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La 'calidad del empleo' según Báñez: más trabajadores temporales y a tiempo parcial con salarios que no llegan a fin de mes

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“España vive una primavera del empleo” gracias a la que la salida de la crisis “a la española” ha sido “muy social”. En consecuencia, “el empleo que se está recuperando es de mayor calidad que el que se fue con la crisis”. El encendido elogio a la evolución del mercado laboral desde que el PP llegó al poder en 2012 ocupó la mayor parte de la comparecencia de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, en el Congreso, cuya presencia habían solicitado los grupos de la Cámara para que les explicara cuál va a ser el futuro del Plan Prepara, las ayudas de 400 euros para los parados que han agotado el resto de las prestaciones. Y provocó la “perplejidad” de los diputados, en palabras del representante de PeDECAT, Carles Campuzano, por el “exceso de triunfalismo” de la ministra y el “spot publicitario de un país de Disneylandia” que había presentado en su intervención. Yolanda Díaz, de En Marea, acusó a Báñez de “mentir a los españoles” con sus loas a la calidad del empleo que se crea en España.

Según las explicaciones que dio la ministra en la Comisión de Empleo, la salida de la crisis está siendo en España “sólida, sana y social”. Sólida porque se basa en un “vigoroso crecimiento económico”, sana porque ha corregido los déficits estructurales de la economía española, y social porque dedica todo ese crecimiento a crear empleo. Así, los ingresos de la Seguridad Social están mejorando gracias a la mayor recaudación por cotizaciones sociales, lo que a su vez garantiza la sostenibilidad de las pensiones.

Pero es que, además, ese empleo que se crea es inclusivo –favorece a mujeres y jóvenes– y estable: los contratos indefinidos han aumentado un 12,5% este año respecto del anterior y se ha recuperado ya el 82% del empleo fijo destruido durante la crisis, mientras que sólo se ha recuperado el 44% del temporal y el 6,7% del parcial. También los salarios se han reactivado, se han duplicado los permisos de paternidad y la Inspección de Trabajo garantiza el “empleo con derechos”. Todo ello según la ministra.

Báñez respondió a Yolanda Díaz que no mentía, que todas sus cifras son “oficiales”. Esas mismas estadísticas, sin embargo, dibujan un paisaje que contradice el optimismo de la ministra. Y no sólo porque la OCDE, en un informe de 2016, situara a España entre los 10 países con peor calidad del empleo de la organización. Junto a Eslovaquia, Grecia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal y Turquía, cuenta con los peores indicadores en dos de los tres factores analizados: ingresos –ajustados por la desigualdad en su distribución–, estabilidad laboral y ambiente de trabajo. En concreto, el tipo de contrato laboral, el porcentaje de empleados a tiempo parcial que quieren trabajar a tiempo completo y la sobrecualificación hunden a España en la clasificación.

Los indefinidos, por debajo del 60%

Ante los diputados, la titular de Empleo presumió del aumento de la contratación indefinida. Sin embargo, el empleo fijo no levanta cabeza. Al menos según las estadísticas de la Seguridad Social: a fecha del pasado julio, 8,37 millones de personas, el 59,7% de los afiliados, tienen un contrato fijo, un porcentaje que en julio de 2012 llegaba al 62,68% y en enero de ese año, justo antes de aprobarse la reforma laboral, alcanzaba el 64,9%. Es decir, el peso de los indefinidos ha caído más de cinco puntos. Por el contrario, el de los temporales ha subido casi seis puntos –la estadística incluye contratos de formación, funcionarios y cuidadores no profesionales–. Afinando aún más en lo que se considera un empleo de la máxima calidad, el número de los que son indefinidos y a tiempo completo es ahora de 6,607 millones, ligeramente inferior a los 6,669 millones de enero de 2012, pese a que el número total de afiliados ha crecido en 1,44 millones desde entonces. Por el contrario, los asalariados con contratos a tiempo parcial –tanto indefinidos como temporales– han aumentado un 24,8%, hay 620.304 más.

Aunque con cifras absolutas distintas, la Encuesta de Población Activa (EPA) corrobora el reparto entre indefinidos y temporales de la Seguridad Social. En el segundo trimestre de este año, contabiliza un 1,98% más de trabajadores fijos que en el primero de 2012, pero un 21,45% más de temporales.

En realidad, y pese a las cuantiosas subvenciones a los contratos ofrecidas a los empresarios y la mejora de la economía, cada mes el porcentaje de indefinidos no suele superar el 10%. Suele ocurrir en febrero y marzo. Pero se reduce hasta el 7% en los de verano. Este último julio fueron sólo el 7,88%. Es una tendencia que no ha cambiado ni con la crisis, ni con la recuperación ni con las reformas legales.

De esta forma, España sigue siendo el segundo país de la Unión Europa con mayor tasa de temporalidad, un 26,8%, sólo superada por Polonia. Eso explica que en 2016, por ejemplo, se hayan registrado 19,9 millones de contratos, pero se hayan creado sólo 413.900 empleos, según la EPA, y 540.665 según los datos de afiliación a la Seguridad Social.

