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Hace unos días salió a la venta De viva voz, un libro que reúne textos escritos por Federico García Lorca desde 1922 hasta 1936 para ser leídos en voz alta: conferencias y alocuciones.
El poeta era un conferenciante de éxito que ni improvisaba ni leía dos veces la misma disertación. "Por una parte, es un caso insólito en la Generación del 27. Es el poeta que más participa de una manera activa hablando ante auditorios, con excepciones como Rafael Alberti, o Salinas y Guillén, como profesores universitarios ―nos dice Víctor Fernández, coeditor del volumen junto con Jesús Ortega―. Por otra parte, el abanico de temas que toca es amplio y él sabe ser un gran divulgador. Tiene esa capacidad para hacernos próximos el cante jondo o la poesía de Luis de Góngora pasando por la nueva pintura del momento. Tenemos su palabra escrita, pero supongo que él tenía una fuerza comunicativa que el papel no podrá recoger nunca".
Pero tenemos que conformarnos con el negro sobre blanco, porque a pesar de que vivió en un tiempo en el que los registros sonoros ya no eran una rareza, nunca le hemos escuchado. "Hizo radio y en 1935 alguna de sus intervenciones fue retransmitida, por ejemplo, por alguna emisora de Barcelona", explica Fernández. Y sabemos de alguna ocasión perdida: "Tenía una cita una mañana para que su voz quedara grabada en el Archivo de la Palabra, una iniciativa de Tomás Navarro Tomás; sin embargo, se quedó dormido y no fue", declaró Laura García-Lorca en 2014. En aquel momento se creía que se podrían encontrar documentos sonoros es en los archivos de Radio Stentor, en Buenos Aires, "pero todas las cintas están en un almacén sin clasificar. Bastantes investigadores han buscado grabaciones, pero hasta ahora no han encontrado nada".
Han pasado los años, y siguen sin aparecer. "No, no existe ninguna grabación de su voz ―asegura el antólogo―. Lo único que tenemos es una serie de grabaciones con él tocando el piano y la Argentinita acompañándolo cantando. Por desgracia, de su voz no hay nada. Ojalá algún día aparezca."
El caso Lorca es singular, sobre todo porque le hemos visto en infinidad de ocasiones hablando ante una cámara… sin sonido, como en estas imágenes de una pieza televisiva.
"Poetas por kilómetro cuadrado"
Un tesoro ahora online
Afortunadamente, las grabaciones de otros autores han corrido mejor suerte.
RNE conserva la única que existe con la voz de Ramón Gómez de la Serna, datada el 27 de septiembre de 1912 (se le puede escuchar en este reportaje de Radio 5). Y eso que el inventor de las greguerías mantuvo una intensa y apasionada relación con aquella radio que pasó de la galena a las válvulas a mediados de los felices años veinte; incluso trabajó en la recién nacida Unión Radio Madrid.
También hay registros en la Biblioteca Nacional que, en 1950, recibió 24 discos de pizarra procedentes del desaparecido Archivo de la Palabra del Centro de Estudios Históricos, dirigido por Menéndez Pidal, donde se conservaban registros de grandes figuras de la política, la sociedad y la literatura españolas. Les invito a perderse por el bosque de voces de la BNE, aunque a los efectos de este reportaje, nos detendremos en un puñado de grabaciones.
Las hay bien lejanas, de 1897, y tan pronto como en 1902 ya encontramos a un autor, Rafael de Santa Ana (1868 – 1922. También fue actor), leyendo un cuento.
Se registra una eclosión sonora en 1931: escuchamos a Juan Ramón Jiménez lee un poema y un texto en prosa ("Partida: Pureza del mar"; "Gusto: Belleza consciente"; a Azorín hablando de "La creación artística"; o a Ramón del Valle Inclán reproduciendo la llegada del Marqués de Bradomín al Palacio de Brandeso (de Sonata de Otoño).
También comparece Pío Baroja con un peculiar Elogio sentimental del acordeón (además de su Discurso del poeta Cahusac). A Baroja, por cierto, lo pudimos ver en el cine: hizo una aparición (más que un cameo, menos que un protagonista) en Zalacaín el aventurero, de Juan de Orduña (1955).
Y sin abandonar aún 1931, pero a punto de consumirlo, el 3 de diciembre, se dejó grabar don Miguel de Unamuno elogiando El Poder de la Palabra: "Un crítico francés de nuestra literatura española, dijo, que en España, apenas hay escritores, sino oradores por escrito. Acaso es cierto ―asegura el bilbaíno―. Por mi parte, nada me molesta más, que oír decir de alguien que habla como un libro, prefiero los libros que hablan como hombres. Y lo que es menester, es que la gente aprenda a leer con los oídos, no con los ojos. La palabra es lo vivo. La palabra es en el principio. En el principio fue el verbo, y acaso en el fin será el verbo también. Cristo, el Cristo, no carpintero sino armador de casas, no dejó nada escrito: toda su obra fue de palabra…"
Del año siguiente son estas grabaciones de Ortega y Gasset ("El quehacer del hombre" y "Concepto de la Historia") y de Jacinto Benavente (leyendo el prólogo de Los intereses creados y el monólogo del ladrón de sueños de Vidas cruzadas).
