Emiratos Árabes Unidos utilizó la agencia de detectives suiza Alp Services para intentar influir en la opinión pública actuando como fuente –tóxica– de algunos periodistas de toda Europa. También españoles. Pero, además, encargó a los suizos que investigaran a los que consideraba informadores hostiles a su causa. Uno de ellos fue el corresponsal de El Mundo en Egipto, Francisco Carrión. Hubo sólo un periodista más entre sus objetivos: Aram Roston, quien ahora trabaja para Reuters, pero antes lo hizo para Buzzfeed o Newsweek, entre otros medios estadounidenses. Ambos fueron sometidos a una completa investigación personal, financiera y profesional, según los documentos obtenidos por Mediapart y compartidos con la red European Investigative Collaborations (EIC), a la que pertenece infoLibre. También han formado parte de la investigación los medios suizos Heidi News y RSI Television, así como Domani (Italia) y Daraj Media (Líbano).
Carrión mereció un proyecto para sí solo, que Alp bautizó como Noatak, el nombre de una reserva natural en Alaska y del personaje de una serie de animación estadounidense. El encargo lo hizo Ariaf Studies and Research, la tapadera de la agencia de inteligencia emiratí, al igual que el resto de las investigaciones, y el informe se terminó enseguida: fue ordenado el 1 de agosto y entregado sólo siete días más tarde.
Como en el resto de los trabajos relacionados con España, Alp Services subcontrató la investigación con la agencia barcelonesa Castor & Polux. Los suizos cobraron a Emiratos 10.000 euros por el informe, de apenas ocho páginas; a los detectives españoles, Alp sólo les pagó 2.000 euros por el suyo, de la misma extensión.
Las razones del interés por Carrión
Por qué interesaba a la inteligencia emiratí el periodista español no se precisa, pero en la documentación a la que ha tenido acceso EIC hay dos buenas pistas. La primera, el encargo para investigar a Aram Roston –también incluyó un informe adicional sobre su esposa–, que buscaba “información sobre sus antecedentes, cualquier señal de alarma, rumor o información negativa”. Emiratos quería averiguar si el periodista estadounidense tenía “vínculos con servicios de seguridad o gobiernos extranjeros (es decir, si es un periodista independiente de verdad o no)”.
La segunda se halla en las actas de una reunión que mantuvieron el dueño de Alp, Mario Brero, y otras dos personas más con su interlocutor emiratí, el agente Matar, en el hotel Baur au Lac de Zürich los días 9 y 10 de agosto de 2018, cuando Alp entrega a su cliente en un USB varios informes, entre ellos el realizado sobre el periodista español. Uno de los asuntos que se comentan en el lujoso hotel es el reportaje que Francisco Carrión había publicado el 27 de julio en La Otra Crónica (LOC), el suplemento rosa de El Mundo, sobre Matar Suhail al Yabhuni Al Dhaheri, de quien dice que es la “mano derecha” del príncipe heredero de Abu Dabi.
La información no versaba precisamente sobre alta política internacional. Pero despertó las suspicacias de Emiratos. Carrión explicaba que Matar Suhail era el dueño de un equipo ciclista italiano, el Lampre, al que había rebautizado como UAE Team Emirates. También detallaba que había hecho una fortuna con proyectos inmobiliarios en Serbia y que su nombre y el de su hermano aparecían en los Papeles de Panamá como titulares de una sociedad en las Islas Vírgenes Británicas, uno de los más generosos paraísos fiscales del mundo. Y destacaba que el emiratí, propietario de una gran constructora en su país con el nombre serbio Kopaonik, había conseguido la nacionalidad del país eslavo “en agradecimiento por sus esfuerzos para desarrollar las relaciones comerciales” entre ambos estados.
Esos datos ya habían sido publicados por un periodista serbio, Milivoje Panotiv, en mayo de 2016. Aparecieron en Middle East Eye, un medio online con sede en Londres al que Emiratos acusa de ser financiado por el Gobierno de Catar. “¿Por qué escribir sobre ello dos años más tarde?”, se lee en las actas. “El periodista es claramente un simpatizante de los Hermanos Musulmanes”, se da como única respuesta.
