La patronal aún no ha contestado a la última propuesta de los sindicatos para reunirse este martes y dar un empujón al acuerdo de negociación colectiva para 2017 y 2018. Pese a que el crecimiento económico debería haber aliviado la presión sobre los agentes sociales, el cuarto pacto sobre convenios y salarios lleva más retraso que los tres anteriores, negociados en plena crisis del empleo.
El secretario de Acción Sindical de CCOO, Ramón Górriz, califica de “grave” que aún no se haya firmado la subida salarial para, al menos, este año. “En el anterior acuerdo se estableció que el alza de 2017 debería fijarse partiendo del cuadro macroeconómico del Gobierno para ese ejercicio y que tendría que definirse en los tres meses siguientes a la publicación de éste [el pasado marzo]”, se queja.
Sindicatos y patronal han alcanzado el ecuador del año habiéndose reunido “cuatro veces desde noviembre” –calcula Górriz– e intercambiando cartas a través del correo y los medios de comunicación, pero sin haber realizado avances sólidos. “No estamos preocupados”, responde el director de Relaciones Laborales de la CEOE, Jordi García Viña, cuando se le pregunta por la demora, “no hay bloqueos en la negociación colectiva”, a diferencia de lo ocurrido mientras se negociaban las anteriores ediciones del acuerdo salarial, en 2010, 2012 y 2015. “Entonces sí había verdaderos bloqueos y el acuerdo era la principal herramienta para salir de la crisis”, explica, “pero ahora la economía crece y los sectores funcionan solos”. García Viña pone como ejemplo el convenio colectivo para las grandes superficies, firmado el pasado mes de abril “con un grado de conflictividad cero” y un aumento salarial del 2,5%.
Así que el dirigente empresarial piensa en dar un salto. “Como la economía y la negociación colectiva funcionan, no habría ningún problema para ponernos ya con los salarios de 2018”, propone. Es una opción que “está en la mesa desde el principio y se está barajando, igual de válida y útil que discutir sobre la subida de este año”.
Por el contrario, los sindicatos apremian. El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, urge a la patronal a celebrar la próxima reunión “de forma inmediata”, a fin de alcanzar un acuerdo antes del congreso en el que el sindicato cambiará de líder, el 29 de este mes. Al tiempo, el máximo responsable de UGT, Pepe Álvarez, ha augurado un aumento de la conflictividad social si no se consigue un acuerdo con “subidas coherentes con el crecimiento económico”. “La CEOE alcanzará las más altas cumbres de la inacción si como organización empresarial es incapaz de llegar un pacto”, advierte por su parte Ramón Górriz, “teniendo en cuenta que el 60% de la demanda en España tiene que ver con rentas, salarios, prestaciones y pensiones”.
Los convenios colectivos, a buen ritmo
En todo caso, sindicatos y patronal coinciden en que, pese a la falta de un acuerdo, la negociación colectiva sigue su curso y a buen ritmo. Hasta el pasado abril, último mes en que el Ministerio de Empleo ofrece datos, se han firmado 230 convenios. Un año antes, sólo se habían registrado 199. La subida salarial media pactada alcanza el 1,27%. Pero UGT y CCOO también miran las cifras del IPC cada mes, y pulsan la alarma. En enero y febrero la inflación se disparó hasta el 3% y, aunque en abril bajó al 1,9%, la previsión del Banco de España es del 2,2%, por encima del 1,5% con que calcula el Gobierno que acabará el año.
También ha alertado el supervisor bancario de que los excedentes brutos de las empresas están creciendo por encima de los costes laborales. En su informe anual, asegura que los salarios en el sector privado cayeron dos décimas en 2016, el mismo descenso que en los dos años anteriores. El Banco de España lo atribuye a los “moderados” aumentos fijados en los convenios colectivos. Y a que los nuevos contratados cobran salarios inferiores a los percibidos por los trabajadores empleados previamente, lo que contribuyó a una deriva salarial –el residuo entre el crecimiento de la remuneración y la suma del aumento del convenio y el de los costes laborales– negativa de algo más de un punto.
Además, hace sólo unos días la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiREF) consideraba “improbable” que el Gobierno cumpla con la recaudación por cotizaciones a la Seguridad Social prevista para este año. Pese a que sí se creará tanto empleo como calcula el Ejecutivo, los ingresos por cuotas se reducirán en porcentaje del PIB. Es decir, aumenta el empleo pero no los salarios en cuantía suficiente como para que se refleje en las cotizaciones.
El despido, otra vez
Los sindicatos se sienten respaldados por esos informes a la hora de reclamar una subida salarial de entre el 1,8% y el 3% para este año. Acompañada de una cláusula de revisión salarial. Un portavoz de UGT detalla que los sindicatos están dispuestos a aceptar que la cláusula se aplique a partir de cierto porcentaje, que no se active de forma automática en cuanto el IPC se desvíe del índice previsto, o que no tenga carácter retroactivo. Pero siempre sobre la premisa, apunta Ramón Górriz, de que los salarios deben crecer por encima del poder adquisitivo. “La devaluación salarial se ha acabado”, zanja.
Por el contrario, García Viña cree que “la realidad” se encuentra “a años luz” de la petición sindical. “La subida media de los convenios hasta abril es del 1,27%, y nosotros planteamos doblar esa cifra”, destaca. La última oferta de la CEOE implica un alza de entre el 1% y el 2,5%, del que medio punto dependería de los resultados de la empresa u otras variables como la productividad. E insiste en que no todas las empresas ganan dinero y las subidas de sueldo deben decidirse “caso por caso”.
