'1936', regreso al futuro con la Guerra Civil sobre el escenario: "El discurso ultra sigue siendo muy parecido"
La Olimpiada Popular de Barcelona tenía prevista su celebración del 19 al 26 de julio de 1936 como protestaa nte los Juegos Olímpicos de Berlín que Hitler iba a utilizar para ensalzarse a sí mismo. El recientemente electo gobierno de la Segunda República española, del Frente Popular, decidió no participar en los juegos de la Alemania nazi, por lo que decidió no enviar los representantes de España y apoyar en su lugar un evento deportivo alternativo. Sin embargo, finalmente no pudo llevarse a cabo dado que el 18 de julio tuvo lugar el levantamiento militar fascista que daría inicio a la Guerra Civil en nuestro país (y Hitler, a los pocos días, saludando desde el palco).
Este es el inicio exacto de 1936, el nuevo montaje teatral que se estrena este viernes en el madrileño Teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional, donde permanecerá hasta finales de enero de 2025. Una residencia de dos meses ya con las entradas agotadas en taquilla para todas las funciones, un hito que es a su vez un mensaje para todos esos que tanto se quejan de que los 'titiriteros' están siempre a vueltas con la Guerra Civil: interesa y mucho. Porque la Historia, además, hay que contarla bien.
"El miedo a volver y el no querer mirar atrás siempre está presente en la gente que venció", apunta a infoLibre el director del montaje, Andrés Lima, hablando de una probable "vergüenza escondida" en el bando ganador de la guerra por el "hachazo brutal" que supuso para la evolución de un país en ebullición cultural, científica y social durante la Segunda República. "Para ellos, hay cosas que no conviene remover para que no sean cuestionadas", apostilla.
Y aún continúa: "Eso ha sucedido durante muchos años. Tras la muerte de Franco se empezó con la memoria histórica y cuando llegó el intento de golpe de Tejero hubo un frenazo. Los historiadores se quejan de la dificultad para acceder a los archivos oficiales de la época, los militares y policiales, pues muchos han desaparecido por el tiempo o porque se les ha hecho desaparecer para no señalar muchas de las atrocidades que sucedieron. Por eso, este montaje es un gran ejercicio de memoria histórica y, sobre todo, un gran espectáculo, en la línea del cine de acción antibélico de películas bélicas".
El propio Lima firma el texto junto a un equipo de lujo integrado por Albert Boronat, Juan Cavestany y Juan Mayorga. En el elenco encontramos a ocho intérpretes haciendo varios personajes: Antonio Durán 'Morris' (Queipo de Llanos, Obispo Antonio Montero, Nicolás Franco), Alba Flores (La Pasionaria, General Rojo, Mika Etchebéhère), Natalia Hernández (Yangüas Messía, Cardenal Gomá, Señora Guerra), María Morales (Manuel Azaña, Largo Caballero, Clara Campoamor), Paco Ochoa (Pau Casals, George Orwell, General Mola), Blanca Portillo (José Antonio Primo de Rivera, Von Richthofen, Rosario La Dinamitera), Guillermo Toledo (General Yagüe, Alfonso XIII, General Miaja) y Juan Vinuesa (Francisco Franco, Norman Bethune, Ramiro de Maeztu).
La aportación de Coro de Jóvenes de Madrid da profundidad a un espectáculo con música de Jaume Manresa en el que suenan Celia Gámez, los Clash o Beethoven. "El magnífico coro canta la guerra y a su vez es nuestra mirada contemporánea pues, al estar formado por jóvenes entre 18 y 23 años, cuentan lo que sucedió pero al mismo tiempo son espectadores. El coro es la manera de dialogar del pasado y el presente continuo que tiene la función, donde todo lo que pasó tiene ecos hoy", apunta Lima, quien trata de resumir en muy poquitas palabras qué es 1936: Una obra sobre la Guerra Civil, un intento de contar un paisaje completo desde el 18 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939, haciendo un flashback a la Segunda República para investigar las causas del golpe de Estado y el nacimiento del fascismo en España".
Durante cuatro horas de función, 1936 trata de superar la dicotomía de vencedores y vencidos para entregar al espectador una mirada analítica, crítica y documental. Ese ha sido el empeño durante todo el profuso trabajo de documentación, en el que han participado reconocidos historiadores como Paul Preston –"he hablado con él muchas veces", apunta Lima–, Ángel Espinosa, Ángel Viñas -"un grande, que nos ha hablado mucho de cómo fueron las conspiraciones para alimentar de dinero el golpe de Estado", revela-, Mirta Núñez, Verónica Serrada o la experta en milicianas Tània Balló. También Mario Gas y Emilio Gutiérrez Caba han ayudado con sus conocimientos sobre el teatro durante la Guerra Civil: "Porque durante la contienda hubo muchísimo teatro y muchísimo cine, y la gente necesitaba ir a los espectáculos aunque de vez en cuando soportaran las sirenas de los bombardeos. En Madrid, Barcelona, Sevilla o Bilbao siguieron funcionando los teatros a pleno rendimiento hasta que llegaban los franquistas".