Otras voces, otros ámbitos
Uno de los placeres que el buceo virtual proporciona es encontrarse con voces, a veces refugiadas en instituciones oficiales, en ocasiones ofrecidas por espontáneos entusiastas que se han zambullido antes que tú.
Así, puedes retroceder hasta 1889 (o 1890), cuando Walt Whitman eternizó, gracias a Thomas Alva Edison, su poema America (casi completo, faltan las dos últimos versos… ¿quizá por falta de "memoria" del ingenio grabador?) en un cilindro de cera. Al parecer, hay quien duda de la autenticidad de la grabación, pero la tentación de reproducirla es grande.
A Edison debemos también una grabación de Lord Alfred Tennyson leyendo su obra The Charge of the Light Brigade (La carga de la Brigada ligera). Obvien el peregrino efecto generado por el autor del vídeo, céntrense en la voz del artista… si pueden.
La inmersión es interminable, cada fragmento rescatado te lleva a uno nuevo.
1911-1914. Guillaume Apollinaire recita dos de sus poemas, Le pont Mirabeau ("Sous le pont Mirabeau coule la seine/ et nos amours (pourquoi) faut-il qu’il m’en souvienne") y Marie.
1924. A petición de Sylvia Beach, la mujer detrás de Shakespeare and Company y editora de Ulises, James Joyce se acerca a los estudios de HMV. "La grabación fue un suplicio para Joyce y el primer intento, un fracaso ―nos cuenta Beach―. Volvimos y empezamos de nuevo, y creo que el disco de Ulises es una interpretación maravillosa. Nunca lo escucho sin sentirme profundamente conmovida. Joyce había elegido el discurso del episodio de "Eolo", el único pasaje que se podía extraer de Ulises, dijo, y el único que era ‘declamatorio’ y, por tanto, adecuado para recitar". Sospechaba Beach, sin embargo, que esas no fueron las razones verdaderas: "Creo que expresó algo que quería decir y preservar en su propia voz".
Un lustro después (1929), el irlandés reincidió con un fragmento de Finnegans Wake, Anna Livia PlurabelleAnna Livia Plurabelle.
1930. Arthur Conan Doyle habla, mirando a cámara, de los orígenes de Sherlock Holmes ("Empecé a pensar en convertir los métodos científicos, por así decirlo, en el trabajo de detección") y sobre la popularidad del personaje ("Incluso había señoras que escribían para decir que estarían muy contentas de actuar como ama de llaves [de Holmes]"). Luego, la entrevista gira hacia los "asuntos psíquicos" que tanto le interesaron…
1931. JM Barrie, autor de Peter Pan, inaugura una estatua de Henry James. Y pronuncia unas palabras.
1937. La BBC emite la serie Words Fail Me (Me fallan las palabras). El episodio de fecha 29 de abril está protagonizado por Virginia Woolf: es la única grabación con su voz, fragmento de una charla titulada Craftsmanship, artesanía.
1940. "Una noche [de ese año], después del preestreno de una película, caminábamos por Hollywood Boulevard hacia el aparcamiento cuando vimos una pequeña tienda que anunciaba ‘Haga sus propios discos, escúchese hablar’. Entramos y Scott grabó cuatro lecturas. Recuerdo bien la Oda a un ruiseñor de Keats y algo del Otelo de Shakespeare." Es un fragmento de The Real F. Scott Fitzgerald Thirty-Five Years Later, de Sheilah Graham, que alguien copia en los comentarios de esta página donde se reproduce la grabación.
1947. 13 de diciembre. Albert Camus lee un fragmento de El extranjero…
1950. Ernest Hemingway habla de su novela Al otro lado del río y entre los árboles. (Pregunta: ¿dirían ustedes que estaba bebido?)
1952. Entrevista a John Steinbeck en la que se trata de Las uvas de la ira y de cómo la vida ha cambiado desde su publicación, en 1939. El autor admite que muchos problemas han quedado resueltos, y que las soluciones han sido fruto del trabajo de mucha gente. "Tenemos mucho más que resolver, pero al menos estamos en camino".
1958. Ian Fleming, padre de James Bond, y Raymond Chandler, el padre de Philip Marlowe, hablan en la BBC de cosas de padres. Chandler no había sido grabado nunca antes, no lo sería nunca después.
1962. Una sorprendentemente alborozada Sylvia Plath asegura, en una entrevista, que "la poesía es una disciplina tiránica".
Vuelta a casa
Ver más¿Traductor o doble?
La de esta última grabación enlazada, la de Plath, es una época plenamente audiovisual. Hoy en día, la radio sigue siendo casa de acogida para los literatos, pero la tele (al menos por estos lares) no es tan hospitalaria con ellos. Pero incluso aquí hubo un tiempo en el que los platós televisivos acogían a los grandes nombres de la literatura, y estos nos dedicaban su tiempo al margen de giras promocionales y actos patrocinados. Qué tiempos aquellos en los que la caja era, quizá, un poco menos tonta que ahora.
Y queda constancia: basta con acercarse a la web de RTVE y recuperar los archivos de A fondo, un programa por el que en los años 70 y primeros 80 de siglo pasado desfilaron Josep Pla, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Juan Rulfo, Mercé Rodoreda, Salvador Espriu o Miguel Delibes. Un tesoro.
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