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Endesa se suma a la lista de empresas privatizadas convertidas en pasto de multinacionales extranjeras

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La empresa Enel, controlada por el Estado italiano, ha decidido exprimir Endesa forzada por una deuda que supera los 41.000 millones de euros. El Gobierno español y también Competencia han concluido que la compañía italiana está en su derecho. Compró la compañía en 2009, le costó 40.000 millones y ha decidido apurar al máximo la inversión.

Endesa ha pasado ya a formar parte de la lista de antiguas joyas del sector público empresarial que fueron privatizadas, que recibieron apoyo a su expansión internacional vía impuestos (créditos fiscales) y que ahora dan lustre y llenan la caja de multinacionales extranjeras.

El caso de Endesa es llamativo. La compañía, fundada en 1944 para explotar lo menos rentable del sistema energético del país vendiendo energía a las grandes compañías acabó siendo un éxito. Engulló a competidores hasta que fue privatizada, en un primer paso, por el antiguo INI en 1988 mediante una OPV. El Estado remató la venta en 1998 bajo el primer Gobierno de José María Aznar.

El todopoderoso vicepresidente y ministro de Economía de la época, Rodrigo Rato, impidió en 2000 la fusión de Endesa con Iberdrola al imponer condiciones que las empresas consideraron excesivas. La fusión frustrada hubiera cambiado, sin duda, toda la historia del sector. En 2005, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Endesa se convirtió en causa de una pelea en la que tomó parte Gas Natural, la alemana E.ON, el grupo Acciona y, finalmente, la italiana Enel. 

ENDESA: TRASPASO DE ACTIVOS

Aquella pelea ha acabado al fin con el traspaso de los activos latinoamericanos de Endesa a la matriz italiana, el reparto de dividendos históricos (14.606 millones sólo este año) y nuevas operaciones de venta de acciones en preparación. Al fin, el dueño ha hecho de dueño. Enel se queda con la parte del negocio con más potencial de crecimiento —América Latina, 16.240 MW, el 41% de la compañía—, ingresa el 92% de los dividendos y deja a Endesa como un pequeño player limitado al mercado ibérico, con un limitado potencial de negocio.player

Endesa no es una excepción. La antigua compañía aérea de bandera, Iberia, es también un manantial de quejas por la forma en que sus nuevos propietarios británicos gestionan su presente y su futuro. Iberia salió a Bolsa en 2001. Caja Madrid, Logista, el BBVA y El Corte Inglés formaron el núcleo duro que llevó a la compañía hasta la fusión con British Airways en el consorcio IAG en 2011. Dos años después, con la salida un tanto apresurada de Bankia, Iberia dejó de tener socios españoles.

IBERIA: el gran negocio de IAG

Para International Consolidated Airlines Group (IAG), la operación de fusión con Iberia no ha sido mal negocio. En 2013, el consorcio registró unas ganancias de 151 millones de euros. Supuso la vuelta al beneficio tras perder 658 millones en 2012. Según  el holding aéreo, sus aerolíneas obtuvieron un beneficio operativo de 770 millones, frente a pérdidas de 23 millones en el ejercicio anterior. British Airways alcanzó un beneficio de las operaciones de 762 millones de euros, Vueling ganó 168 millones (desde abril de 2013, cuando fue adquirida) e Iberia perdió 166 millones.

El problema es que, según los sindicatos, los buenos resultados de IAG se deben, en buena parte a los sacrificios de Iberia. Entre esos sacrificios, los sindicatos destacaron el número de aviones (Iberia tenía 152 aeronaves 2004 y 90 en 2012), horas de vuelo, rutas (Iberia dejó de cubrir destinos como Estocolmo, El Cairo, Estambul, La Habana o Santo Domingo) y, sobre todo, personal. Iberia redujo un 25% la plantilla en ocho años (de 24.607 a 19.109 en 2012) mientras que British Airways sólo recortó 9.000 empleos (de 49.072 a 40.000) en 18 años.

Las críticas a la gestión se vieron reforzadas con la sospecha —nunca disipada por entero— de que British Airways ha utlizado Iberia para apuntalar, con recursos de la antigua compañía española, las obligaciones de pago de la firma británica al fondo de pensiones de sus empleados, que registraba un déficit de entre 4.500 y 6.000 millones de euros.

Las críticas sindicales debían tener fundamento porque el ministro de Industria, José Manuel Soria, reconoció dos cosas importantes: que la fusión no había sido buena para Iberia y que el Gobierno —como ha sucedido con Endesa— no tenía medios para presionar al consorcio.

EL CASO DE tabacalera

Iberia, deglutida por el consorcio IAG, comparte con otra antigua joya empresarial pública, Tabacalera, el guía que marcó el rumbo hacia la práctica desaparición. Fue Antonio Vázquez Romero, expresidente de las dos compañías vendidas a empresas británicas.

Tabacalera, antiguo monopolio del negocio del tabaco, fue privatizada en la corriente de ventas y capitalismo popular que animó el Gobierno de José María Aznar en 1998. El proceso lo dirigió César Alierta, que en 2000 pasó a presidir otro antiguo monopolio, Telefónica.

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Alierta fusionó Tabacalera —OPA mediante— con la francesa Seita en 1999 para crear Altadis. Posteriormente, Antonio Vázquez Romero, que había maniobrado bien en torno a Alierta y sus socios hasta acceder a la Presidencia, remató la operación. En 2008 vendió Altadis a los británicos de Imperial Tobacco por 12.500 millones. Un pelotazo que elevó el caché de Vázquez y lo catapultó a la Presidencia de Iberia.

Como en el caso de Endesa y de la compañía aérea, los sindicatos de la antigua Tabacalera se han quejado de la gestión de los propietarios británicos, a los que acusan de apretar a la compañía con recortes, despidos y operaciones como la salida a Bolsa de Logista.salida a Bolsa de Logista

La conversión de antiguas empresas públicas en alimento de multinacionales extranjeras forma parte de una historia de privatizaciones más bien triste. La mayor parte de las empresas públicas vendidas desde 1984, en torno a 120, han desparecido. empresas públicas vendidas desde 1984,Muchas de ellas, recuerdan fuentes de la Administración, recibieron apoyo público para su consolidación, incluso cuando ya eran compañías formalmente privadas. Ese esfuerzo lo han aprovechado las multinacionales.  

La empresa Enel, controlada por el Estado italiano, ha decidido exprimir Endesa forzada por una deuda que supera los 41.000 millones de euros. El Gobierno español y también Competencia han concluido que la compañía italiana está en su derecho. Compró la compañía en 2009, le costó 40.000 millones y ha decidido apurar al máximo la inversión.

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