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PIB, empleo, inflación o déficit fiscal: los indicadores clave de una economía que ha pasado el examen de 2022
Incertidumbre es la palabra más recurrida hasta ahora cuando toca hablar de la economía. Pero ahora se han despejado algunas incógnitas. Desde que empezó 2020, hace ya tres años, la actividad ha recibido múltiples impactos desde diferentes planos que ha alterado su funcionamiento. Pero, desde otoño, la pandemia, los enredos en las cadenas de suministros, la guerra de Ucrania y la inflación, aunque siguen apretando, ya no ahogan. España se ha convertido en uno de los países de su entorno con mayor ventaja competitiva, con un crecimiento fuerte que convive, de manera paradójica, con la inflación más baja de la eurozona.
2022 ha cerrado con mejores datos de los previstos. La economía española ha crecido más de lo que se preveía. El empleo ha mantenido una evolución muy positiva. La inflación no ha dejado de reducirse desde verano. ¿Estamos ante un punto de inflexión de la economía española tras tres años volátiles? ¿Es solo un repunte antes de otra fase de turbulencias? infoLibre ha consultado los indicadores con dos economistas: Raymond Torres, director de Coyuntura Económica del centro de análisis Funcas y Juan Laborda, profesor de Economía Financiera en la Universidad Carlos III de Madrid.
Un PIB mejor de lo esperado con una cara B
“El dato de PIB de 2022 tiene dos caras: una positiva y otra negativa”, señala Raymond Torres. “Es positivo porque, en el conjunto del año, el crecimiento ha sido más robusto de lo que se anticipaba: prácticamente el mismo que en 2021. Un 5,5%. Esto nos permite acercarnos al nivel prepandemia, se queda apenas un 0,9% por debajo, es algo muy positivo”, explica el director de Coyuntura Económica de Funcas.
Para Torres, la cara menos amable está relacionada con los factores que han propiciado ese crecimiento: “El consumo es el principal responsable de la revisión al alza del crecimiento por parte del INE. Es algo que no es sostenible. El repunte tan intenso del consumo ha sido posible gracias al ahorro acumulado durante el confinamiento. Pero este colchón prácticamente ha desaparecido. De aquí en adelante solo cabe esperar un debilitamiento del consumo”, advierte. El economista sostiene este análisis en dos datos: en el cuarto trimestre se produjo una caída del consumo del 1,7% y estima que la tasa de ahorro está en la mínimo de la serie histórica.
El profesor Juan Laborda considera que el dato del PIB es una “sorpresa positiva”: “Es la gran sorpresa de 2022. España ha crecido mucho más de lo que se esperaba, un 5,5% frente a las previsiones en torno al 4%. Por un lado, está el impulso del sector servicios. La recuperación del turismo ha sido muy importante. Pero también está la situación de la industria. España es uno de los países que mejor ha salido de la guerra. Energéticamente, lo que para nosotros era una desventaja, ahora es una ventaja. Mira Alemania: tenía el gas ruso barato como principal fuente de suministros, ¿ahora qué alternativa tienen? Todo esto ha permitido la sorpresa de crecimiento”, celebra el economista.
El mejor dato de inflación de Europa
España cerró 2022 con el dato más optimista de inflación: 5,6% en diciembre, respecto al mismo mes de 2021. La media de la eurozona fue del 9,2%, con varios países de nuestro entorno por encima, como Portugal (9,8%) o Italia (12,3%). “Una economía que crece más de lo esperado y con la inflación más baja de la eurozona, ¡ya me dirás tú cómo definimos a esta economía!”, ironiza Juan Laborda.
El profesor resalta el gran efecto positivo de la excepción ibérica para aplacar los precios energéticos en España y así, los precios de toda la actividad económica. Pero advierte un riesgo: “Todo puede cambiar si en 2023 volvemos al sistema marginalista. En Europa, los talibanes del libre mercado nos llevan por donde quieren”, ironiza el economista.
El director de Coyuntura de Funcas incide en lo positivo del dato y señala cuál debería ser la senda: “Tenemos todavía un problema de inflación subyacente. No se ha desacelerado en los últimos meses. El principal problema es que los precios energéticos se han trasladado a diferentes eslabones de la cadena productiva de los alimentos, como su transporte, los fertilizantes o los piensos. Normalmente, debería desacelerarse también el precio de los alimentos”, señala.
Un mercado laboral resistente
En cuanto a empleo, los expertos valoran el dato positivo no solo en cuanto a cantidad, sino también en calidad. “Frente a los agoreros que nos dijeron que la reforma laboral iba a encarecer la mano de obra o que iba a ser malo para la empresa, el dato del desempleo es mucho mejor de lo esperado, cerramos 2022 en el 12,9%, el mejor dato de 15 años”, explica Laborda.
