Por qué España no está en quiebra (ni cerca): los indicadores económicos que Casado ignora

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"España está quebrada", proclamó este fin de semana el líder del PP, Pablo Casado, desafiando cualquier lógica. "Aviso: como nos dejen de comprar deuda o nos suban tipos, hemos quebrado. No es catastrofismo, es realismo y es responsabilidad", indicó a El Mundo. La entrevista fue un no parar: "Estamos abocados al rescate por culpa de este Gobierno". "Por tercera vez en la historia nos vamos a encontrar un país en default (quiebra) por culpa de un Gobierno que no ha aprovechado el mayor caudal de solidaridad europea de la historia". 

En el mundo económico, incluso entre expertos cercanos al Partido Popular, cunde la estupefacción en torno a las declaraciones del presidente popular este fin de semana. No hay indicador que pruebe la inminente bancarrota de la economía española, sino más bien al contrario: los datos de empleo, consumo doméstico o exportaciones van viento en popa a la espera de la cifra que más expectación suscita estos días, el crecimiento del PIB en el tercer trimestre tras la drástica revisión a la baja del INE a finales de septiembre (cuando se esperaba un crecimiento del 2,8%, el INE lo rebajó al 1,1%). 

De hecho, la palabra quiebra es más propia de la anterior recesión financiera, en Europa especialmente a partir de 2010: aludía a la supuesta incapacidad de varios países de asumir los pagos a sus acreedores extranjeros, lo que provocó una espiral de rescates a cambio de recortes draconianos impuestos por la Troika. La espiral se detuvo en 2014-2015 cuando, entre otras medidas, el BCE llevó los tipos de interés al mínimo y lanzó programas de estímulos. Pero en aquellas fechas, especialmente entre 2010 y 2012, la ciudadanía en Grecia, Italia, Chipre, Irlanda, Portugal o España se familiarizó con conceptos como default, prima de riesgo, activos tóxicos o banco malo. Esos términos han caído en el olvido. 

Emisión de deuda

Casado: "El Banco Central Europeo nos ha tenido que inyectar 330.000 millones de euros, de los cuales 120.000 son todas las emisiones netas de la deuda pública nacional del año pasado". 

La parte central del discurso de Casado sobre la supuesta bancarrota. Pero se trata de una declaración alarmista y descontextualizada por tres razones. Primero, porque el programa de emergencia por la pandemia (PEPP, del inglés) para comprar deuda en la Eurozona asciende, tras sucesivas reformas, a 1,8 billones de euros que todavía no se han movilizado en su totalidad. Un programa que empezó en marzo de 2020 con 750.000 millones de euros y fue ampliándose en los meses siguientes al quedarse corto. 

España, por tanto, ha recibido lo que le corresponde por su peso, ya que el PEPP se define como un plan para comprar deuda de "manera flexible, en función de las condiciones de mercado, con el objetivo de evitar un endurecimiento de las condiciones de financiación que sea haga incompatible contrarrestar el impacto económico de la pandemia". Según el balance del Banco de España, el Banco Central Europeo (BCE) ha adquirido más de 210.000 millones de euros (211.197 millones) en emisiones de deuda del estado español, frente a más de 1,4 billones (1.404.170 billones, última actualización del 1 de octubre) movilizados por la institución que preside Christine Lagarde. Es el 15% del PEPP ejecutado aproximadamente, por detrás de países como Alemania, Francia o Italia.  

Segundo, porque los números de Casado mezclan conceptos. Asegura que el BCE "nos ha tenido que inyectar 330.000 millones de euros", pero la suma que realiza el líder popular es la del PEPP a la que incorpora las operaciones de financiación a las entidades financieras. Es decir, Casado incluye en su cálculo otro programa del BCE paralelo a la compra de activos a los estados para que la banca facilite créditos a empresas y hogares (en España a través del ICO), además de vender deuda directamente al BCE, que no puede adquirirla directamente de los países. El ex presidente del Banco Hipotecario, Julio Rodríguez, explica el proceso. "Los gobiernos emiten deuda, las compran los bancos y otros intermediarios financieros y también las empresas, y después las compra el respectivo banco central, que lo mantiene en su balance. Cuando la deuda vence, el BCE vuelve a la carga comprando más". Sumando todos los conceptos anteriores, en agosto la inyección del BCE sería de 358.735 millones, pero no sobre el estado sino sobre también sobre el sector privado y financiero; habría, pues, que descontar casi 150.000 millones de euros inyectados a la banca (datos del Banco de España hasta agosto). 