Acoso del Gobierno de Al Sisi
“No me sorprende en absoluto”, responde Carrión al saber del interés de Emiratos por su trabajo. El corresponsal regresó de Egipto en 2021 y desde entonces trabaja en Madrid para El Independiente. Francisco Carrión explica que su regreso a España tuvo que ver precisamente con el “acoso continuado” al que le sometió el Gobierno del general Al Sisi tras el golpe que en 2013 derrocó a Mohamed Mursi, elegido tras la primavera árabe y miembro de los Hermanos Musulmanes. “Mis informaciones eran muy críticas con el régimen de Al Sisi, que llegó a publicar comunicados oficiales acusándome de mentir y de amenazar la seguridad nacional”. Incluso tuvo que intervenir la Embajada española en El Cairo porque las autoridades egipcias le amenazaron con retirarle las credenciales y deportarlo, tras enviar el Servicio de Información del Estado un comunicado de cuatro páginas a los medios nacionales e internacionales donde repasaba las supuestas “opiniones parciales”, “errores profesionales” y “vergonzosas contradicciones ”de sus informaciones. Carrión asegura, no obstante, que no fue el único periodista extranjero que sufrió el mismo trato: Bel Trew, corresponsal de The Times, y Ruth Michaelson, de The Guardian, fueron expulsados. Y Reuters recibió un “toque de atención”.
Algunas de esas informaciones se utilizaron en los juicios a los que se sometió a cientos de Hermanos Musulmanes tras la caída de Mursi. En concreto, Carrión cita la entrevista que le hizo al portavoz internacional de la hermandad, que se usó como prueba de cargo en la sentencia a cadena perpetua que recibió.
A Francisco Carrión tampoco le sorprende la campaña que Emiratos ha desplegado en Europa a través de la agencia Alp Services. “Pretenden fomentar las sospechas hacia los Hermanos Musulmanes y han presionado en Reino Unido y otros países para que se les considere una organización terrorista”, apunta. En España, por ejemplo, “se llevaron a cabo deportaciones exprés de ciudadanos egipcios vinculados con la hermandad que fueron denunciadas por organizaciones internacionales de derechos humanos”.
A su juicio, el motivo de esa animadversión es claro: para las autocracias del Golfo, los Hermanos Musulmanes, que abogan “a través de la religión por el aperturismo” en esos regímenes, representan todo un “desafío”.
Pruebas débiles, subrayados finales
El informe que elaboró Alp Services sobre la base del que antes había entregado Castor & Polux se esfuerza por apoyar el argumento de las simpatías de Carrión por la hermandad, aunque las pruebas sobre las que pretenden sostenerlo los detectives suizos son ciertamente débiles. Las seis primeras páginas se limitan a hacer una relación de los datos personales del periodista y de su currículo profesional, desde que fue becario en la agencia Efe hasta sus 10 años como corresponsal de El Mundo en Egipto, donde cubrió “el auge y caída de los Hermanos Musulmanes”: la primavera árabe contra Hosni Mubarak en 2011, la elección de Mohamed Mursi como jefe de Estado en 2012 y el golpe de Estado del general Al Sisi en 2013. También se enumeran todos sus premios de periodismo. Y poco más. Resulta que Carrión no tiene ni coche, ni piso, ni deudas, ni sociedades a su nombre.
Así que las dos últimas páginas del informe sirven para rellenar lo que los datos no proporcionan. Los detectives de Alp Services hacen un rapidísimo examen de los artículos publicados por el corresponsal. En 2012, señalan, presentó a los Hermanos Musulmanes como “la mayor organización islámica del mundo”, cuyo objetivo es “extender las leyes islámicas a todos los aspectos de la vida “de forma pacífica”. Aunque no por ello deja de reconocer que uno de sus ideólogos lo es igualmente de organizaciones terroristas como Gama Al Islamiyah. Y asegura que existen dos corrientes: una reformista y otra conservadora. Presenta a los Hermanos Musulmanes como “pragmáticos moderados”, que aceptan el capitalismo y la democracia, aunque sin abandonar su programa ultraconservador.
