El mercado laboral español no es una ola congelada, pero encierra lo que el presidente de la Asociación de Agencias de Empleo y Empresas de Trabajo Temporal (Asempleo), Andreu Cruañas, califica de “paradoja”. La formula: “Hay en torno a 3 millones de personas desempleadas y eso coexiste con una cifra de alrededor de 150.000 vacantes que no se han logrado cubrir, cualificadas y no”. Según Eurostat, el número de empleos libres entre octubre y diciembre del pasado ejercicio fue en concreto de 138.460, cantidad inferior a los 155.797 del trimestre anterior, aunque en un nivel similar a los 140.517 de un año antes.
A lo expuesto, hay que añadir otro fenómeno. “La fuga de talento. Las personas con cualificación que deciden marcharse, si no han adquirido compromisos que los arraiguen a un territorio como una hipoteca, una pareja con un salario en el mismo sitio, hijos…”, complementa Cruañas. Una investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA concluyó que la pérdida de capital humano para España por el efecto de la emigración en 2022 ascendió a casi 150.000 millones de euros.
La suma de todos esos elementos y algunos otros como la demografía hace que existan actividades bajo presión, por la falta de personal. El presidente de Asempleo anota varias: “Por un lado tenemos algunas de alta cualificación, entre las que estarían las ingenierías, las profesiones digitalizadas, o las que están alrededor de las ciencias de la salud, no sólo medicina. También hay un gran déficit de perfiles de atención, domiciliaria y en residencias tanto de personas con discapacidad como de la tercera edad, y otros similares como son las auxiliares de clínica”. Si se coloca la lupa en la sanidad, sólo en las plantillas de atención primaria habría que contar con 15.500 enfermeros y 5.000 médicos más en todo el país, a la luz de lo reflejado en un trabajo sobre el tema de un grupo de expertos de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitarias (Sespas). Fuentes sindicales indican además que “la tendencia no se va a revertir” en el futuro cercano.
Pero hay más. “La perspectiva para el ámbito de la construcción es que, para los próximos años, el sector demandará entre 700.000 y 800.000 personas en los diferentes subsectores, especialmente por la llegada de los fondos europeos y de las inversiones de diverso tipo vinculadas a profesiones" de esa parcela, señala Andreu Cruañas. “Y aquí –apostilla–, a pesar de que se está invirtiendo en formación, no se encuentran los candidatos para ingresar en esa área". Y desde el sector del transporte cuantifican en más de 25.000 los conductores que serán necesarios en un periodo de tiempo no muy extenso.
En la agricultura, “el problema empieza a ser del tamaño de un dinosaurio”, avisan gráficamente desde el Sector Agroalimentario de UGT FICA, debido sobre todo “a la falta de relevo generacional. Los jóvenes no quieren dedicarse a un trabajo tan duro como el campo”, admiten. El presidente de Asempleo ratifica que “el caso agrícola es paradigmático”. “En el verano de la pandemia, el Gobierno permitió que las personas en desempleo y cobrando prestación pudieran trabajar para el sector agrícola, compatibilizando el salario íntegro con el cobro de la prestación. Aun así, no se cubrió la demanda de operarios para labores agrícolas”, recuerda.
Continúa con el goteo. La esfera de la hostelería y la restauración tampoco se salva de la escasez de personal. “Esperamos que para esta Semana Santa podamos contratar los trabajadores que nos han solicitado las empresas, porque hay un incremento, de momento, de en torno al 6%, que coincide con el alza de las reservas hoteleras”, plantea con la vista puesta en el corto plazo. Más allá, explica que este sector tiene, en esencia, “un déficit de camareros, tanto de barra como de mesa o terraza, y de personal de cocina”, una tendencia que seguirá, “si no se toman medidas”.
