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Crecen las presiones a favor de un Gobierno “estable”

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El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, acaba de repetir su anhelo por un Gobierno “estable” en España. Hace una semana pidió un Ejecutivo “lo más estable posible” y este viernes recalcó que debe formarse “cuanto antes”. Aunque dice que no quiere “interferir en la composición detallada” de ese Gobierno, ni comentar el anuncio de ruptura de Cataluña, sí que reclama a España que “se muestre a la altura”. Tras descartar los “consejos en público”, el luxemburgués reconoce haber comunicado la necesidad de “estabilidad” en “despachos más cerrados”.

También en Bruselas, el ministro de Economía, Luis de Guindos, se hizo eco inmediato del mensaje en incluso entró en el detalle: el nuevo Gobierno debe integrar a PP, PSOE y Ciudadanos. Así, recalcó, se mantendrá “lo conseguido en los últimos meses”.

Las llamadas a un Ejecutivo “estable”, precisando o no cuáles deben ser sus ingredientes, se han sucedido desde el 20-D, cuando las urnas conformaron el Parlamento más fragmentado desde 1982. Bruselas fue de los primeros en pronunciarse a favor de un Gobierno que pueda seguir trabajando con las instituciones comunitarias en la reducción del déficit y en nuevas reformas. Ese mismo día Fitch y Moody's ya hablaron de los riesgos de una “incertidumbre política prolongada” para la economía española. Además, advirtieron de que un Gobierno de coalición “débil” o integrado por “partidos radicales” amenazará las reformas ya aprobadas o la política fiscal.

El presidente de la CEOE, Juan Rosell, se limitó entonces a pedir un “Gobierno de coalición”, tal y como habían dejado claro los españoles en las urnas el día anterior, apuntó. Pero la víspera de Reyes la patronal ya instó a los partidos políticos a formar un Ejecutivo que permita un “entorno estable” para avanzar en la recuperación económica. El Círculo de Empresarios se ha sumado también a las voces en favor de un Gobierno “sólido” que proporcione “seguridad jurídica”, y exige para ello un “pacto urgente” entre los partidos, porque unas nuevas elecciones no son “lo que más conviene al interés general”, según explica su presidente, Javier Vega de Seoane en un artículo publicado por el diario Expansión.

Los bancos Goldman Sachs y Julius Baer se unieron al coro coincidiendo en destacar el “punto muerto” en que, a su juicio, se encuentra el país tras el 20-D. Ambos alertan de que la incertidumbre política afectará a la confianza de inversores y consumidores. Hasta el cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, se ha pronunciado a favor de un Gobierno “estable”, integrado por fuerzas “moderadas, constitucionalistas y respetuosas con las leyes”, porque es lo que dicta “la razón y el sentido común”.

La recuperación no peligra aun con nuevas elecciones

Pero también hay quien relativiza el protagonismo de la estabilidad gubernamental en el ciclo económico. Deutsche Bank pronostica que la economía española crecerá este año un 2,5% con independencia de lo que ocurra con el Gobierno. “Incluso en un escenario de nuevas elecciones, no se esperan subidas de la prima de riesgo significativas y, en todo caso, serán temporales, con lo que no se pondrá en peligro la actual recuperación”, destaca la economista jefe del centro de inversiones del banco alemán, Rosa Duce.

Con ella coincide el economista José Moisés Martín Carretero. “La prima de riesgo está anestesiada por el Banco Central Europeo (BCE)”, explica, por lo que no se repetirá la situación de 2012, cuando el diferencial con el bono alemán escaló a máximos históricos –632 puntos, hoy está en 127– antes del rescate comunitario a la banca española.

Tampoco cree Adam Posen, director del Instituto Peterson y exmiembro de la Reserva Federal de EEUU, que las dificultades para formar Gobierno en España vayan a generar tensiones en los mercados. En una entrevista publicada por El Mundo, aseguraba que los fundamentales de la economía española –productividad, inflación, PIB– “no son tan malos como los alemanes y como otros pretenden presentarlos”. A su juicio, “no hay razón para que España vuelva a tener problemas”, gracias a las inyecciones de liquidez del BCE y a la “fatiga” de los inversores, que no parecen dispuestos a vender deuda española. Martín Carretero está de acuerdo. “Los fundamentales no se ven afectados por los gobiernos que elegimos”, apunta.

A su juicio, los mensajes de las autoridades comunitarias e instituciones nacionales en favor de un “Gobierno estable” son “más políticos que de impacto económico”. Y el color del próximo Ejecutivo no va a ser determinante para las cuestiones prioritarias, como la negociación con Bruselas para aplazar el compromiso de reducción del déficit, que José Moisés Martín considera inevitable. “Está en los programas electorales del PSOE y Podemos, y se encuentra implícito en los Presupuestos Generales, que el Gobierno del PP aprobó a sabiendas de que no se cumplirán”, explica. Esa negociación se va a llevar a cabo “con independencia del Ejecutivo que haya”.

