INVASIÓN DE UCRANIA
Abramovich y su exesposa poseen una colección de arte de 1.000 millones de dólares que ha eludido las sanciones
Los expertos dicen que es una de las colecciones de arte privadas más impresionantes del mundo. Compuesta por más de 300 piezas, incluidas obras de Picasso, Monet y Degas, fue valorada en 2018 en casi 1.000 millones de dólares.
Esta sorprendente colección fue adquirida a lo largo de los años por el multimillonario ruso Roman Abramovich y su exesposa, Dasha Zhukova, según revelan documentos corporativos filtrados desde Chipre. Y, a pesar de las sanciones impuestas contra los oligarcas rusos a raíz de la invasión de Ucrania el año pasado, la pareja todavía disfruta de acceso a estas valiosísimas obras.
En febrero de 2022, pocos días después de que el Gobierno británico advirtiera a los oligarcas cercanos al Kremlin de que la invasión podría acarrearles sanciones, el fideicomiso chipriota que poseía la colección fue reestructurado, reduciendo la participación de Abramovich por debajo del umbral crucial del 50%.
Los detalles se revelan en archivos encontrados por el periódico británico The Guardian, el consorcio de medios de investigación OCCRP, al que pertenece infoLibre, y otros medios asociados, entre la información filtrada de MeritServus HC Limited, un proveedor de servicios corporativos chipriota, y publicados por la plataforma de ciberactivistas Distributed Denial of Secrets (DDoS).
La afición de Abramovich y Zhukova por el arte no es nada nuevo. La pareja cultivó su reputación de amantes del arte a lo largo de sus nueve años de matrimonio, cofundando un importante museo de arte contemporáneo en Moscú. Zhukova es fideicomisaria del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Y cuando Abramovich pagó 33,6 millones de dólares por Supervisora de ganancias durmiendo, de Lucien Freud, considerada una de las cimas del arte moderno, estableció un precio récord para la obra de un artista vivo.
Pero el tamaño de su colección privada, revelada en los archivos chipriotas filtrados, supera con creces lo conocido hasta ahora. Entre las obras se encuentran Le Jeune Toreador de Picasso y La Plage à Trouville de Monet, además de esculturas de Henry Moore, Anthony Gormley y Alberto Giacometti.
Una base de datos de obras de arte propiedad de oligarcas rusos recopilada por el Gobierno ucraniano para confiscarlas sólo incluye cuatro piezas relacionadas con Abramovich, muy lejos de la colección ahora descubierta.
“Se podría llenar un museo con ella, es una colección asombrosa”, declara a The Guardian Andrew Renton, profesor de Comisariado de Arte en el Goldsmith’s College, de la Universidad de Londres. “No es la vulgar colección de un nuevo rico, demuestra muy buen gusto. Si tienes suficiente dinero, puedes comprar un pedazo de historia”.
El experto en arte y consultor Claudio Metzger está de acuerdo. “Son obras prestigiosas”, destacó a L'Espresso, uno de los medios de OCCRP. “Se trata de piezas icónicas, de museo. Me sorprende ver juntas todas estas creaciones”.
OCCRP y The Guardian ya revelaron en su día cómo MeritServus HC Limited parecía seguir trabajando para Abramovich incluso después de la invasión de Ucrania. La empresa fue sancionada posteriormente por el Gobierno del Reino Unido. Abramovich y MeritServus no han respondido a las preguntas que OCCRP les ha enviado por correo electrónico. Zhukova ha declinado hacer ningún comentario.
Una diferencia del 1%
Las obras que se han descubierto gracias a la filtración eran técnicamente propiedad de Seline-Invest, una empresa domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas que fue trasladada a la isla británica de Jersey en junio de 2017 y finalmente mantenida en un fideicomiso con sede en Chipre llamado Ermis Trust Settlement.
Seline adquirió las obras a empresas de Abramovich en la época en que se divorció de Zhukova, en 2017 y 2018. Los precios que figuran en los documentos de venta desglosados ascienden a 963 millones de dólares.