“Con los concursos televisivos de cocina, se han despertado algunas vocaciones que ahora están bien vistas, pero casi nadie tiene vocación de camarero y es un problema grave porque hay un déficit elevado de personas para trabajar que no está siendo cubierto, a pesar de que las escuelas de hostelería están haciendo un esfuerzo intensivo”. No así, a su juicio, las administraciones, al menos en lo referente a “la organización de las políticas activas de empleo”, lo que repercute en todas esas profesiones. “Creemos que han de tener un papel dinamizador y facilitador claro, que debería empezar antes de la entrada en el mercado laboral, en la fase de orientación del candidato para que éste sepa cómo encajan sus habilidades, competencias e intereses con el trabajo que va a existir entre las ocupaciones”. Una actividad de orientación que, en su opinión, debería extenderse a “toda la vida laboral, porque, con el escenario de jubilación de hoy, puede durar entre 45 y 47 años” y en ese tiempo “todo va a cambiar”. De hecho, reconoce que no puede aventurarse a decir qué habilidades y competencias serán necesarias, a diez o quince años vista.
En lo que sí pone el acento es en los “dos graves problemas” que ya detectan ligados a la empleabilidad: "Las personas que no encuentran su puesto justo porque a lo mejor no han recibido una orientación y una formación adecuada; y el que las empresas, como las consultorías tecnológicas o de ingeniería, no puedan llevar a cabo expansiones porque no tienen el capital humano para hacerlo”. Y eso, carecer de plantillas “bien formadas que conecten con las necesidades productivas del país”, está impidiendo, a su entender, que “el modelo productivo evolucione”.
“Necesitamos –advierte el presidente de Asempleo– un país en el que el equilibrio entre el sector servicios y el industrial se balancee un poco más hacia un segundo con mayor valor añadido, y eso sólo se consigue con el i+D y éste con personas cualificadas”, incide. En ese sentido, desde las organizaciones sindicales reclaman que se aproveche el auge de la digitalización y la robotización para potenciar la reindustrialización.
Edad, productividad y la España vaciada
En línea con lo desgranado, en el informe El reto de las vacantes en España, elaborado por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), en 2023 se refleja la “especial dificultad” que existe “para encontrar perfiles STEM (sigla en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) o muy técnicos”, en un contexto “de cambio en muchos sectores antes más intensivos en mano de obra no cualificada, como la construcción, pero que cada vez precisan más trabajadores formados en tecnologías”. Junto a ello, “se observa la desaparición de algunos oficios tradicionales”, a lo que se engarza que “la falta de personal alcanza al propio relevo generacional de las empresas”, a los directivos, que no tienen sustitutos que se hagan cargo de la entidad al jubilarse.
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El envejecimiento de la población se ha trasladado al mercado laboral: “Los datos muestran un incremento de la edad media generalizado, en ramas de actividad, ocupaciones y situación profesional”. Mientras en 2008 “la rama de actividad cuyos ocupados tenían la mayor edad media era la agricultura y ganadería, con 43 años”, en la actualidad, “en 12 de los 20” espacios de actividad, “la edad media de los trabajadores supera los 44 años, con 5 de ellas" por encima de los 46. La elevada edad de las plantillas, “y su consecuencia de mayor absentismo, es uno de los motivos detrás del estancamiento de la productividad”, se asegura en el análisis de Cepyme que, calcula que “el PIB anual español podría ser de unos 115.000 millones mayor de lo que es”, si se mejorara ese aspecto.
En el informe consta, asimismo, que hay dos actividades, información y comunicaciones y actividades profesionales, en las que las vacantes “se sitúan en el máximo histórico” y que, comparando el dato del primer trimestre de 2023 con la media 2013-2022, los huecos por rellenar “exceden marcadamente el promedio histórico en los casos de transporte”, así como “finanzas y seguros”.
Hay en el trabajo documental otro apunte significativo: “El desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo ahonda en el problema de la despoblación de la llamada España vaciada, minando su tejido productivo y concentrando el mercado laboral español en un puñado de zonas de mayor dinamismo”.
El mercado laboral español no es una ola congelada, pero encierra lo que el presidente de la Asociación de Agencias de Empleo y Empresas de Trabajo Temporal (Asempleo), Andreu Cruañas, califica de “paradoja”. La formula: “Hay en torno a 3 millones de personas desempleadas y eso coexiste con una cifra de alrededor de 150.000 vacantes que no se han logrado cubrir, cualificadas y no”. Según Eurostat, el número de empleos libres entre octubre y diciembre del pasado ejercicio fue en concreto de 138.460, cantidad inferior a los 155.797 del trimestre anterior, aunque en un nivel similar a los 140.517 de un año antes.