Ahogados por los recortes tres años después

Santiago Carcar / Begoña P. Ramírez

Si como sostiene el economista José Carlos Díez “una depresión equivale a una guerra”, España ha superado todas las marcas. La guerra civil (1936-1939) duró menos. El 9 de mayo de 2010, de madrugada y desde Bruselas, donde se celebraba la reunión de ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo, la exministra de Economía, Elena Salgado, advertía al entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que estaba rodeada. Y con ella, España.

El país estaba a punto de ser intervenido (Grecia había caído un mes antes)

y el Gobierno, forzado a abandonar la política de ajustar las cuentas sin renunciar al crecimiento. El nuevo mantra: austeridad. El resultado: el austericidio. El 12 de mayo, Rodríguez Zapatero anunciaba recortes por importe de 15.000 millones. Empezaba la pesadilla.

Desde mayo de 2010, las medidas de ajuste se han llevado por delante millones de empleos (tres millones desde 2007, 1,2 millones en el úlitmo año), el 16% de la ocupación; el paro ha pasado del 20,1% (2010) al 27,2% de la población activa y la deuda pública del 61,5% del PIB al 90,2%. Mientras, la prima de riesgo (diferencia de tipos entre el bono alemán a 10 años y el bono español), que llegó a los 638 puntos en julio de 2012, se mantiene en torno a los 300 puntos, el triple que a comienzos de 2010.

Un dudoso triunfo

Pese a ello, el Ejecutivo presenta el dato como un triunfo. El colosal sacrificio aplicado a la sociedad en los últimos años, con especial intensidad desde comienzos de 2011, con la llegada del Gobierno del PP al poder, se ha traducido en 6.202.700 desempleados

6.202.700 desempleados. De ellos, la mitad no cobran prestación. Más de 600.000 familias no tienen ningún tipo de ingreso. El resultado de tanto esfuerzo: el déficit público ha pasado del 9,7% del PIB de 2010 al 10,6% de 2013.

En ese porcentaje (que el Ejecutivo limita al 6,3%) se incluyen los 40.000 millones del rescate bancario recibidos del Mecanismo de Estabilidad Europeo (Mede) para evitar el desplome 40.000 millones del rescate bancario del que hasta 2010 se calificaba, en España por supuesto, como el sistema bancario más saneado del mundo.

El economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, marca el inicio de las recetas que han acabado en austericidio en septiembre de 2009. “En aquella reunión del World Economic Forum, se da el pistoletazo de salida” a las medidas de consolidación fiscal y ajuste, explica. Pero donde el FMI recomendaba ajuste gradual, cuidadoso, de 1,3 puntos sobre el PIB al año, Europa se lanzó en tromba.

“Europa” sostiene Díez “lo ha hecho todo mal, al revés, y todos los países a la vez. El resultado, brutal, una crisis de crédito y financiera” que ahoga a países como España. ¿Diferencias entre lo que hizo Zapatero en el Gobierno y lo que hace el Gobierno del PP? “Zapatero”, explica Díez, aplicó en 2010 un ajuste más intenso de lo deseable, pero intentó proteger a las capas más débiles”. El PP, al aplicar ajustes “extremadamente exclusivos”, no.

Sacrificio sin fin

Entonces ¿para qué ha servido un sacrificio al que no se ve fin? Tanto el Gobierno socialista, que pagó con el desplome electoral, como el popular, que ha incumplido su programa electoral para ajustarse a las medidas de austeridad, han respondido de la misma manera. Aseguran que todo, lo que incluye renunciar a sus programas, lo han hecho para evitar la intervención del país por parte de la troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional).

Todo para evitar convertirnos, como Irlanda, Grecia y Portugal, en un país controlado, sin capacidad de decisión. Grecia Así justificaron, entre otros cambios, la modificación express del artículo 135 de la Constitución en el verano de 2011 para limitar el déficit al 0,40% del PIB en 2020 y garantizar el cumplimiento de las obligaciones de pago de la deuda.