En enero de 2021, Zhukova se convirtió en beneficiaria “adicional” de Ermis, que originalmente se había creado sólo para Abramovich en 2010. Las acciones de la pareja, ahora divorciada, se fijaron al 50%. Pero en febrero de 2022, justo antes de la invasión rusa, el fideicomiso se reestructuró para aumentar la participación de Zhukova al 51% y reducir la de Abramovich al 49%. El cambio pudo haberse diseñado para proteger las obras de arte de las sanciones que se avecinaban, ya que éstas a menudo se aplican sólo a los activos que son propiedad al 50% de las personas incluidas en la lista negra.
De hecho, Abramovich fue sancionado por el Reino Unido y la UE en la primera quincena de marzo de 2022 por su supuesta asociación con Putin. Aunque algunos de sus activos más visibles fueron congelados y se vio obligado a vender el Chelsea FC, las obras de arte permanecieron intactas.
“La regla del 50% funciona con ligeras diferencias según las jurisdicciones, pero en cualquier versión de las normas resulta atractivo reducir el interés del beneficiario de un fideicomiso que probablemente va a ser sancionado”, explica Tom Keatinge, director del Centro de Estudios sobre Delitos Financieros y Seguridad del think tank británico Royal United Services Institute. “Eso ocurrió en muchos casos en el periodo previo a la guerra, con la esperanza de mantener los activos fuera del alcance de las autoridades sancionadoras”, añade Keatinge.
Zhukova, que es ciudadana estadounidense, no ha sido sancionada y se ha manifestado en contra del ataque de Rusia a Ucrania. No hay indicios de que estuviera al tanto o involucrada en el cambio de su participación en Ermis, ya que los administradores del fideicomiso tenían el poder de hacer tales alteraciones sin su conocimiento.
Keatinge apunta que es probable que los oligarcas cercanos a Putin tuvieran “una estrategia para hacer frente al aumento de la presión [de las sanciones]” incluso antes de ser sancionados. “Este es un ejemplo de oligarca que aplica una estrategia bastante simple para salvaguardar su riqueza”, indica.
Se priva al público de las obras de arte
La filtración muestra cómo Abramovich y Zhukova reunieron su colección. A finales de 2010, Abramovich fichó a Sandford Heller, asesor de arte de los coleccionistas más ricos del mundo, con un contrato de 500.000 dólares al año. Durante los seis años siguientes, Heller ayudó a Abramovich y Zhukova a reunir la colección. Heller no respondió a la solicitud de comentarios que le ha cursado OCCRP.
La ubicación de las obras se desconoce. Pero los documentos a los que ha tenido acceso OCCRP muestran que algunas de ellas estuvieron almacenadas en Londres durante años. A diferencia de otros famosos inversores en arte, Abramovich y Zhukova no han expuesto toda su colección al público. Algunas piezas se han prestado ocasionalmente a exposiciones, pero normalmente de forma anónima; en sus etiquetas sólo podía leerse “colección privada”.
Las mansiones, yates, aviones y propiedades en Europa de 35 jerarcas rusos
Ver más
Un perfil de 2021 de Zhukova colgado en un sitio web de arte describía cómo sus residencias están llenas de obras de arte: “Convive con todo tipo de creaciones, desde una pintura figurativa de Mark Tansey hasta una abstracta de Piet Mondrian”. Pero las piezas de la colección no se han visto en público desde las sanciones contra Abramovich, probablemente debido a las complicaciones que le han causado.
“Es lamentable que el fideicomiso que posee estas obras no pueda prestarlas debido a las sanciones”, declara a The Guardian la experta en el mercado del arte Georgina Adam. “Estas sanciones”, señala, “se impusieron por una buena razón. Ahora, la consecuencia de las inversiones en arte de Abramovich es que el público se ve privado de la oportunidad de disfrutar de algunas de las más grandes obras modernas y contemporáneas”.
La filtración revela que, antes de ser sancionado, Abramovich hizo trasladar ciertas piezas a sus mansiones europeas o a su yate de 1.300 millones de dólares. Según los contratos de préstamo entre Seline y las empresas asociadas a las propiedades de Abramovich, las obras de arte salieron del almacén para ser expuestas en privado. “Es una tragedia que esta colección vaya a permanecer invisible durante mucho tiempo, a menos que se llegue a algún tipo de solución”, protesta Andrew Renton. “Hay muy pocos cuadros de este tipo para que eso ocurra”, concluye.