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El comercio textil no halla la paz: de las tiendas en huelga a una mesa de negociación impugnada en los tribunales

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Del ruido en las tiendas al ruido en la mesa de negociación. El año comenzó para Inditex con sus dependientas en huelga en casi toda España y continuó con nuevas movilizaciones en H&M que no acabaron hasta hace dos semanas con un acuerdo en Navarra. Las protestas se cerraron, además, con subidas salariales y mejores condiciones laborales para las trabajadoras –la mayoría son mujeres– en un sector hasta entonces difícil de movilizar y alejado del protagonismo sindical.

Al mismo tiempo, el gigante Inditex presentaba en sociedad una nueva patronal, la Asociación Retail Textil España (ARTE), a la que ha ido atrayendo a las grandes cadenas y con la que pretende negociar el primer convenio colectivo de ámbito estatal del sector. Se trata de homogeneizar las condiciones laborales de las 110.000 trabajadoras de 66 grandes empresas, ahora reguladas por más de una cincuentena de convenios provinciales: una dependienta de Mango o Cortefiel no cobra lo mismo si trabaja en Madrid, en Badajoz o en San Sebastián, pese a estar contratada por la misma empresa.

Así pues, patronal y sindicatos han acordado abrir las conversaciones el 27 de septiembre. Pero los preliminares de una negociación que se adivina muy complicada están lejos de ser pacíficos. Fetico, un sindicato sectorial, ha impugnado esta semana en la Audiencia Nacional la constitución de la mesa, el pasado 17 de julio, porque fue excluido. Y Acotex, la que hasta ahora figuraba como la patronal más importante del sector, con cerca de 800 empresas asociadas, reclama igualmente sentarse a la mesa de negociación, puesto que, según alega, lo que se acuerde en ella afectará a sus miembros, algunos de los cuales también se han unido a ARTE. Además de Inditex, la nueva patronal incluye a la sueca H&M, Iberian Sports Retail Group –propietaria de las marcas JD, Sport Zone y Sprinter–, la francesa Kiabi, Mango, la polaca Pepco, la irlandesa Primark, la japonesa Uniqlo, Bimba y Lola, All We Wear Group (AWWG) –Pepe Jeans London, Hackett y Façonnable, además de distribuidor de Tommy Hilfiger y Calvin Klein–, Punt Roma, Tendam –Cortefiel, Springfield, Women’s Secrets– y la portuguesa Parfois.

El pasado 12 de junio ARTE convocó a CCOO, UGT, Fetico, los vascos ELA y LAB, y la gallega CIG para constituir la mesa que debe negociar el convenio estatal del comercio textil. Pero tanto Fetico como LAB quedaron excluidos. Para participar en la negociación un sindicato debe contar con al menos el 10% de los delegados. Fetico dice que los tiene, hasta “casi un 15% en las empresas afectadas” por el futuro convenio, precisa a infoLibre su responsable de Comercio, Alejandro Blanco. “Acudimos a la convocatoria con las pruebas de esa representatividad, pero nadie quiso verlas”, protesta. UGT y CCOO, por el contrario, aseguran que Fetico no llega al 9% y que en esa cifra se incluyen sus delegados en grandes superficies, no sólo los de las cadenas de comercio textil. “No es verdad”, responde Blanco, que denuncia la existencia de “intereses creados” para impedir su presencia en la negociación. Así que acaban de presentar una demanda en la Audiencia Nacional para impugnar la mesa, integrada por ocho miembros de CCOO, cinco de UGT, uno de ELA y otro de la CIG.

Acotex, en cambio, dice que no van a entrar en ninguna discusión sobre su representatividad, pero defiende que debería participar en las negociaciones del convenio estatal porque lo que se decida en esa mesa también va a implicar cambios importantes para cadenas más pequeñas. Entre sus socios figuran Neck & Neck, Apodemia o Extreme. En principio, según estableció ARTE, el convenio irá dirigido a grandes grupos del textil, calzado, accesorios y productos para el hogar que cuenten con una superficie de venta física total superior a 3.500 metros cuadrados, o bien tengan tiendas físicas en al menos tres comunidades autónomas, o bien empleen más a de 400 trabajadores.

“Estuvimos en contacto con ARTE desde el principio, pero siempre fueron muy parcos en lo que a información se refiere”, explica el presidente de Acotex, Eduardo Zamácola. Después incluso celebraron una reunión con la nueva patronal. “Pero finalmente nos contestaron que no contaban con nosotros en esa mesa”, añade. Aun así, Zamácola asegura que mantienen con ARTE “conversaciones informales”. “Veremos por dónde van los tiros [en la negociación del convenio] y a quién puede afectar”, adelanta el presidente de Acotex, quien teme que si, como parece, la homogeneización de las condiciones laborales es al alza, “muchas empresas de menor tamaño no se las van a poder permitir”. También advierte de las dificultades de gestionar la apertura de las tiendas en domingos y festivos, donde hay grandes diferencias dependiendo de las comunidades autónomas. “Inditex se puede permitir el lujo de aplicar condiciones laborales muy ventajosas, pero el resto de las empresas no pueden decir lo mismo”, lamenta. “Si el convenio va a afectar a nuestros asociados, queremos estar ahí”, zanja. De hecho, apunta a que los asociados de Acotex que finalmente han entrado en ARTE –como es el caso de Tendam– lo han hecho para tener voz en un acuerdo que tendrán que terminar aplicando. infoLibre ha preguntado a ARTE por el estado actual de sus relaciones con Acotex, pero no ha obtenido una respuesta.

