Lo que cuenta Beatriz Moreno le sonará a más de uno: "La inmobiliaria nos lo puso muy bonito. Que teníamos que comprar una casa, que teníamos una familia, que era lo mejor para invertir, que las casas nunca iban a bajar de precio, que si yo me cansaba la podía vender e iba a ganar dinero...". Luego pasó lo que pasó: el paro, los ahorros que se acaban, tener que elegir entre comer o la cuota de la hipoteca. Cuando dejó de pagar, en 2013, debía 140.000 euros. Un año y tres meses más tarde debía 158.000 euros. En 2012 se produjeron en España 46.559 desahucios, 517 al día, según datos del Consejo General del Poder Judicial.
Es una de las protagonistas del documental Flores en la basura, dirigido por José Antonio Romero y estrenado el martes en Madrid, que compone un retrato de la crisis económica a partir de las vivencias de quienes más la sufrieron. Ángel Martín, al que se identificacomo "parado de larga duración", como a otros muchos en la película, cuenta que antes de la crisis ganaba 1.200 euros, en 2013 pasó a ganar 900, de ahí fue al paro y acabó recibiendo un subsidio de 426 euros. Su pareja, Lourdes Rodríguez, recuerda la primera carta de desahucio: "Creo que me dio hasta algo, porque estuve un rato que no sé lo que pasó". Consiguieron salir adelante gracias a la ayuda económica de su hermana, que había podido conservar su trabajo. Pero en este catálogo de males de la crisis hay también padres ancianos que pierden su vivienda por avalar la hipoteca de sus hijos, hogares en los que el único ingreso es el de la pensión de la abuela, jóvenes emigrados, trabajadoras explotadas...
Han sido más de 80 horas de entrevistas entre 2013 y 2019, resumidas en un metraje de 60 minutos. El proyecto nació queriendo ser un Inside job a la española, una réplica de aquella película ganadora del Oscar al mejor documental en 2011 sobre el temerario funcionamiento de la industria financiera y el nulo control de las autoridades, que llevaría en 2008 al colapso económico global. "Luego nos dimos cuenta", apunta Romero, "de que hacer algo parecido a Inside job iba a ser muy difícil, porque los poderosos estaban muy metidos en una campana de cristal y eran inaccesibles. Paralelamente, fuimos viendo que las experiencias personales de la gente que nos contaba cómo estaba sufriendo la crisis adquirían un interés tremendo y finalmente eran más relevantes". El casting de protagonistas tuvo mucho de trabajo periodístico, con el apoyo de reporteros como Maika Ávila, de Cadena Ser, y el equipo recorrió núcleos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, distintos barrios de Madrid y Sevilla, universidades, centros de trabajo en los que existieran conflictos laborales...
No es que en el documental no se recurra a expertos: figuran economistas como Emilio Ontiveros y Daniel Raventós, analistas políticos como Susan George o Sami Naïr, empresarios como Marcos de Quinto —entonces exvicepresidente de Coca Cola, hoy candidato de Ciudadanos al Congreso— y Antonio Garrigues Walker, y escritores como Almudena Grandes o Juan José Téllez. Pero, cuantitativa y cualitativamente, quienes pesan más en el metraje son los ciudadanos anónimos, expertos en sus propias vidas. Sus vivencias invalidan parte del discurso generado en torno a la crisis: que habían vivido por encima de sus posibilidades, que se habían endeudado para adquirir frivolidades, que jamás debieron comprar... "[Ellos] no conciben ni la han vivido de cerca, lo que es la crisis. Esos son los que han vivido por encima de sus posibilidades", protesta Ángel Martín. En 2014 no pide grandes cosas para salir del hoyo: "Lo que nos haría falta para poder vivir cubriendo gastos serían cerca de 900 euros".