Y tercero, porque de las citas de Casado se desprende que la emisión de deuda española es un caso excepcional y no lo es en absoluto. "La intervención de los bancos centrales es algo generalizado en todos los países del mundo, desde Estados Unidos a China pasando por Reino Unido o Rusia", indica Julio Rodríguez. "Y ocurre desde antes de la pandemia, solo que se ha acelerado ahora". Este experto advierte de los "efectos secundarios negativos", como "los altos precios de la Bolsa o de los activos inmobiliarios, que agudizan las diferencias de renta entre los hogares". Pero admite que no había alternativa frente al covid-19.

¿Cuándo terminará el programa estrella del BCE? Siempre según la institución, "no antes de marzo de 2022". "El Consejo de Gobierno continuará reinvirtiendo el principal de los valores adquiridos en el marco del PEPP que vayan venciendo al menos hasta el final de 2023", señala el BCE. En las últimas semanas, el BCE ha anunciado que estudia lanzar un nuevo programa indefinido de política cuantitativa para comprar deuda por valor de 20.000 millones al mes, por lo que hay estímulos para rato. En el horizonte se habla de 2025 como posible escenario para terminar con los programas de adquisición de deuda anti-covid, pero es aún muy aventurado 

Tipos de interés

Casado a El Mundo: "Aviso: como nos dejen de comprar deuda o nos suban tipos, hemos quebrado". La primera advertencia suena muy remota a tenor del apartado anterior: las compras van a continuar indefinidamente más allá de 2023 hasta que otros indicadores como la inflación se estabilicen. Los tipos de interés entraron en terreno negativo a partir de 2019, en la última etapa de Mario Draghi como gobernador del BCE. Desde la pandemia, se trata de una política común para superar la crisis. Actualmente y como señala el Tesoro, "los costes de financiación están en mínimos históricos, con un coste medio de la deuda viva del 1,66% y coste de emisión del -0,03%". Lo que, en opinión de este organismo, "ayudará al ajuste fiscal gracias a los menores pagos de intereses de intereses".

Hasta 12 de los 19 títulos de deuda (bonos, obligaciones, letras) tuvieron tipos negativos en la última subasta. Se han producido aquí varios hitos: hace justo un año, en octubre de 2020, el Tesoro Público emitió un bono de deuda pública con un vencimiento a 10 años con rentabilidades negativas para los inversores. La buena marcha de los costes de financiación de la deuda se acompasa con el éxito del Tesoro en septiembre, en la primera emisión de bonos verdes soberanos por importe de 5.000 millones de euros a un plazo de 20 años: el Tesoro constató una demanda por más de 60.000 millones, lo que permitió entonces reducir el coste de la emisión de títulos al -0,01%. Ahora es ligeramente más negativo.

Déficit y deuda públicas

Casado: "Los presupuestos están admitiendo un déficit en tres años de 300.000 millones de euros, ¿eso quién lo paga?". Veamos los datos: en el primer trimestre de 2021 el déficit se sitúa en -8,2% y la deuda pública en el 125,3% del PIB en el mismo periodo (fuentes: Eurostat y Banco de España). Podrían ser porcentajes alarmantes si no hubiese pandemia, pero actualmente están en descenso, especialmente el déficit. "El déficit fiscal y la relación deuda/PIB vuelven a una trayectoria descendente a partir de 2021", indica el Tesoro Público en el reciente paper Desarrollos recientes en la Economía, Política y Financiación españolas