Además, estos contratos temporales son cada vez más breves. Las estadísticas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) muestran que este año su duración media es de 52,17 días, cuando en 2012 alcanzaba los 59,85. Pero es que este mes de julio ha caído hasta sólo 49,95 días, como ocurre cada verano por efecto de la temporada alta del turismo. Hay que recordar que llegaron a un máximo de 78,55 días en 2007. Los contratos de menos de una semana equivalían al 22,3% en 2012; hoy son casi el 26% de los que se firman, casi cuatro puntos porcentuales más.

El tiempo parcial está para quedarse

El abuso del contrato temporal no se ha modificado en estos años de recuperación, pero el mercado de trabajo sí ha experimentado otros cambios. En su informe trimestral del pasado junio, el Banco de España destaca el aumento del volumen del trabajo a tiempo parcial. Es más, advierte de que se ha convertido en un “cambio permanente”. Según los técnicos del organismo supervisor, el empleo a tiempo parcial creció del 11,7% en 2006 al 15,3% a finales de 2016, y el número de quienes trabajan por horas involuntariamente se ha duplicado del 30% al 60%. Según las estadísticas de Eurostat, España es el cuarto país de la UE con mayor volumen de trabajo a tiempo parcial indeseado, sólo por detrás de Grecia, Chipre e Italia. El Banco de España no ve que, con la recuperación económica, el trabajo a tiempo parcial haya regresado a los niveles previos a la crisis, como sería de esperar, según apunta. El informe atribuye expresamente el cambio de tendencia a la reforma laboral, que aumentó la flexibilidad en este tipo de contratos y permitió que se les pudieran añadir horas extraordinarias.

Si se observa una vez más la estadística de contratos del SEPE, se ha producido un trasvase de dos puntos entre contratos a tiempo completo y por horas. Los primeros han caído desde el 66,8% que representaban en 2012 hasta el 64,8% actual, exactamente la misma subida que han experimentado los segundos –del 32,47% al 34,3%–.

Sueldos con los que no se puede vivir

Y claro, con los sueldos de un empleo que no llega a las 40 horas semanales es difícil llegar a final de mes. El mismo día que Fátima Báñez loaba la calidad del empleo en España, UGT aseguraba que el 12,6% de los asalariados perciben sueldos que no superan los 707,7 euros brutos al mes, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Por lo general, se trata de trabajadores a tiempo parcial, que cobran por hora 10,62 euros brutos, mientras que la hora a tiempo completo se paga a 15,74 euros, según la última Encuesta de Estructura Salarial, referida a 2015.

En todo caso, los sueldos no disfrutan aún de la reactivación económica que vive el PIB. Según denuncia UGT, los salarios reales cayeron 5,4 puntos porcentuales de media entre 2006 y 2016. Y la devaluación salarial ha sido aún mayor para las nóminas más bajas, hasta de un 20%, resalta el sindicato. Mientras el salario medio asciende a 23.106 euros brutos, el salario mediano –el que ocupa el lugar central de una serie de datos ordenados de menor a mayor– es de 19.466 euros, apenas 425 euros más que en 2012. UGT asegura que el 10% de los trabajadores no pueden cubrir el gasto de alimentación mensual, que supone unos 350 euros. Para hacer frente al 50% de sus gastos –vivienda, agua, energía, ropa– tendrían que llegar a los 1.000 euros, que es donde quiere el sindicato situar el SMI a finales de esta legislatura.

Pero subir los salarios será complicado si, como hasta ahora, la recuperación se apoya principalmente en el turismo. No sólo porque es un sector abonado a la estacionalidad y a la contratación temporal, sino también porque es la hostelería la rama de actividad que paga sueldos más bajos: 13.977 euros anuales brutos, frente a los casi 52.000 euros del sector energético. Según la patronal Hosteltur, el turismo creó el 15% del empleo generado en España en 2016. De los 110.919 nuevos empleos contabilizados por la Seguridad Social el pasado mes de julio, 83.461 corresponden a la hostelería y el comercio, el 75,4%. El sueldo anual en esta última rama es de 19.651 euros.

“España vive una primavera del empleo” gracias a la que la salida de la crisis “a la española” ha sido “muy social”. En consecuencia, “el empleo que se está recuperando es de mayor calidad que el que se fue con la crisis”. El encendido elogio a la evolución del mercado laboral desde que el PP llegó al poder en 2012 ocupó la mayor parte de la comparecencia de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, en el Congreso, cuya presencia habían solicitado los grupos de la Cámara para que les explicara cuál va a ser el futuro del Plan Prepara, las ayudas de 400 euros para los parados que han agotado el resto de las prestaciones. Y provocó la “perplejidad” de los diputados, en palabras del representante de PeDECAT, Carles Campuzano, por el “exceso de triunfalismo” de la ministra y el “spot publicitario de un país de Disneylandia” que había presentado en su intervención. Yolanda Díaz, de En Marea, acusó a Báñez de “mentir a los españoles” con sus loas a la calidad del empleo que se crea en España.

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