García Viña aplaude las cifras de paro del mes de mayo –una reducción de 111.908 personas en los registros–, con el turismo y el comercio como “motores del empleo”. A continuación pide “reformas” para que esa creación de puestos de trabajo se diversifique a otros sectores, aumente la calidad del empleo y, por tanto, también las cotizaciones a la Seguridad Social. “Nunca se han firmado en España tantos contratos indefinidos como ahora, casi un 10%” [el pasado mayo sólo el 8,25% de los contratos registrados fueron indefinidos, el porcentaje más bajo del año], resalta el dirigente de la CEOE, “sólo se alcanzaron dos puntos más en 2006”. Por lo que cree llegado el momento –“ahora ya no tenemos las angustias de otros años”– de sentarse a analizar “por qué cuesta tanto en España firmar un contrato indefinido”. Aunque no menciona el coste de las indemnizaciones por despido, su rebaja es una de las reivindicaciones tradicionales de la CEOE.
Control de las bajas médicas
Además de la pugna salarial, el control de las bajas médicas ha saltado como otra línea roja en la negociación entre sindicatos y patronal. La CEOE quiere que las mutuas den las altas en el caso de las incapacidades temporales por enfermedades traumatológicas si se trata de contingencias comunes –no por accidentes laborales–. Alega que el absentismo ha crecido “mucho en esas contingencias comunes” y que ese aumento “tiene poca explicación”, según Jordi García Viña. “Las bajas las dan los médicos y si aumentan, habrá que analizar por qué las dan”, abunda. “No se trata de criminalizar a nadie, sino de analizar si [el aumento de las bajas] es producto del trabajo o de qué”. UGT y CCOO han puesto el grito en el cielo. “Es un desprecio total a los profesionales del sistema nacional de salud”, acusa Ramón Górriz. El portavoz de UGT niega que el absentismo esté aumentando, antes de rechazar de plano la propuesta empresarial. Según explica, los sindicatos sólo aceptarán que las mutuas “colaboren” en la rehabilitación de las bajas traumatológicas cediendo sus instalaciones.
Con la ultraactividad –la prórroga automática de los convenios cuando éstos caducan y mientras se negocia su renovación–, las posiciones no están tan alejadas. Pese a que su eliminación tras la reforma laboral del PP condujo a un considerable nivel de conflicto en la negociación colectiva en 2012 y 2013, ahora ya no levanta ampollas. Sindicatos y patronal están de acuerdo en que a ninguno conviene que “se generen vacíos” entre convenios, indica García Viña. “Pero tampoco queremos que sea el fenómeno inflacionista que fue antes”, añade. UGT y CCOO plantean que un convenio no decaiga hasta que se firme el siguiente, mientras que la patronal limita la supervivencia de la norma a la existencia de un acuerdo de la empresa y el comité.
También están de acuerdo sindicatos y patronal en exigir al Ministerio de Empleo su regreso a los órganos de control de la formación para el empleo. La reforma de 2015 los dejó fuera. La Audiencia Nacional ha anulado las convocatorias de subvenciones para cursos de 2014 y 2015, a instancias de la CEOE, a cuyas demandas se han unido los sindicatos. La batalla legal no ha hecho cambiar de opinión al departamento que dirige Fátima Báñez, que mantiene su nuevo modelo de formación para el empleo como cimiento innegociable de su política.
Las cuatro mesas de trabajo con Empleo
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La ministra ha declarado que aceptará y dará curso legal a todo lo que sean capaces de pactar los sindicatos y la patronal, que también negocian con ella en cuatro mesas creadas a principios de año. UGT y CCOO se quejan de la lentitud exasperante de esos grupos de trabajo. Apenas se han reunido y con magros resultados, lamentan. Culpan de ello al escaso interés real del ministerio. “La de mutuas y riesgos laborales ni siquiera está en marcha”, protesta el portavoz de UGT. Según dice, la que más se ha reunido es la mesa sobre pensiones. La crisis de ingresos que aqueja a la Seguridad Social ha funcionado como el mejor acicate para que el grupo trabajase. En la agenda se incluyen las polémicas subvenciones de cuotas a la Seguridad Social para fomentar la contratación y las posibles fórmulas para aumentar los ingresos del sistema.
La mesa de empleo consiguió la renovación del Programa de Activación para el Empleo (PAE), ayudas de 426 euros para desempleados que hayan agotado el resto de los subsidios posibles. El Ministerio de Empleo, a través de un portavoz, avanza que esa mesa volverá a reunirse dentro de dos semanas. Tiene pendiente revisar el resto de las prestaciones destinadas a los parados de larga duración –Plan Prepara, Renta Activa de Inserción y el propio PAE–, como han pedido los sindicatos. “La mesa sobre calidad del empleo empezó muy mal, terminamos levantándonos”, revela el portavoz de UGT. Empleo dice que ese grupo se ha reunido tres veces y que habrá una cuarta “en breve”. Finalmente, la mesa de formación también se ha reunido en dos ocasiones, la última el pasado jueves. Empleo ha entregado a los agentes sociales el texto del reglamento que debe desarrollar la reforma de 2015 que ha puesto en pie de guerra a la CEOE y los sindicatos.
A diferencia de UGT y CCOO, Jordi García Viña no se queja del ritmo de la negociación con el ministerio. “Sólo me preocuparía si no tuviéramos interlocución diaria con Empleo”, concluye. El portavoz del departamento niega el escaso brío del Diálogo Social que le reprochan los sindicatos: “Está avanzando a buen ritmo y se ha concretado más el trabajo, se funciona con bastante normalidad”.
La patronal aún no ha contestado a la última propuesta de los sindicatos para reunirse este martes y dar un empujón al acuerdo de negociación colectiva para 2017 y 2018. Pese a que el crecimiento económico debería haber aliviado la presión sobre los agentes sociales, el cuarto pacto sobre convenios y salarios lleva más retraso que los tres anteriores, negociados en plena crisis del empleo.