El déficit en el segundo trimestre de 2020 -el peor de la crisis- se hundió hasta -19,6%. El penúltimo indicador, último trimestre del año pasado, se situaba en -11,9%, por lo que los cálculos del líder del PP no cuadran. Sobre la deuda pública, los últimos datos de marzo aún no contemplan una tendencia descendente que el Gobierno aguarda como oro en paño por el anhelado rebote económico que tendría que producirse en el tercer trimestre, de acuerdo con las previsiones del Ministerio de Economía. En el segundo trimestre de 2020, España registró el peor déficit. Ahora, seis países de la UE arrojan déficit más abultados (República Checa, Francia, Letonia, Hungría, Malta y Rumanía). Cuatro estados miembros de la UE superan la deuda pública de España en el primer trimestre del año: Grecia (209,3%), Italia (160%), Portugal (133,6%) y Chipre (125,7%) con Francia y Bélgica acercándose a España. Cabe recordar que el Gobierno de Mariano Rajoy dejó el poder a mediados de 2018 con una deuda pública del 100% e incumpliendo año tras año los objetivos de déficit pactados con Bruselas. 

"Que tenemos un problemón estructural con el déficit es obvio. Que el problema no es de ahora, también", razona el economista y profesor de la Universidad Pablo de Olavide Manuel Hidalgo. "En los meses de la pandemia, fui el primero en decir que había que asumir el déficit que fuese. Si el crecimiento se mantiene, seguirá bajando con ayuda del BCE. Pero creo que hay que abordar el asunto ya desde el Estado". 

Crecimiento y Empleo

Extrañamente, Casado no mencionó este concepto. Que pasa por ser la gran incertidumbre. Economía mantiene que el PIB crecerá un 6,5% este año a pesar de la drástica revisión que hace semanas llevó a cabo el INE: de pronosticar en julio un crecimiento del 2,8% a finalmente registrar un 1,1%. Pero el Gobierno se sigue aferrando a sus cálculos, lo que debería de provocar un rebote muy intenso en el tercer y cuarto trimestres de 2021. Para 2022, el crecimiento previsto es del 7%.

Frente a los extraños virajes del PIB, el empleo se presenta como el indicador más robusto del actual Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos. La última EPA de finales de julio sitúa el número de ocupados en 19,7 millones frente a 19,8 millones en el segundo trimestre de 2019. La tasa de paro se iba a 3,5 millones de personas (3,2 de 2019). Mensualmente, el Sepe firma sus mejores números de creación de empleo en los últimos meses. 

Casado sí se refirió a los fondos europeos -que serán clave en el crecimiento económico del futuro- tirando de desprecio contra el Gobierno: "No me cuadra que hayan metido 27.000 millones de euros de fondos europeos en el Presupuesto: nadie se cree que lo vayan a ejecutar. Esta gente no sabe nada de economía, nada". Efectivamente, el Gobierno de Pedro Sánchez ha incluido 27.633 millones de euros como parte de NextGeneration EU y ya ha recibido los primeros 9.000 millones. El tiempo decidirá si da o no la razón al líder del PP. 

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Casado: "En vez de reducir en 60.000 millones el gasto improductivo, como proponemos nosotros, el Gobierno va a subir los impuestos en 80.000 millones de euros". Aunque es verdad que el Gobierno de coalición en sus menos de dos años de vida ha tocado al alza los tipos de varios impuestos (IRPF, Patrimonio y recientemente Sociedades, IVA de bebidas azucaradas) y creado nuevos tributos (Tasa Google, tasa Tobin, Plásticos de un solo uso), las cifras de Casado tampoco cuadran, de acuerdo con los Presupuestos Generales del Estado. El diferencial entre la recaudación por ingresos tributarios en 2020 (año pandémico, 194.051 millones) y la prevista en 2022 (232.352 millones) no supera los 40.000 millones. Y eso siempre que se cumplan las premisas del Gobierno: en los seis primeros meses de 2021, hasta junio, Hacienda solo ha recaudado el 9,5% de los ingresos previstos por la Tasa Google. 

Prima de riesgo

Casado ha hablado de default, un término que en lo peor de la anterior crisis se vinculaba con los países periféricos deudores y un indicador que España y el resto descubrieron en 2010: la prima de riesgo, o el diferencial entre el pago de intereses de los títulos de deuda alemanes (valor seguro) con los del resto de estados miembros. Solo un dato: el récord de la prima de riesgo fueron 650 puntos básicos en 2012. En estos momentos, el diferencial es testimonial: 64 puntos básicos. 

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