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La evolución de la economía

Los despedidos por un ERE en la industria se disparan un 74% hasta agosto tras 18 meses de recesión en el sector

Imagen de archivo del interior de la fabrica de Ford en Almussafes (Valencia).

Al hilo de la ralentización económica, las regulaciones de empleo –despidos colectivos, suspensiones de contratos y reducciones de jornada– han aumentado un 25% en lo que va de año respecto a 2018. En un porcentaje similar, un 25,3%, han crecido los despidos colectivos. Aunque el impacto del tipo de regulación de empleo más agresiva es desigual dependiendo del sector. La industria es el que se ha llevado la bofetada más fuerte: la cifra de trabajadores despedidos de esta forma se ha disparado este año nada menos que un 73,9% hasta el mes de agosto, según los datos que ha publicado este viernes el Ministerio de Trabajo.

Es más, sólo en los ocho primeros meses de 2019 se han superado ya el número de trabajadores despedidos en los años 2017 y 2018. Hasta agosto se han quedado sin empleo tras sufrir un ERE un total de 5.767 personas, un tercio de los despedidos desde enero en todos los sectores. En todo 2017 perdieron su trabajo así 5.436 asalariados industriales y en 2018, 5.554. Es el único sector con una evolución tan negativa. Si bien el número de despedidos en un ERE en los servicios casi duplica al de los industriales –10.797 en lo que va de este año–, su crecimiento respecto a 2018 ha sido muy inferior –un 7,9%– y aún está lejos de las cifras registradas en los dos últimos ejercicios –13.511 en 2018 y 13.525 en 2019–. La construcción también ha disparado sus despidos colectivos en un porcentaje similar a la industria –un 73,4%– pero aún no alcanza el dato de 2017 –aunque sí supera el de 2018–. El sector primario es el único donde se han desplomado las extinciones colectivas de contratos, en un 48%, y donde no hace más que reducirse desde 2017.

Aun así, el número de trabajadores afectados por los despidos colectivos queda muy lejos de los espectaculares números de los peores años de la crisis, cuando la industria se deshizo de 36.497 trabajadores, en 2009, o de los 26.861 que anotó la estadística en 2012.

También han aumentado, y de forma considerable, los trabajadores afectados por suspensiones de contrato en los dos últimos años. Pero la causa es el ERE temporal aplicado por la multinacional Fordel ERE temporal aplicado por la multinacional Ford en su factoría de Almussafes (Valencia). De los 30.328 asalariados incluidos en estas medidas hasta agosto, 23.001 pertenecen al sector industrial, lo que supone un crecimiento del 33,5% respecto al mismo periodo de 2018. De ese número, 6.500 son trabajadores de Ford, que han sufrido dos ERE temporales: el primero entre noviembre de 2018 y enero de 2019, y el segundo, aún en vigor, entre agosto y diciembre.

La industria crece menos que el PIB

Este año se ha anunciado el posible cierre de Alcoa, de las centrales térmicas de Endesa y casi 500 despidos en las fábricas catalanas de General Cable o la deslocalización de la planta de la británica Vesuvius en Asturias. También peligran los puestos de trabajo del mayor astillero privado de España, el vigués Hijos de J. Barreras, que acaba de entrar en preconcurso de acreedores.

El informe sobre la situación de la industria en España que acaba de publicar el Consejo General de Economistas de España (CGE) revela que la destrucción de empleo en el sector secundario ha sido “más acentuada” que en el resto de la economía durante los dos últimos años. La industria aporta un 14% al empleo nacional, más de doble que la construcción, con un 6,4%, aunque lejos de los servicios, que dan trabajo al 75,5% de los asalariados españoles.

El progresivo aumento de los despidos colectivos en la industria se presenta como síntoma de la desaceleración del sector, doblemente grave no sólo porque genera un gran valor añadido sino también porque es precisamente la actividad que crea más empleo estable y de calidad. Según el estudio del CGE, sin embargo, la industria no ha dejado de perder peso en el PIB español desde el año 2000: en 2018 representaba el 16% de la riqueza nacional, cuando al romper el siglo alcanzaba el 18,7%. Es decir, España se aleja del objetivo del 20% del PIB que la Comisión Europea ha fijado como deseable para 2020.

Aunque España, quinto país europeo en volumen de facturación industrial, número de empresas y Valor Añadido Bruto (VAB), no ha podido sustraerse de la tendencia mundial a la terciarización de la economía, su sector secundario sufrió con mayor intensidad que el resto de la eurozona durante la crisis debido al hundimiento de la demanda interna, según explica el CGE. Su crecimiento durante estos últimos años de recuperación ha sido siempre inferior al experimentado por el PIB nacional. De por sí, su posición es más débil: el Valor Añadido Bruto de la industria nacional, 126.430 millones de euros, equivale a la mitad del que generan Italia o Francia.

Cae un 4,4% la cartera de pedidos industriales

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Pues bien, la industria manufacturera española se encuentra ahora en recesión tras seis trimestres consecutivos “con tasas de crecimiento nulas o negativas”, asegura Funcas, el gabinete de estudios de las cajas de ahorro, en sus más recientes previsiones económicas para España. De forma que el VAB de la industria perdió cuatro décimas en 2018 y tres décimas más en lo que va de 2019. Y la cartera de pedidos del sector, tras caer un 7,1% el pasado septiembre, acumula un descenso del 4,4% este año, todo un descalabro desde el 0,2% de descenso experimentado de media en 2018. Los pedidos del automóvil se han reducido un 5,5% en tasa interanual y los de la industria textil aún más, un 6,5%, señala la última estadística del INE.

Según los datos publicados por Funcas, España es el país de la UE, junto con Italia, donde más cayó la producción industrial entre 2000 y 2017, un 0,9%, mientras que en la eurozona creció un 0,6% de media en ese periodo. En lo que va de año, no obstante, ha crecido otro 0,9%, mientras que la poderosa industria alemana ha sufrido un auténtico cataclismo, con una pérdida del 4,2%. El desplome del gigante germano añade una nueva incertidumbre a la industria española, que sufre también por la guerra comercial, los precios de la energía y el enfriamiento económico mundial. Sin contar con un problema propio: la baja productividad. Medida como VAB por empleado, España se sitúa en el puesto 14º de los 28, por detrás de las primeras potencias europeas y sólo por delante de Portugal, Grecia y los países del Este.

Tanto el Consejo General de Economistas como los sindicatos CCOO y UGT llevan tiempo pidiendo un pacto por la industria que la revitalice mediante nuevas inversiones en I+D, mayor especialización tecnológica y un esfuerzo en infraestructuras, logística y energía. No sólo para alcanzar ese 20% del PIB que reclama la UE, sino también para sostener un sector que hasta ahora disfrutaba de un 95% de empleos a jornada completa –frente a un 85% en el resto de la economía– y de un 74% de contratos indefinidos –frente al 62% del resto de las actividades–. También paga los mejores salarios: según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral, el sector secundario abona un sueldo medio de 2.373,50 euros brutos al mes, un 19% por encima de la media española.

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