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La Federación de Comercio de CCOO llevaba tres años en quiebra técnica cuando se fusionó con la de Banca

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CCOO aprobó en 2013 fusionar seis de sus federaciones sectoriales en aras de la eficacia organizativa y el ahorro de costes. El primer paso fue someter a sus organizaciones a auditorías internas. El resultado del examen a la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo (Fecoht), que debía unirse a la Federación de Banca (Comfia), fue demoledor. Concluía que, a 30 de septiembre de 2013, Fecoht se hallaba en situación de quiebra técnica. “Si fuese una empresa, se encontraría en situación de declaración concursal y de quiebra técnica, y si fuese una fundación, en causa de disolución”, resumía el informe. Es más, no se trataba de un quebranto coyuntural: llevaba en ese estado de ruina desde 2010. Es decir, sus gestores podían incurrir en “responsabilidades” judiciales, en caso de que algún acreedor o banco emprendiera acciones ante los tribunales, por no haber corregido el desequilibrio patrimonial en tres años.

Al acabar el ejercicio de 2013, Fecoht, que cuenta con 89.945 afiliados, sumó unas pérdidas de 1,76 millones de euros, el triple de sus números rojos en 2012números rojos, 549.597 euros. Pero es que, según la auditoría, a 30 de septiembre de 2013 la federación de comercio debía 9,5 millones de euros a corto plazo, mientras que todos sus activos estaban valorados en sólo 6,4 millones. Los autores del informe llamaban la atención sobre una deuda con Unicaja de casi un millón de euros y sobre las cuotas impagadas de una póliza de crédito contratada con La Caixa que superaban los 600.000 euros, además de sobre pagos a proveedores por importe de otro millón y una deuda de 1,23 millones más con el Instituto Abierto de Formación Interactiva (IAFI), que imparte los cursos de formación del sindicato. “No hallamos activos en el balance de la federación que cubran estos importes”, concluían, “tan sólo existen fondos en tesorería por 620.193 euros y activos financieros [la participación en un fondo de inversión e imposiciones a plazo] por 500.000 euros”.

Como consecuencia del informe, la ejecutiva de Fecoht fue invitada a dimitir, y lo hizo en pleno el 11 de diciembre. “La situación era insostenible”, admite el secretario de Organización y Comunicación de CCOO, Fernando Lezcano, quien dirigió la gestora que se hizo cargo de Fecoht a partir de ese momento. En cualquier caso, y pese a la advertencia de los auditores sobre las “responsabilidades” en que podían incurrir los anteriores gestores de la federación, la cúpula confederal de CCOO las limita a un caso de “mala gestión”. Que ésta no advirtiera durante tres años los agujeros de las cuentas de Fecoht se debió, según Lezcano, a los “amplios márgenes de autonomía” de que gozan las organizaciones integrantes del sindicato. Fecoht, explica, prefirió contratar a sus propios auditores externos, en lugar de emplear a los que les ofrecía la confederación. “Así que estaban fuera de nuestro alcance”, aduce el dirigente sindical.

La contabilidad de la Federación de Comercio también la ha llevado todos estos años una empresa externa, que además se encargaba de los números de otras organizaciones y con la que CCOO, asegura Lezcano, ha rescindido sus contratos. Ésta, GP3, del grupo ASAS (Al Servicio de los Agentes Sociales), llevaba desde 2004 las cuentas de la Federación Agroalimentaria, de Sanidad y de Banca, además de la de Comercio y de CCOO Canarias, detalla su director Santiago Gil. Según explica, GP3 ha seguido realizando trabajos contables para Fecoht hasta su fusión y los ha cobrado. Pero sí le han rescindido los contratos la Federación Agroalimentaria y la de Banca, y en diciembre perderá el de Sanidad. Al de Canarias renunció GP3 tras dimitir su ejecutiva.

Tanto la Federación Agroalimentaria como la de Banca han encargado ahora la gestión de su contabilidad a Artadi Gestión SL, una empresa que ha creado la segunda de ellas y para la que contrató al ex director y a un grupo de ex trabajadores de GP3. “Primero nos han quitado los empleados y después los clientes”, se queja Santiago Gil, que va a presentar una demanda por competencia desleal contra la Federación de Banca de CCOO, contra Artadi Gestión y contra el ex responsable de GP3, Alberto Manzano.