El proceso de producción ha sido largo. Romero, en un principio, iba a ser solo el productor, y Benito Zambrano se encargaría de la dirección. Como el proyecto marchaba lentamente, el cineasta tuvo que dejarlo, y entró Gerardo Herrero, que también lo abandonó para dedicarse por entero a la producción de El hombre que mató a don Quijote, de Terry Gilliam. Finalmente, Romero se decidió a coger las riendas. El rodaje terminó realizándose en tres bloques, llegando al mismo 2019: en el metraje aparecen asuntos muy recientes, como las protestas de los trabajadores del almacén de Amazon en San Fernando de Henares (Madrid) —hablan Douglas K. Harper y Alfonso Domínguez, empleados y sindicalistas— y la última huelga del taxi contra la falta de regulación de las VTC —con Jesús Fernández, vicepresidente de la Asociación Profesional del Taxi, y su familia—.
Ese dilatado proceso de grabación ha permitido también seguir a algunos de los protagonistas a lo largo de los años. No a todos: "Algunos aceptaron, pero otros estaban muy quemados y solo querían dejar todo eso atrás". Entre los que sí se prestaron está Merche Atienza, otra "parada de larga duración" que hablaba amargamente de la dificultad de encontrar trabajo a los 55 años y de cómo le afectaba depender económicamente de sus padres. "Merche ha encontrado trabajo, que en 2015 no tenía y el año pasado sí, y eso le ha cambiado la vida, pese a que es un trabajo precario y mal pagado, porque de no ingresar nada a ingresar eso...", cuenta Romero. También ha encontrado empleo Lourdes Rodríguez: "Ella está un pelín peor, porque los trabajos que encuentra son trabajos de sustitución, muy temporales". Sus experiencias son muy representativas: la tasa de temporalidad del empleo en España alcanza el 26,86% y es la más alta de los últimos diez años, según datos de la EPA del cuatro trimestre de 2018.
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Es esa la idea que rige el filme: la crisis empezó, pero para la mayoría de la población aún no ha acabado. Al inicio del metraje, Garrigues Walker, en una entrevista filmada en 2013, lanza: "No creo que la crisis pueda durar otros cinco años, la humanidad no está preparada para eso". No pueden coincidir los trabajadores precarios de Amazon, las empleadas que limpian hoteles en Baleares o quienes han sufrido un desahucio por impago del alquiler, todos representados en el documental. "Saldremos e iniciaremos un periodo de crecimiento nuevo", insistía el prestigioso abogados. Le responde, gracias al montaje de César Herradura, Amanda Padillo, una joven estudiante: "¿Estamos saliendo de la crisis? Estarás saliendo de la crisis tú, guapo, porque aquí la crisis está todo el día en casa de cada uno".
A falta de una distribución comercial en salas —"No hay un solo documental que dé dinero", dice Romero—, por ahora la productora prepara presentaciones en Sevilla, Valencia, Barcelona y Cádiz. La película trata de dejar buen sabor de boca y termina haciendo un llamamiento a la protesta en la calle y en los centros de trabajo. "Esta sociedad no puede aguantar esta situación mucho más tiempo", dicen los trabajadores de Amazon. "Yo la única alternativa que veo es que este sistema economicista desaparezca", suelta Pepe Chamizo, antiguo Defensor del Pueblo Andaluz. "Y sé lo que digo, sé que es una utopía. Pero es que no veo otra". En Madrid, la proyección estuvo acompañada de la Solfónica, la orquesta que nació del 15M. ¿Corren vientos de cambio? "Eso espero", contesta Romero, "por que si no, ¿qué hacemos?".
Lo que cuenta Beatriz Moreno le sonará a más de uno: "La inmobiliaria nos lo puso muy bonito. Que teníamos que comprar una casa, que teníamos una familia, que era lo mejor para invertir, que las casas nunca iban a bajar de precio, que si yo me cansaba la podía vender e iba a ganar dinero...". Luego pasó lo que pasó: el paro, los ahorros que se acaban, tener que elegir entre comer o la cuota de la hipoteca. Cuando dejó de pagar, en 2013, debía 140.000 euros. Un año y tres meses más tarde debía 158.000 euros. En 2012 se produjeron en España 46.559 desahucios, 517 al día, según datos del Consejo General del Poder Judicial.