1936 intenta, a su vez, contestar multitud de interrogantes: ¿Qué se siente bajo un bombardeo, refugiado en una estación del metro, junto con tus vecinos, que posiblemente te denunciaran por tus ideas?, ¿qué se siente huyendo por una carretera de Málaga mientras la armada alemana y los aviones italianos exterminan a heridos, ancianas y niñas y niños?, ¿qué se siente tomando la decisión de arrasar Guernica?, ¿cómo se vive en una trinchera a la espera de la muerte?, ¿qué es un paseo?, ¿qué es el terror? Para dar con las respuestas hay "mucho relato ficcionado de la guerra" pero, por encima, "están las palabras de los propios protagonistas" porque, para el director, "no hay más que dejar hablar a José Antonio Primo de Rivera para saber cómo fue el nacimiento en este país del fascismo". "No hace falta más que escuchar a Franco o al general Mola para saber cómo se instauró una política de terror en la guerra y en la posguerra. Al mismo tiempo, es una delicia escuchar la reflexión dolorosa que el presidente de la Segunda República, Manuel Azaña, hace sobre España y sobre la guerra", subraya.
Una obra de la Guerra Civil siempre es oportuna
El teatro al rescate, en definitiva, en estos tiempos desconcertantes en los que la ultraderecha y los discursos de odio experimentan un auge importante principalmente por desconocimiento de las nuevas generaciones. El teatro al rescate como también lo hacen la literatura, el cine o los documentales. Cualquier herramienta es buena para que prevalezcan la cultura y la Historia. Por eso defiende Lima que "una obra de la Guerra Civil siempre es oportuna". Por eso y porque siempre "molesta" a los mismos, a los que llevan "muchos años contando la historia de la Guerra Civil desde el punto de vista de los vencedores". A ellos es a quienes "más les cansa o les puede molestar" que se sepa que "no todo fue tan bonito como ellos dicen". "El teatro siempre es, ha sido y será un espejo que nos plantea muchos preguntas, como cada vez que nos miramos nosotros en un espejo y vemos el paso del tiempo o vemos nuestra crispación, nuestro dolor o nuestra alegría", apostilla el director.
En ese espejo, como en una especie de regreso al futuro es importante fijarse en los líderes políticos actuales para comparar lo que dicen con lo que dijeron otros un siglo atrás. Con las palabras que llevaron a un país a una guerra civil de tres años y a una dictadura de casi cuarenta. Eso es exactamente lo que ha hecho el equipo de 1936: "El Parlamento donde fue atacada la democracia parlamentaria que había en España, que era muy rica e interesante en aquel momento, tenía sobre la mesa prácticamente los mismos temas que sigue teniendo ahora. En ese sentido, parece que no hemos avanzado mucho. Es más, en muchos casos las reformas de Azaña, como la reforma agraria, la del ejército o las de la mujer en aquel momento, iban proporcionalmente mucho más lejos que ahora".
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En esta línea, remarca que actualmente "la gente más de derechas sigue hablando de la influencia espantosa de los nacionalismos, cuando ya el estatuto catalán y el vasco estaban otorgados". "Las situaciones y los careos políticos son muy parecidos", prosigue en su comparación, que le lleva a constatar que "Vox y los partidos de ultraderecha del resto del mundo tienen un discurso que, aún siendo totalmente diferente el marco, igualmente recurre a la amenaza del comunismo, la amenaza a la familia o la amenaza de la inmigración, aunque esto es más moderno". "El discurso xenófobo, homófobo y ultra de que hay que descansar en un poder fuerte que nos proteja de todos estos males sigue siendo muy parecido", subraya.
Por fortuna, a pesar del parón y el retroceso que supuso la victoria del franquismo, España ha cambiado mucho desde entonces, hasta el punto de no tener prácticamente nada que ver al ser un país totalmente desarrollado que ya dejó atrás la miseria y las altísimas tasas de analfabetismo de aquel entonces. Eso sí, no puede evitar Lima cierta nostalgia de un futuro que nunca ocurrió: "A mí me hubiera gustado saber qué hubiera pasado si no hubiera habido un golpe de Estado ilegal. ¿Cómo hubiera progresado España? Porque la Segunda República fue un momento de eclosión cultural y científica increíble. El retraso que supuso Franco es algo que todavía nos duele".
Después de estos dos meses triunfales en Madrid, 1936 saldrá de gira a Sevilla, Bilbao, Pamplona o Canarias, entre otros lugares, tal y como adelanta su director. "Uno de mis sueños es poder hacer una campaña universitaria o incluso escolar por institutos. Eso sería muy bonito", confiesa, dejándose llevar por ese ímpetu divulgador y teatral que está en la esencia misma de este montaje: "Posiblemente no tengamos nuestra Historia tan clara. Es importante hacer teatro en general, y es fundamental hacer teatro sobre el suceso histórico y vital más importante que ha ocurrido en este país, que fue el hachazo del golpe de Estado y la posterior Guerra Civil. Es necesario conocer nuestro pasado para saber cómo somos, y sobre todo para saber cómo podemos llegar a ser en el futuro. Algunos de los espectadores que ya han visto la obra nos cuentan que es como un viaje en el tiempo y, a la vez, como estar viviendo lo que pudo llegar a ser la Guerra Civil. Eso es muy emocionante".