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La brecha salarial se dispara en los puestos directivos

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El Instituto de Empresa y la consultora Inforpress presentaron el pasado martes como un éxito que las compañías del Íbex 35, la elite empresarial española, cuenten ya con 64 mujeres en sus consejos de administración, un famélico 12,75%, muy alejado del 40% que la Comisión Europea se ha fijado como objetivo para 2020. En realidad, no sólo no hay motivos para la euforia, sino más bien para la preocupación.

Porque estudios de entidades tan dispares como el Ministerio de Sanidad y los sindicatos UGT y CCOO coinciden en que cuanto mayor es la formación de las mujeres y más elevado su puesto en la jerarquía de la empresa en que trabajan, mayor es la brecha salarial con sus equivalentes masculinos.

Así, la diferencia de sueldos alcanza el 41,3% si lo que se mide son las remuneraciones por rendimiento, por un 19,3% de desfase en las retribuciones por hora, según Determinantes de la Brecha Salarial de Género en España, un informe elaborado por Sanidad y el Consejo Superior de Cámaras. El documento concluye con un dictamen claro: “Las mujeres cobran menos que los hombres en todos los conceptos retributivos analizados sólo por razón de su sexo”. Pero añade un matiz significativo: la diferencia es mayor si se tienen en cuenta los pagos por rendimiento, “más variables y menos conocidos y objetivos”.

Es decir, las mujeres han avanzado a paso de gigante en las últimas décadas hasta superar a los hombres en número de matrículas universitarias, se han incorporado a sectores productivos y profesionales antes exclusivos del sexo masculino, han conseguido que la legislación las iguale en derechos y libertades, han revolucionado los usos y costumbres sociales y sexuales… Para encontrarse, acariciando la cumbre, con que se sigue minusvalorando su trabajo y sus capacidades.

Más discrecionalidad

El estudio de Sanidad y las Cámaras destaca que la diferencia salarial aumenta entre los titulados universitarios y de FP, el personal directivo, quienes tienen contratos indefinidos o convenios colectivos de ámbito reducido, pero también cuanto mayor es la empresa. De forma que las mujeres directivas llegan a ganar de media un 33,2% menos que los hombres de su misma categoría. Curiosamente, en los escalones salariales y profesionales más bajos, la diferencia es mucho menor. Hasta el punto de que es sólo del 9,22%, por ejemplo, en el sector de la construcción.

“Es en los puestos de alta gestión donde hay más arbitrariedad y discrecionalidad a la hora de fijar los salarios”, explica la catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Es territorio que escapa a la competencia del convenio colectivo. Las cifras que maneja el sindicato UGT revelan que, en efecto, los pagos extraordinarios disparan las diferencia salarial entre hombres y mujeres hasta un 27,56%, cinco puntos porcentuales por encima de la distancia existente entre los sueldos fijos de ambos sexos.

Claro que también buena parte de esos ingresos adicionales corresponden a horas extraordinarias, donde la brecha supera el 56%. Lina Gálvez lo atribuye a la menor disponibilidad horaria de las mujeres, que aún atienden de forma mayoritaria el cuidado de los hijos y la casa –el 21,4% de las trabajadoras dedica tres horas o más al día a las tareas del hogar, frente al 4,5% de los hombres, según CCOO–, o que, a la hora de negociar sus pluses, optan por la flexibilidad horaria para conciliar mejor su vida familiar con la laboral.

Estereotipos y 'miniyo'

CCOO también destaca que si bien el número de mandos intermedios masculinos duplica al de mujeres en las pequeñas y medianas empresas, la cifra se multiplica por cuatro en las grandes. A juicio de la catedrática Gálvez, en los ascensos también funcionan los estereotipos. “A los hombres el liderazgo y la autoridad se les suponen”. Al igual que “el proceso del miniyo”; es decir, el jefe elige a quienes considera más parecidos a él. O mecanismos más sutiles, como ofrecer formación suplementaria a los hombres, lo que les facilita el ascenso, y no a las mujeres.

Otro dato que puede corroborar ese 53% de la brecha salarial que el estudio de Sanidad y las Cámaras atribuye exclusivamente al sexo es que la diferencia de sueldos es el doble (28,25%, según UGT) en el sector privado que en el público (12,34%) , donde los sistemas de acceso y promoción son más objetivos (oposición). Las entrevistas personales, por el contrario, son caldo de cultivo para la subjetividad.

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También en la base

En cualquier caso, la discriminación en el vértice de la pirámide afecta aún a un número pequeño de mujeres si se compara con las condiciones que soportan aquéllas situadas en la base. Hay un 159% más de mujeres que cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), 645,30 euros, pero un 60,3% menos que hombres que ganen más de ocho veces ese sueldo básico.

Aún hoy, el 80% del trabajo a tiempo parcial lo hacen las españolas. No porque quieran, sino porque no encuentran jornadas a tiempo completo. Y para que una mujer pueda cobrar el sueldo de un hombre sin estudios (18.110 euros al año, según las cifras de UGT) necesita un grado de Formación Profesional (17.013 euros anuales) o incluso ser diplomada universitaria (19.001 euros).

El Instituto de Empresa y la consultora Inforpress presentaron el pasado martes como un éxito que las compañías del Íbex 35, la elite empresarial española, cuenten ya con 64 mujeres en sus consejos de administración, un famélico 12,75%, muy alejado del 40% que la Comisión Europea se ha fijado como objetivo para 2020. En realidad, no sólo no hay motivos para la euforia, sino más bien para la preocupación.

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