoso, cómo es posible que la emoción colectiva arrase con la razón y el sentido común. Se preguntaba por qué a Basterra no le dejaban hablar. Decía '¿y si a lo mejor es inocente?' Pues efectivamente, ¿y si a lo mejor? Hay un personaje que me encanta, con el que empatizó mucho mi hijo, que es ese miembro del jurado popular al que de repente le cabe la sombra de la duda y no lo tiene todo tan claro. Estamos rodeados de gente que lo tiene todo clarísimo, y los medios de comunicación sueltan las cosas con una seguridad y una firmeza... aseverando cosas que no están ni contrastadas, y de repente que alguien dude es ahora mismo una maravilla. La duda siempre se plantea a ojos públicos como una debilidad, el que duda es débil porque no sabe, pero a mí la duda me sugiere reflexión y creo que estamos faltos de dudas, en el mejor sentido de la palabra.

¿Qué te gustaría provocar en el espectador con esta serie cuando termine de verla?

No estamos aquí para aleccionar a nadie, no deja de ser entretenimiento basado en hechos reales. Pero si podemos hacer reflexionar sobre todo lo que estamos hablando, sobre la posibilidad de que en determinados hechos exista una duda razonable, puede a su vez hacernos cuestionar cosas importantes como si nuestro Estado de Derecho es de verdad funcional o no. Esto es algo que nos atañe y es responsabilidad de todos.

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