El balance de los 1.000 días de ajuste se escribe rápido: España ha evitado la intervención y cuenta con dos años más, hasta 2016, para ajustar el déficit de las cuentas públicas al límite del 3% que exige Bruselas. Pero el precio es muy alto.

La reforma laboral del PP, con los ERE como herramienta fundamental, ha convertido el mercado de trabajo en un erial, dominado por la precariedad; las subidas de impuestos (“recargo temporal de solidaridad”, lo denominó el ministro de Hacienda, Montoro), que se mantendrán al menos hasta 2015, han detraído el consumo y han deprimido aún más al conjunto de la economía, llas quiebras empresariales siguen en niveles récord de crecimiento tras cinco años de pesadilla y el crédito no fluye a las pequeñas empresas y a los particulares.

Más desigualdad

Otra consecuencia: la desigualdad. La Fundación Alternativas señala que en España ha crecido rápidamente. Si se compara lo que posee el 20% más rico con el 20% más pobre, Fundación AlternativaEspaña se convierte en el país con más desigualdad junto a Lituania.

“Mil días después” explica Emilio Ontiveros (Analistas Financieros Internacionales, AFI) está claro que la política de austeridad a ultranza “ha fracasado”. “Hay una evidencia clara de que contrae el crecimiento” asegura. Junto al fracaso, un problema de enfoque. “Se aplicó la terapia a las finanzas públicas cuando el problema era de endeudamiento privado excesivo”.

España, que en 2007 ocupaba el quinto puesto de los países europeos con las finanzas más saneadas (superávit cercano al 2% del PIB) y deuda pública en el 35%, está hoy “al borde la anorexia”, explica Ontiveros. ¿Se ha llegado al punto de no retorno? “Se ha llegado al hueso” asegura el economista.

Errores de enfoque

Y todo ello, mientras se siguen cometiendo errores de enfoque. Por ejemplo, con la prima de riesgo.prima de riesgo.“Atribuir el descenso de la prima a los esfuerzos de consolidación” señala Ontiveros, es un error, porque tras la caída están el BCE y las compras de deuda por los bancos españoles.

Los impagos de la Administración multiplican las quiebras empresariales

Ver más

Marcel Jansen, investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), cuyos patronos son algunas de las mayores empresas y bancos españoles coincide con Ontiveros en que la política de ajuste impulsada desde Bruselas no ha sido la adecuada. ¿Por qué? Por el “altísimo” y “exagerado” coste que aplicar fuertes recortes en el corto plazo, y en plena crisis, está suponiendo para los países del sur.

Por un lado, sostiene Jansen, porque los objetivos de reducción del déficit impuestos son casi imposibles de cumplir y porque se ha cometido el error de adelantar los recortes a las reformas. “Si éstas se hubieran hecho al principio de la crisis, habríamos tenido un amplio margen fiscal para suavizar su coste para los afectados”, explica el economista holandés. Por el contrario, recortes se ha convertido en España en sinónimo de reformas “y no son lo mismo”.

Rajoy presume de que su gestión ha evitado el rescate al país, cuando Jansen cree que, hace un año, habría sido lo más beneficioso. Y asegura que esa alergia no es más que un “deseo partidista” del presidente del Gobierno, quien quería evitar así su “testamento político”. Para el holandés, en cambio, quien ha salvado a España no ha sido Rajoy, sino el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, cuando el verano pasado calmó a los mercados con su anuncio de ayuda.

Si como sostiene el economista José Carlos Díez “una depresión equivale a una guerra”, España ha superado todas las marcas. La guerra civil (1936-1939) duró menos. El 9 de mayo de 2010, de madrugada y desde Bruselas, donde se celebraba la reunión de ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo, la exministra de Economía, Elena Salgado, advertía al entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que estaba rodeada. Y con ella, España.

Más sobre este tema
>