Eléctricas de Europa y Estados Unidos forman grupos de presión contra la energía solar

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En los negocios manda el instinto de supervivencia. Cuando las empresas se sienten amenazadas, tienden a agruparse. En el sector energético la tendencia es clara. En Estados unidos y en Europa, las grandes empresas energéticas tradicionales están agrupándose en lobbies para hacer frente a una tecnología en alza, la energía solar fotovoltaica, que amenaza con minar las bases del negocio al convertir al usuario en productor y consumidor de su propia energía a precios razonables.

La combinación de paneles solares baratos y baterías de almacenamiento de energía cada vez más asequibles han desatado todas las alarmas. Los expertos de Deutsche Bank han denominado la combinación de paneles y baterías de almacenamiento como la "tecnología asesina". ¿Qué asesina? El negocio de las grandes corporaciones.

Ante el riesgo de perder negocio, las empresas tradicionales han reaccionado. En EE UU, según The Washington Post, la alarma saltó hace ya tres años. Entonces, altos ejecutivos empresariales y responsables de servicios públicos se reunieron en el Estado de Colorado para escuchar las amenazas que la proliferación de paneles solares en los tejados de las casas particulares podría suponer para los operadores de la red eléctrica.

Caída de ventas

Los expertos estadounidenses hablaron en la reunión de "disminución de las ventas al por menor" y "pérdida de clientes" y concluyeron que era necesario "preparar un plan de acción para hacer frente a los desafíos", según la información del diario. el plan de acción, según el diario, se ha traducido en una intensa campaña para detener la proliferación de los paneles.

En una acción que recuerda lo que sucede en España, donde el Gobierno mantiene la amenaza de imponer el llamado "impuesto al sol" "impuesto al sol"a este tipo de instalaciones, el diario norteamericano recoge el caso de compañías eléctricas de Arizona, Wisconsin y Nuevo México que han impuesto o están a punto de hacerlo, recargos por mantener la instalación conectada a la red.

Como sucede en España, hay estudios elaborados por Administraciones estatales (caso del Estado de Louisiana) que sostienen cómo los usuarios de paneles solares abaratan su factura a costa de quienes no los tienen, que deben sufragar el mantenimiento del conjunto de la red.

El espejo en Europa

La llamada a rebato de las empresas en EE UU tiene imagen de espejo en Europa. También en el Viejo Continente, las empresas tradicionales se han agrupado y han tomado forma de lobby para combatir la amenaza de las energías renovables en general y de la energía solar en concreto.

En la primavera de 2013, diez grandes utilities europeas se reunieron en el Museo Magritte (Bruselas, Plaza Mayor) para defender ante la Comisión Europea la necesidad de respaldar el negocio tradicional, especialmente el del gas, ante los cambios provocados por el desarrollo del fracking en EE UU, las exigencias medioambientales y el respaldo a las energías renovables.

El grupo Magritte de empresas europeas está formado por las españolas Gas Natural Fenosa e Iberdrola, las italianas Enel (propietaria de Endesa) y Eni, las alemanas E.ON y RWE, la francesa GDF Suez, la holandesa GasTerra, la checa CEZ, la sueca Vattenfall, la finlandesa Fortum y la austriaca OMV.

Estrategia de presión

En la estrategia de presión que siguen las grandes compañías, el grupo Magritte agitó el fantasma del riesgo de apagones en Europa. El presidente del conglomerado energético francés, GDF-Suez, Gérard Mestrallet, llegó a decir que el cierre de plantas eléctricas que funcionan con gas natural en Europa (se han cerrado 50.000Megawatios, equivalentes a 50 plantas nucleares) incrementa el riesgo de que el sistema eléctrico europeo tenga problemas en cuanto haya un invierno frío. "El riesgo de apagón nunca ha sido tan alto" dijo Mestrallet.

La preocupación de las empresas, a ambos lados del Atlántico, es evidente. Pero ¿tienen razón para temer un derrumbe de su negocio tradicional?. Los últimos informes de entidades como Deutsche Bank o la Universidad de Cambridge muestran que las empresas tienen razones para estar preocupadas.

Los analistas de Deutsche Bank sostienen que en los próximos cinco años, el coste de almacenamiento de la energía bajará de 14 centavos de dólar el kwh a 2 centavos kwh. El resultado será que la combinación de paneles solares baratos -cuyo precio ha caído un 80% en los últimos años- y almacenamiento barato dará lugar a "una aplicación asesina" (para el negocio tradicional). "Aplicación asesina" y "santo grial" son algunas de las expresiones que utilizan los analistas de Deutsche Bank para referirse al modelo que despega.

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El banco alemán coincide con el último informe conjunto de la consultora PwC y de la Universidad de Cambridge. El trabajo, encargado por el Banco Nacional de Dubai (NBAD), destaca que la energía fotovoltaica competirá en precio en la producción de electricidad en apenas un par de años en el 80% de los países (página 27 del informe). En seis años, explica el documento, los costes de la energía fotovoltaica han descendido un 80%.

También la Agencia Internacional de la Energía estima que la energía solar será la forma de producción de electricidad más barata entre los años 2015-2030. Una de las claves está en el coste de las baterías de almacenamiento de energía. El informe de Deutsche Bank recoge que las baterías de mayor calidad (de ion-litio) ha descendido a la mitad en un año (de 1.000 dólares el Kwh a 500 dólares). Los analistas creen que  “las baterías seguirán reduciendo sus costes a un ritmo anual de entre el 20% y el 30%, por lo que creemos que podrían lograr la comercialización masiva antes del 2020”.

Pero podría ser antes. El consejero delegado de la compañía estadounidense Tesla, Elon Musk, ha generado una enorme expectación al comunicar la intención de comercializar de forma masiva, y en cuestión de meses, una batería de almacenamiento barata, complemento ideal para los hogares que decidan prescindir de la factura de la luz tradicional. Para las empresas tradicionales es un desafío mortal. Por eso forman grupos de interés a los dos lados del Atlántico.

En los negocios manda el instinto de supervivencia. Cuando las empresas se sienten amenazadas, tienden a agruparse. En el sector energético la tendencia es clara. En Estados unidos y en Europa, las grandes empresas energéticas tradicionales están agrupándose en lobbies para hacer frente a una tecnología en alza, la energía solar fotovoltaica, que amenaza con minar las bases del negocio al convertir al usuario en productor y consumidor de su propia energía a precios razonables.

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