Sin embargo, lo que el informe de Alp resalta como acusatorio es el hecho de que en 2017 Carrión escribiera en otra información publicada en la sección de internacional del periódico que los Hermanos Musulmanes habían abandonado la violencia y aceptado el sistema de partidos, que no había pruebas para considerarlos una organización terrorista y que los hombres de negocios que se sitúan en su núcleo han sido objeto de una “represión sangrienta y demonizados por los medios de comunicación”.
El segundo elemento incriminatorio para Alp Services es el artículo de LOC sobre Matar Suhail. De hecho, subrayan que se publicó a los pocos días de acabar el Tour de Francia “para conseguir más lectores”. Aunque, al mismo tiempo, los suizos reconocen que, en otros reportajes, el periodista “no escatima críticas” contra Catar y Turquía, los dos países que apoyan a los Hermanos Musulmanes.
Castor & Polux intentó, además, vestir un poco más un informe que, probablemente, se le había quedado bastante desnudo. Pero se limitó a buscar referencias en una única fuente, “confidencial” y procedente del mismo periódico en el que trabajaba el corresponsal. Aunque tampoco ahí consiguió material peligroso. “Es un buen periodista, analítico y preciso en su trabajo, y muy fiable”, le contestaron. También le dijeron que Carrión estaba “fascinado por el mundo árabe”. “Tiene un poco de síndrome de Estocolmo”, fue la expresión literal, “algo que le ocurre a la mayoría de los periodistas enviados a esa zona y que pasan muchos años allí”, matizó esa fuente confidencial a los detectives de Barcelona.
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Semejante contención no debió de satisfacer a los suizos, que en su informe final a los emiratíes eliminaron la segunda parte de la frase y cargaron las tintas: “En otras palabras, Carrión se ha obsesionado un poco con el país”. No fue el único subrayado de Alp. Donde Castor decía que el trabajo del corresponsal había estado “relacionado” con la caída de Mubarak, el golpe de Estado de 2013 y la posterior represión de los Hermanos Musulmanes, los suizos aseguraban que era en esos tres asuntos donde el español había “centrado” sus reportajes.
Los suizos también suprimieron de su informe final otra referencia que no cuadraba con el enfoque pretendido: que el interés de Carrión se centraba más en el “componente social” de los conflictos que cubría. “Ha hecho entrevistas y artículos sobre víctimas de tortura, personas desaparecidas y asesinatos, represión contra las mujeres y los homosexuales, y sobre la libertad de expresión”, describía la fuente de Castor. Finalmente, la misma tijera aplicó Alp a la mención que la fuente de Castor hizo a la postura del corresponsal sobre Israel: Carrión rechaza la política del Estado hebreo, pero –esta parte no llegó al informe final– “cuando hay un ataque terrorista palestino lo cubre con imparcialidad”.
Todo vale para que el cliente quede satisfecho.
Emiratos Árabes Unidos utilizó la agencia de detectives suiza Alp Services para intentar influir en la opinión pública actuando como fuente –tóxica– de algunos periodistas de toda Europa. También españoles. Pero, además, encargó a los suizos que investigaran a los que consideraba informadores hostiles a su causa. Uno de ellos fue el corresponsal de El Mundo en Egipto, Francisco Carrión. Hubo sólo un periodista más entre sus objetivos: Aram Roston, quien ahora trabaja para Reuters, pero antes lo hizo para Buzzfeed o Newsweek, entre otros medios estadounidenses. Ambos fueron sometidos a una completa investigación personal, financiera y profesional, según los documentos obtenidos por Mediapart y compartidos con la red European Investigative Collaborations (EIC), a la que pertenece infoLibre. También han formado parte de la investigación los medios suizos Heidi News y RSI Television, así como Domani (Italia) y Daraj Media (Líbano).