Mango, primeras elecciones sindicales en 40 años

Entre los miembros de ARTE se encuentra Mango, la cadena española creada por Isak Andic que, con 2.566 tiendas y 14.000 empleados empleados en todo el mundo, es la segunda empresa española del comercio textil tras Inditex. En 2022 facturó 2.688 millones de euros. Como otra señal más de los cambios que está experimentando el sector, Mango celebró el pasado 21 de junio sus primeras elecciones sindicales. Creada en 1984, nunca hasta ahora sus trabajadores habían tenido un comité de empresa. Aun así, el proceso ha sido turbulento. Tanto que la Inspección de Trabajo ha sancionado a la cadena por una infracción muy grave, atentar contra la libertad sindical, con una multa de 30.000 euros.

En el centro logístico de Lliçà d’Amunt (Barcelona), los mandos intermedios entrevistaron a sus 365 empleados y confeccionaron una lista negra señalando a quién pensaba votar cada uno de ellos. Los cuadros pretendían coaccionar a los trabajadores y orientar su voto hacia Fetico, según denunció UGT. Mango ha asegurado que desconocía lo que estaban haciendo sus directivos y ha acatado la sanción. Pero UGT, que ganó las elecciones con 13 de los 21 delegados en juego, estudia presentar una demanda en el juzgado de lo Penal. El recién elegido comité de empresa acaba de sentarse con la empresa y las conversaciones están siendo problemáticas, admite Óscar López Chamosa, secretario general de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo de UGT en Cataluña. “No están acostumbrados a tratar con representantes de los trabajadores”, protesta.

López Chamosa duda que Mango desconociera lo que sus mandos intermedios estaban haciendo en Lliçà d’Amunt y recuerda que Fetico es “un sindicato de cuadros” al que los sindicatos de clase suelen referirse como un “sindicato amarillo”. Alejandro Blanco lo niega con rotundidad. “Representamos a los trabajadores de más de 360 empresas con un sindicalismo independiente de concertación y diálogo, alejado de las opciones políticas de otros sindicatos”, describe. “Y participamos en todos los procesos de forma limpia”, añade cuando se le pregunta por lo ocurrido en las elecciones de Mango.

Líderes en contratos a tiempo parcial y en salarios bajos

Pese a la falta de costumbre, la empresa de Isak Andic tendrá también que negociar en la mesa del convenio estatal las condiciones laborales de sus trabajadores. Según plantea ARTE, el objetivo es pactar un “marco común estable y homogéneo” para todo el país, pero respetando los convenios de empresa existentes. Es el caso de Primark y Kiabi. Pero no va a ser fácil. Los sindicatos ya han dejado claro que la homogeneización debe ser al alza. “Queremos un convenio que marque suelos para todo el personal”, defiende Lucía Trenor, secretaria general de la Federación de Servicios de CCOO en Galicia y miembro de la mesa de negociación. Aunque también reconoce que no sería viable reclamar máximos para todas las condiciones laborales, sí que pide establecer unos “mecanismos garantistas”. “No hay tanta distancia entre el coste de la vida en una provincia y otra, las diferencias salariales actuales de vender una camiseta en Málaga o en Segovia no están justificadas”, continúa. Más aún, resalta, cuando se trata de grandes cadenas de tiendas con millones de euros de beneficios.

De forma que, avanza Trenor, CCOO va a pedir “más que el salario mínimo” y que los domingos y festivos se retribuyan, independientemente del problema que van a suponer las diferencias de regulación según los territorios: libertad total de apertura en Madrid, apertura en 10 domingos al año en la mayor parte de las comunidades autónomas, pero sólo ocho o nueve en País Vasco, Cataluña y Extremadura.

“Lo que no es de recibo es que haya tantos trabajadores con contratos de sólo 20 horas, en fines de semana, sin preavisos y con salarios que no permiten vivir”, resume la representante de CCOO, en empresas con márgenes de beneficios milmillonarios. El del comercio textil es, además, un sector altamente feminizado, por lo que también resulta ser el campeón del trabajo a tiempo parcial no deseado. Según las cifras recopiladas por CCOO y referidas al conjunto del comercio en España, la tasa de parcialidad alcanza el 26%, nueve puntos porcentuales por encima de la tasa general. En el caso de las mujeres es incluso superior, llega al 32%. Y casi no se ha reducido en la última década, apenas un punto desde 2014.

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El sector también es el quinto con las remuneraciones más bajas –22.215 euros anuales–, un 14,2% inferiores a la media nacional. Y con una brecha de género escandalosa, puesto que las mujeres cobran 19.026 euros anuales de media y los hombres 25.298 euros.

El convenio estatal que comienza a negociarse en septiembre deberá ahora no sólo mejorar esas pobres condiciones laborales, sino también limar las enormes diferencias establecidas en los convenios provinciales. En cuanto a salarios, los mejores se pagan en Guipúzcoa y los peores, en Las Palmas, Lugo, Melilla o Extremadura. En Melilla, por ejemplo, el convenio lleva sin negociarse desde 1996, destaca Lucía Trenor. Y más allá de las retribuciones, hay diferencias de hasta 100 horas en la jornada anual entre algunos convenios.

“Nadie debe ir con miedo a este convenio que aún no existe”, recalca la dirigente de CCOO, “nosotros no vamos a poner en riesgo la viabilidad de las empresas e Inditex ya ha negociado antes en las mesas de los convenios provinciales y ha sido siempre muy responsable; el acuerdo depende de las dos partes”.

Del ruido en las tiendas al ruido en la mesa de negociación. El año comenzó para Inditex con sus dependientas en huelga en casi toda España y continuó con nuevas movilizaciones en H&M que no acabaron hasta hace dos semanas con un acuerdo en Navarra. Las protestas se cerraron, además, con subidas salariales y mejores condiciones laborales para las trabajadoras –la mayoría son mujeres– en un sector hasta entonces difícil de movilizar y alejado del protagonismo sindical.

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