Gil Rodríguez sostiene que la confederación ha tenido “plena información contable sobre Fecoht todo el tiempo”. Las cuentas anuales las recibían no sólo los órganos de dirección de la federación, sino también la confederación y la Comisión de Control Financiero. Y cita, en concreto, los 2,33 millones de patrimonio neto negativo que ya afloraron en las cuentas de 2012. “Eran conocidos por todos”, recalca.

También asegura que, cuando Fecoht se vio incapaz de pagar el crédito a La Caixa, “pidió ayuda económica a la confederación y ésta se la negó”. La concedió después y una vez que Fecoht estaba en manos de la gestora provisional: tres millones de euros para pagar desde las nóminas hasta ese crédito a la entidad catalana, precisa Santiago Gil. Afiliado al sindicato y trabajador durante años de Forem –su Fundación Formación y Empleo–, Gil Rodríguez también era el administrador de los bienes personales de María Jesús Paredes, ex dirigente de Comfia y persona de confianza del anterior líder de CCOO, José María Fidalgo, que acumuló un patrimonio millonario mientras era liberada sindical y dimitió en diciembre de 2007.

Un ERE con 18 despedidos

El plan, pues, era fusionar una federación en quiebra técnica con otra –Comfia–, que según su auditoría, puede presumir de una “gran fortaleza económica patrimonial y financiera”: con 108.236 afiliados, contaba a 30 de septiembre de 2013 con un patrimonio neto de casi 13 millones de euros, un fondo de maniobra positivo de 9,3 millones y casi ninguna deuda. Su beneficio superaba entonces el millón de euros. Así que las medidas quirúrgicas correspondieron a la quebrada Federación de Comercio. En mayo de este año, la dirección provisional de Fecoht presentó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 49 de sus 147 trabajadores. El sindicato alegaba que el “acelerado proceso de descapitalización” sufrido por Fecoht hacía “imposible” mantener la plantilla actual de la organización. La fusión se materializó el pasado 15 de julio.

En la memoria explicativa del ERE, el sindicato esgrime una caída de los ingresos brutos del 55% desde 2011, provocada por el descenso de las cuotas de sus afiliados –un 15%, hasta los 4,98 millones– y, sobre todo, por el desplome del 80% que han sufrido las subvenciones públicassubvenciones públicas. Si en 2011 la federación percibió 23,26 millones de euros del Estado –entre las subvenciones a la formación y las que percibe por su representación sindical–, en 2013 se quedaron en apenas 4,65 millones. En total, Fecoht perdió 20,4 millones de euros en ingresos en tres años.

Por contra, los gastos encogieron en ese periodo un 38%, menos que los ingresos. Los de personal, un 27,9%, lo que le sirve a CCOO para argumentar que “mientras persista esta elevada estructura de plantilla, las pérdidas continuarán apareciendo, dada la imposibilidad de aumentar el volumen de ingresos a su punto de equilibrio”. Su objetivo con los despidos era ahorrar 1,2 millones de euros. Finalmente, los trabajadores afectados por el ERE se redujeron a 18, a los que se indemnizó a razón de 35 días por año trabajado y 20 mensualidades, más una cantidad según su antigüedad.

Pese a que el Estatuto de los Trabajadores protege a los representantes de la plantilla en caso de despido colectivo, entre los afectados CCOO incluyó al presidente del comité de empresa de Fecoht en Madrid, Pedro Pérez Navarro. También al secretario general de la federación, Javier González Martino, en el cargo desde 1998, y a los secretarios de Acción Sindical, Antonio García Hidalgo, y de Afiliación, María del Mar Rubini, desde hace una década en la ejecutiva dimitida en diciembre. El ERE se firmó con el acuerdo de los representantes de los trabajadores, aunque la plantilla de la sede de la federación en Madrid votó en contra. De los 18 despedidos al menos siete han presentado ya demandas individuales contra el sindicato en los juzgados de lo Social.

