La Cañada Real llega al teatro: "El Tercer Mundo está a 14 kilómetros de la Puerta del Sol"

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Se acaban de cumplir dos años sin luz en la Cañada Real. Concretamente, en los sectores V y VI, donde viven 4.000 personas, más de 1.800 de ellas niños, a las que hay que añadir otras 3.000 pues en los últimos meses también se ha cortado el suministro eléctrico en los sectores II, III y IV. Una situación de vulnerabilidad y vulneración de derechos fundamentales para 7.000 vecinos en el epicentro mismo de nuestro país y desde donde, en la penumbra, sus habitantes ven iluminarse Madrid en todo su hiriente fulgor noche tras noche.

Poner el foco en esa púmblea y rutinaria oscuridad es el objetivo último de 400 días sin luz, montaje escénico que se estrena este viernes en el Teatro Valle-Inclán de Madrid. Las vidas de 7.000 seres humanos instalados en la opacidad de los márgenes de nuestra sociedad se suben así a las tablas del Centro Dramático Nacional, en una obra escrita por Vanessa Espín y dirigida por Raquel Alarcón que cuenta entre su elenco, efectivamente, con vecinas reales de la Cañada Real Galiana.

"Tenemos el Tercer Mundo a 14 kilómetros de la Puerta del Sol, algo que obviamente no debería ser así, pues este tiene que ser un lugar donde los derechos sean iguales para todos", recalca a infoLibre Espín, quien para escribir el texto mantuvo desde el pasado diciembre multitud de entrevistas con los residentes del barrio, "escuchando mucho". "Fueron todas esas palabras las que se quedaron atravesadas en la historia que me he inventado", apostilla.

Porque 400 días sin luz es una historia de ficción pero inspirada por la muy veraz lucha de la lucha de los habitantes de Cañada Real por el reconocimiento de su territorio y sus derechos. También es el mapa de un barrio, contado a través de los sueños y anhelos de sus vecinas y vecinos, con el teatro como vehículo para "dar voz a los que no tienen voz y poner el altavoz en lo que está pasando", sencillamente para "entender que esas personas son como las demás y tienen unos derechos que no se están cumpliendo", en palabras de la autora.

En dicha trama, Wafa es una adolescente que sueña con estudiar Medicina, que no ha pedido nacer en ese sitio y lucha por continuar con su vida a pesar de todas las dificultades. De telón de fondo, los continuos cortes de luz en un vecindario que ha aprendido a organizarse y a defenderse tras décadas de batalla legal y de reivindicar su identidad a través de agrupaciones como la Asociación Cultural de Mujeres Tabadol, presidida por Houda Akrikez, quien es también integrante de la Plataforma por la Luz de Cañada Real y, ahora, actriz junto a Khadija Ajahiou y Rahma Hitach en 400 días sin luz.

Precisamente Akrikez fue quien el pasado 2 de octubre, al cumplirse los dos años del apagón, 730 días ya, denunciaba en los medios que se sienten "totalmente aislado y abandonados" al margen de las normas internacionales de Derechos Humanos: "Están intentando apagar la Cañada Real poquito a poco, de manera muy cruel y pisando el pacto regional que firmaron en 2017. Este corte de luz es provocado por la administración como manera de forzarnos a desalojar nuestras viviendas de manera voluntaria para que sigan creciendo las grandes urbanizaciones y construcciones".

"Cada tarde el público va a ver y escuchar a estas vecinas, junto al resto de intérpretes", apunta Espín, al tiempo que reivindica la "fuerza de lo colectivo" en esta época en la que la cultura en general y el teatro en particular tiene que contar historias sobre la importancia de "estar y luchar juntas". "Eso es muy importante contarlo. En este caso, lo que se cuenta no deja de ser la lucha de un barrio, la lucha de unas vecinas que se han unido para reivindicar sus derechos. Y a partir de ahí, muchas cosas", explica, aclarando que los 400 días del título tienen que ver con el momento en el que empezó a escribir la obra: "Pensábamos que para el estreno estaría solucionado, pero no es así".

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Asimismo, aclara que el teatro no está para dar "soluciones" ni "moralinas", pero sí para conseguir que, "en el mejor de los casos, la gente se pregunte cosas". Justo por eso, para ella, lo mejor que puede pasar es que el público asista a ver la obra para "saber cómo es la vida de la gente en la Cañada, porque se van a dar cuenta de que es como la gente de cualquier barrio". "En el teatro, hay que darle espacio a la gente para que piense e imagine. Para mí, sería un éxito que asista todo tipo de gente a ver la obra. Gente que no entienda qué pasa en la Cañada", admite.

Y termina: "El relato oficial es que la gente que vive allí son delincuentes y que tienen plantaciones de marihuana. Evidentemente eso no es real. Para mí, el éxito sería desestigmatizar lo que se ha estigmatizado, cambiar el relato oficial de lo que se ha contado para conseguir echar a esta gente de su barrio. Sería un éxito si se comprendiera que se quiere echar a esta gente para seguir construyendo viviendas alrededor. Lo que está sucediendo es una maniobra especulativa y nos quieren vender que ahí solo viven delincuentes que plantan marihuana, cuando eso no es verdad".

400 días sin luz es un relato coral, contado por diez intérpretes que dan voz a más de una veintena de personajes de tres generaciones, tres familias, tres culturas. Forman ese elenco Khadija Ajahiou, Houda Akrikez, Taha El Mahroug, Pedro G. de las Heras, Rahma Hitach, Abdelatif Hwidar, Zaira Romero, Andrés Picazo, María Ramos y Saida Santana. El montaje se estrena este viernes en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán, donde estará hasta el domingo 13 de noviembre.

Se acaban de cumplir dos años sin luz en la Cañada Real. Concretamente, en los sectores V y VI, donde viven 4.000 personas, más de 1.800 de ellas niños, a las que hay que añadir otras 3.000 pues en los últimos meses también se ha cortado el suministro eléctrico en los sectores II, III y IV. Una situación de vulnerabilidad y vulneración de derechos fundamentales para 7.000 vecinos en el epicentro mismo de nuestro país y desde donde, en la penumbra, sus habitantes ven iluminarse Madrid en todo su hiriente fulgor noche tras noche.

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