Los contratos de menos de una semana se disparan hasta los 5,6 millones en 2017 y suponen ya el 26%

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Los servicios públicos de empleo registraron en 2017 más contratos que nunca: 21,5 millones, casi tres millones más que hace una década, antes de la crisis. Sin embargo, a día de hoy ese ingente volumen de contratos no es suficiente para dar trabajo a todos los ciudadanos. Se ha recuperado el PIB de entonces, pero sigue habiendo 1,2 millones de parados más que en 2007, según las cifras del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y un millón menos de ocupados, de acuerdo con la estadística de afiliación a la Seguridad Social.

Sólo en el último año el número de contratos ha crecido un 7,6%. Pero cada vez duran menos. Los más breves, por debajo de siete días, han aumentado por encima de esa media, un 8,4%por debajo de siete días. En 2017 se firmaron 5,57 millones de estos minicontratos, cuando hace una década su número, en pleno apogeo económico, era de sólo 2,8 millones. Entonces representaban el 15% de los contratos registrados; hoy equivalen al 26%. La misma tendencia se observa al ampliar el foco un poco más. En 2017 los contratos de menos de un mes de duración ascendieron a 8,14 millones, el 37,8% de los suscritos. En 2007 se firmaron 4,98 millones de contratos que no llegaron a 30 días, el 26,7% del registro del SEPE.

Como resultado de esta jibarización, si en 2007 un contrato duraba de media 78,55 días, 10 años después se queda en sólo 51,67, según las últimas estadísticas del SEPE.

Se dispara el empleo a tiempo parcial

Una vez más, las cifras prueban que la recuperación económica se sustenta sobre una base de empleo precario. La reforma laboral no ha conseguido corregir la dualidad del mercado de trabajo –una abrumadora mayoría de contratos temporales y una pequeña proporción de indefinidos–. Por el contrario, sigue aumentando el empleo eventual. De esos 21,5 millones de contratos firmados el año pasado, el 91% fueron temporales. En 2007, eran el 88%. Tres puntos más. Los contratos indefinidos siguen siendo una minoría. En 2007 se firmaron 1,31 millones y se convirtieron en indefinidos 902.210 temporales. Diez años después, se suscriben aún menos, 1,24 millones de indefinidos iniciales, y cae también el número de los que se transforman en fijos, 686.445.

Aunque la polarización laboral sigue intacta, el reparto del empleo según la jornada de trabajo ha dado un vuelco. En 2007 los contratos a tiempo parcial ascendieron a 4,32 millones, el 23,2%, mientras que el año pasado sumaron 7,4 millones, el 34,6%. Es decir, en una década han aumentado un 72,2%. Y de los contratos a tiempo parcial, los campeones de la precariedad son los que duran menos de siete días. No son un número despreciable: en 2017 se firmaron 2,21 millones, lo que significa que se han triplicado en los últimos 10 años. Así, tampoco es de extrañar que España se encuentre a la cabeza en Europa del empleo a tiempo parcial indeseado: un 60% de los que tienen este tipo de jornada buscan un trabajo a tiempo completo.

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A tenor de la estadística, cuanto más breve es un contrato, más posibilidades hay de que se firme en el sector servicios. El 83% de los que duraron menos de siete días en 2017 se suscribieron en empresas pertenecientes a esa rama de la actividad. Y dentro de ella, la hostelería es la reina del contrato liliputiense. Casi dos de los 4,2 millones de contratos que firmaron las empresas hosteleras españolas el año pasado duraron menos de una semana. Representan el 45,7% de los que se registraron en 2017, por lo que casi duplican la media del mercado laboral. También la superan, aunque sólo por un punto y medio, los contratos hosteleros de menos de un mes, que equivalen al 27,5% de los suscritos.

Por establecer una comparación, en 2017 el comercio registró 315.994 contratos por debajo de los siete días, seis veces menos que la hostelería. En este sector, un contrato dura una media de 36,83 días, la tercera parte que en la industria o la quinta parte que en una compañía de energía, donde se firman los más resistentes –174,11 días–.

Los datos de contratos del mes de diciembre muestran también el terco carácter estacional del empleo en España. Ese mes se firmaron 1,65 millones de contratos, de los cuales el 27,7% tenían una fecha de caducidad inferior a los siete días y el 43% inferior a un mes. Es decir, la campaña de navidad se traduce en un aumento del recurso de las empresas al contrato hiperbreve de casi dos puntos sobre la media, que supera los cinco puntos en el caso de los contratos que no llegan al mes de duración. Pese a que este año el número total de contratos registrados el pasado diciembre ha caído un 2,7% respecto al mismo mes de 2016, tanto la cifra absoluta de los que duraron menos de una semana –457.906– como su proporción sobre el total –27,7%– han aumentado en el último año. Lo mismo ha ocurrido con los que se extinguen al cabo de un mes.

Los servicios públicos de empleo registraron en 2017 más contratos que nunca: 21,5 millones, casi tres millones más que hace una década, antes de la crisis. Sin embargo, a día de hoy ese ingente volumen de contratos no es suficiente para dar trabajo a todos los ciudadanos. Se ha recuperado el PIB de entonces, pero sigue habiendo 1,2 millones de parados más que en 2007, según las cifras del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y un millón menos de ocupados, de acuerdo con la estadística de afiliación a la Seguridad Social.

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