Además, las reformas pendientes “afectan al largo plazo”, por lo que no es determinante si se aprueban ahora o dentro de unos meses, indica. Martín Carretero, miembro de Economistas frente a la Crisis, cree que la incertidumbre en torno al próximo Gobierno puede afectar al “clima de negocios” que, precisa, “es algo muy difícil de medir”, pero descarta que el PIB español vaya a caer dos décimas porque no haya Gobierno”.

La amenaza global

Juan Ignacio Crespo, matemático y analista financiero, advierte de que es mucho más preocupante “lo que viene de fuera”, la amenaza de una crisis global que está empezando a barruntarse. La caída de los mercados de materias primas, el desplome del precio del petróleo, el parón de los países emergentes y de la economía china, los números rojos de las bolsaseconomía china rojos… dibujan un panorama sombrío tras el que algunos ya adivinan una segunda recesión mundial. El inversor estadounidense George Soros no duda en comparar la situación con los momentos previos a la crisis de 2008, cuando cayó Lehman Brothers. El profesor de la Universidad Carlos III Juan Laborda está convencido de que la economía mundial va directa a una nueva recesión, una crisis “estructural”, que va más allá del frenazo chino e incluye una deuda impagable en Occidente y un sistema financiero insolvente, todo ello generado por una políticas económicas equivocadas. Al lado de ese tsunami, la incertidumbre en torno al nuevo Gobierno le provoca a Laborda “carcajadas”, confiesa.

El economista secunda el análisis que el estratega de Société Générale Albert Edwards hizo hace sólo unos días en una reunión con inversores en Londres y que reprodujo el diario The Guardian. Según predice, el mundo se dirige hacia una crisis financiera tan grave como la de 2008 y que se llevará por delante a la eurozona. Edwards asegura que los países occidentales van a ser golpeados por “una ola de deflación” procedente de las economías emergentes y que los bancos centrales ni se han enterado. El analista del banco francés critica el “increíble engreimiento” de los responsables de los supervisores bancarios nacionales, “que no han aprendido la lección de la burbuja inmobiliaria”.

Albert Edwards predice que caerá la demanda de crédito en Europa y EEUU, como ya ha ocurrido en China, porque “los ciudadanos han perdido la confianza en que los políticos saben lo que hacen”. Si se produce una segunda recesión, advierte, países como Francia, España e Italia no podrán asumir el aumento del paro que se producirá. “El euro ha sido un desastre, una máquina del fin del mundo a favor de la economía alemana”, concluye.

Pero Edwards no es el único que ve negros nubarrones acechando la economía mundial. El Royal Bank of Scotland (RBS) también recuerda el crash de 2008 y ya ha aconsejado a los inversores que “vendan todo, excepto los bonos de mayor calidad”, ante la inminencia de un “año catastrófico” en el que las bolsas caerán hasta un 20% y el barril de petróleo se desplomará hasta los 16 dólares –ahora está en 30, el nivel de hace 12 años–.

Juncker pide a España que forme “lo antes posible” un Gobierno estable y “a la altura”

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Vientos a favor y en contra de la economía española

Martín Carretero apunta que, ante semejantes amenazas, “un Gobierno estable sirve de bien poco”. Y Juan Ignacio Crespo añade que la economía española “va muy bien sola sin necesidad de Gobierno”. Cree que no se debe “meter miedo” con la inestabilidad, aunque tampoco pueden descartarse los efectos económicos de la vacilante situación política. En cualquier caso, España tiene ahora “a su favor el bajo precio del petróleo y unos tipos de interés casi a cero”, por lo que quienes tienen un empleo pueden ahorrar. Por eso el consumo privado está tirando del PIB, concluye.

Crespo no subestima la importancia de un Ejecutivo afianzado para cumplir los compromisos con Bruselas y aplicar los recortes que se avecinan: el déficit de 2015 alcanzará el 4,7%, cinco décimas por encima de lo previsto y el de este año se elevará hasta el 3,6%, ocho décimas más de lo acordado. Es decir, el tijeretazo no será inferior a los 9.000 millones de euros. Y para ejecutarlos, destaca Juan Ignacio Crespo, es necesario un Gobierno “con mayoría sólida”. Si finalmente no es posible un pacto, unas nuevas elecciones dentro de sólo dos meses aparecen como una complicación añadida: el resultado será muy parecido al del 20-D. Por eso, el matemático y analista es de los que preferirían “un gobierno de tecnócratas” durante un año. De esa forma, no habría que repetir las elecciones y se podría ejecutar el Presupuesto ya aprobado para este ejercicio. “Debería estar presidido por un técnico próximo al PP, con el apoyo de éste y la abstención de PSOE y Ciudadanos”, explica en su blog.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, acaba de repetir su anhelo por un Gobierno “estable” en España. Hace una semana pidió un Ejecutivo “lo más estable posible” y este viernes recalcó que debe formarse “cuanto antes”. Aunque dice que no quiere “interferir en la composición detallada” de ese Gobierno, ni comentar el anuncio de ruptura de Cataluña, sí que reclama a España que “se muestre a la altura”. Tras descartar los “consejos en público”, el luxemburgués reconoce haber comunicado la necesidad de “estabilidad” en “despachos más cerrados”.

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