Torres coincide en lo inesperado del dato: “Nadie hubiera esperado que tras una crisis sanitaria y energética tendríamos una tasa de paro similar o inferior a la que teníamos antes de las crisis. La evolución es muy positiva. El empleo sigue creciendo, aunque muy levemente. Esto en un contexto de desaceleración de la economía es positivo. Cabe esperar una reducción leve del empleo si se confirma esa desaceleración económica”, opina.
“Hay otro apunte positivo”, añade el economista de Funcas. “El cambio estructural favorable tras la reforma laboral. La tasa de temporalidad se ha reducido. Cada vez hay más empleos estables, ya sean con contratos fijo-discontinuos o fijos convencionales. Eso es un indicativo de un cambio de comportamiento en la gestión de las plantillas por parte de las empresas. Esto se ve favorecido por la reforma laboral, y también por el cambio demográfico”, expresa Torres.
La economía española sigue gastando más de lo que ingresa
El hecho de que España cerrar 2022 con un PIB mucho mejor de lo previsto, deja margen para tener unos datos de déficit fiscal [cuánto ingresa el Estado frente a lo que gasta] y deuda pública. Ambos ratios se elaboran sobre el crecimiento de la economía, por lo tanto, cuanto más alto es el PIB, más bajos son los otros dos. El Gobierno estimaba en verano que el déficit quedaría en torno al 5% y la deuda, al 115,2%.
“Después de conocer el PIB, el déficit debería quedar por debajo del 4% y la deuda en torno al 110%, incluso teniendo en cuenta el gasto extraordinario que supone el tercer paquete de medidas antiinflación”, señala Raymond Torres. Funcas, la organización de la que es director de Coyuntura Económica, recopila todas las previsiones económicas de los organismos y genera los consensos. “Esos datos se dan por la revisión del PIB, y también por el mejor comportamiento de la recaudación”, añade.
“Voy a dar un punto totalmente distinto: me importa poco el déficit fiscal”, apunta el economista Juan Laborda. “En España, los únicos años que hubo superávit fiscal, entre 2005 y 2007, se estaba produciendo un endeudamiento masivo del sector privado que llevó a una burbuja. Mientra el Banco Central Europeo continúe comprando deuda pública en el mercado secundario no hay ningún problema. Jamás un Estado va a quebrar… eso siempre que Europa no vuelva a la austeridad”, remacha el profesor.
Entonces, ¿hacia dónde va la economía?
Según los expertos, los tres datos positivos de PIB, empleo e inflación dejan a España en un buen punto de partida para afrontar las enormes incertidumbres que quedan a lo largo de 2023. Todo depende de que no haya otro brote de COVID que dañe la economía o que la guerra no sufra una vuelta de tuerca, dos riesgos que los agentes económicos cada vez ven con menor riesgo.
“La economía española tiene una mejor evolución que el resto de países europeos”, puntualiza Raymond Torres. “Nos beneficiamos de un plus de crecimiento, el crecimiento de las exportaciones se mantiene, pese al debilitamiento global. Vemos algunos desafíos, como la reducción de los desequilibrios presupuestarios, pero para resolverlos tenemos algunos puntos fuertes: el mercado laboral, la competitividad exterior de la economía y la posición energética. Esto explica en parte el aumento de la inversión internacional”, explica.
“Tenemos la inflación más baja en Europa y uno de los PIB más altos, ¡fíjate la combinación!”, señala Juan Laborda, señalando la aparente contradicción, ya que el crecimiento económico produce inflación. “Veo en 2023 una economía que puede crecer entre el 1,5% y el 3%. Creo que la inflación bajará al 2%, pero no por las subidas de tipos, sino porque los salarios no tienen poder de compra. Temo a los sectores que tienen poder de fijación de precios en el mercado. Creo que en este sentido, la CNMC debería dotarse de medios y ser implacables. Poner multas, para que se acuerden de verdad”, critica Laborda.
El último panel de previsiones de Funcas estima un PIB del 1,3% y una inflación del 4% en 2023. “Yo creo que la inflación irá desescalando, pero aún lejos del 2% que espera el BCE. Será de, al menos, el doble. Teniendo en cuenta que en el resto de países europeos el dato de inflación será peor, creo que el BCE mantendrá las subidas de tipos de interés durante un tiempo. La cuestión es: ¿cuál será el impacto? Nosotros creemos que la economía aguantará”, concluye Torres.