Préstamos de un cliente y contratos a costa de la formación

Entre las anomalías destapadas por la auditoría, el informe llama la atención sobre dos hechos. El primero, que el antes mencionado Instituto Abierto de Formación Interactiva (IAFI), uno de los proveedores de cursos de formación de CCOO, un cliente, concediera un préstamo a Fecohtcursos de formación. Y por un importe considerable: 1,18 millones de euros. Se firmó el 16 de julio de 2012 y debería haberse devuelto el 16 de junio de 2013. Sin embargo, la federación no llegó a pagar ni uno solo de los plazos. Santiago Gil dice, por el contrario, que Fecoht sí devolvió el préstamo. Y que la operación sirve para convertir deudas a corto plazo en deudas a dos o tres años. Y era necesaria para justificar las subvenciones recibidas. “La fórmula es defendible si pagas”, precisa.

El segundo, que en 2012 Fecoht contrató personal imputándolo como “costes internos” a los planes de formación subvencionados, pero sobrepasando el 10% de su cuantía, el límite permitido por la ley. Fernando Lezcano no duda en culpar del ERE a la “insostenible” política de contratación de Fecoht. Según fuentes conocedoras de las negociaciones del expediente, CCOO rechazó todas las medidas de flexibilidad que le propusieron los representantes de la plantilla: desde rebajas salariales proporcionales hasta suspensiones de contrato, jubilaciones o convertir a los empleados fijos en fijos discontinuos. Lezcano asegura que se han pactado prejubilaciones “fuera del ERE”, además de forzar la reincorporación a sus empresas de algunos sindicalistas, hasta una quincena de ellos.

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El de Fecoht ha sido el primer ERE en una federación sectorial de CCOO. Pero no el último: la Federación de Industria cierra el suyo el próximo día 31. Antes se sucedieron los despidos colectivos en las organizaciones territoriales. Casi ninguna se ha librado de los recortes de plantilla: Andalucía, Cataluña, Extremadura, Cantabria, La RiojaForem, la Fundación Formación y Empleo de CCOO, se ha desprendido de buena parte de sus trabajadores en toda España. El sindicato también ha desmantelado su gabinete jurídico en Barcelona, con huelga y protestas de los despedidos, a quienes concedió indemnizaciones de 20 días por año.

Otro tanto hizo UGT con su gabinete de abogados en Madrid. En Andalucía, el sindicato de Cándido Méndez ha ejecutado tres ERE –uno de ellos temporal–en año y medio. Dos de ellos están recurridos en el Tribunal Supremo. UGT Valencia ha acometido cuatro ERE desde 2009. También ha despedido en Galicia, Cantabria y Navarra. Ni la CEOE ha podido escaparse de las estrecheces presupuestarias. Igualmente afectada por el recorte de subvenciones y por la crisis de sus organizaciones afiliadas, ha despedido personal en Cantabria, Ciudad Real, Andalucía y su sede central en Madrid. Ciudad RealMadrid

Vista la experiencia y porque “el momento lo exige”, CCOO prefiere ahora lo que Lezcano llama “modelos de gestión unificada”, entre ellos un departamento de Recursos Humanos confederal. También está montando un centro de gestión financiera. La crisis de ingresos ha abocado al sindicato a un brusco cambio de perspectiva. Por un lado, ahora es consciente de que es necesaria una “gestión profesional” de las organizaciones, y por otro, busca que una organización “heterogénea y muy dispersa” no confunda “la autonomía con la independencia”, en palabras de su responsable de Organización. Una labor que se antoja ardua a tenor de la queja que deslizan los autores de la auditoría a Comfía. “En la realización de este trabajo se ha echado en falta una mayor colaboración de algunas de las organizaciones que forman parte de Comfía, y de otras organizaciones que forman parte de CCOO, a la hora de responder a la solicitud de información en un trabajo tan apremiante como éste”.

CCOO aprobó en 2013 fusionar seis de sus federaciones sectoriales en aras de la eficacia organizativa y el ahorro de costes. El primer paso fue someter a sus organizaciones a auditorías internas. El resultado del examen a la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo (Fecoht), que debía unirse a la Federación de Banca (Comfia), fue demoledor. Concluía que, a 30 de septiembre de 2013, Fecoht se hallaba en situación de quiebra técnica. “Si fuese una empresa, se encontraría en situación de declaración concursal y de quiebra técnica, y si fuese una fundación, en causa de disolución”, resumía el informe. Es más, no se trataba de un quebranto coyuntural: llevaba en ese estado de ruina desde 2010. Es decir, sus gestores podían incurrir en “responsabilidades” judiciales, en caso de que algún acreedor o banco emprendiera acciones ante los tribunales, por no haber corregido el desequilibrio patrimonial en tres años.

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