Lleva cuatro meses en la piel de Tess, una abogada que defiende violadores en la obra de teatro Prima Facie, pero su vida da un giro de 180ºC cuando es ella la víctima de una agresión sexual. En una de sus funciones, un hombre que, según la intérprete, fue a ver su obra sin saber el argumento, "estuvo toda la función resoplando y cabizbajo", sin apenas mirarla. Como si le molestase profundamente lo que estaba viendo. En ese momento se rompió: "Si esta persona reacciona así en un teatro, qué no hará en la vida real".
Es una de las reflexiones que sobrevuelan el Ateneo de Madrid, que acoge un diálogo con la actriz Victoria Luengo (se la conoce como Vicky pero, durante la charla confiesa que prefiere que la llamen así) y el analista Jaime García Cantero, al que asiste infoLibre. La conversación fluye en la tarde del martes y Luengo cuenta cómo durante la representación de la obra es capaz de detectar reacciones muy distintas entre el público, sobre todo el masculino: "Algunos hombres salen en shock por entender de verdad lo que significa una agresión, otros pocos han sido valientes reconociendo que habían agredido en algún momento a alguien".
La obra, basada en el libro de Suzie Miller y dirigida por Juan Carlos Fisher, tuvo la casualidad de estrenarse en mitad del caso Rubiales. Para Luengo la violencia contra las mujeres es estructural por lo que, considera que el beso sin consentimiento del expresidente de la Federación de Fútbol es solo un ejemplo más. Más recientemente hemos conocido a través de una investigación de El País que tres mujeres acusan de violencia sexual al cineasta Carlos Vermut. Una historia que, confiesa Victoria, "me ha removido mucho". En esta situación "no podemos pedir a las víctimas que quieran hablar", pues son ellas las señaladas, se les mira con lupa y en ocasiones, a quienes se difama. Por ello, "el teatro tiene el poder de acompañar al presente".
La primera y última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre las percepciones de la igualdad entre hombres y mujeres reveló hace unos días que el 44% de los hombres cree que se ha llegado tan lejos en el feminismo que ahora se les discrimina a ellos. Victoria se siente "impotente al ver el punto en el que todavía estamos", y cree que esos pensamientos se deben a que "hay muchísimas personas que no están preparadas para perder los privilegios" que han tenido a lo largo de la historia. A su juicio, una de las vías para cambiarlo es la educación, así como generar espacios de debate donde las mujeres se sientan libres y seguras. También considera importante proteger la identidad de las víctimas y la labor periodística.
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La actriz no tuvo que hablar con otras víctimas para prepararse el papel de Tess porque, contó ante el público del Ateneo, ella misma sufrió violencia sexual. Aunque, a día de hoy, aún se cuestiona lo que ocurrió: "Sigo pensando si las cosas fueron como las recuerdo". Considera fundamental que el sistema judicial apoye a la víctima, pero la transformación no se producirá si no se implica toda la sociedad. "Otra manera de conciencia es introducir en ficción personajes masculinos que aporten otras masculinidades”. Es decir, que se alejen del estereotipo de hombre heroico y combativo y se les represente como hombres que escuchan, se comunican y que piden perdón.
Ante una obra que cuestiona de una manera tan directa el funcionamiento actual de la justicia, ¿cómo han reaccionado los abogados y abogadas que han ido a verla? "Muchos me han hablado de la complejidad de legislar el consentimiento, en la que a veces no hay pruebas físicas". Sin embargo, piensa que un buen inicio sería "no exigir a la víctima que reaccione con lucha a una agresión”, ya que ante un ataque, cada persona actúa de manera diferente. La realidad es que “todos vivimos en una sociedad patriarcal, incluso los jueces, porque han nacido y crecido en esa sociedad”, concluye.
[Esta información ha sido retocada en la tarde del jueves después de que Victoria Luengo matizara en conversación con infoLibre las palabras reflejadas en la primera versión de esta crónica.]
Lleva cuatro meses en la piel de Tess, una abogada que defiende violadores en la obra de teatro Prima Facie, pero su vida da un giro de 180ºC cuando es ella la víctima de una agresión sexual. En una de sus funciones, un hombre que, según la intérprete, fue a ver su obra sin saber el argumento, "estuvo toda la función resoplando y cabizbajo", sin apenas mirarla. Como si le molestase profundamente lo que estaba viendo. En ese momento se rompió: "Si esta persona reacciona así en un teatro, qué no hará en la vida real".