Crisis económica
FMI: errores que cuestan muy caros
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se equivoca mucho. En el último año, se podría decir que se ha equivocado casi continuamente, cada pocos meses. No se trata de una valoración. Los errores los ha reconocido el propio Fondo.
No pasaría nada si esos fallos sólo provocaran el sonrojo académico de los economistas de la institución. Pero los errores del Fondo, cuestan vidas. Más aún, chocan con la idea de los estadistas que lo crearon en 1944 para asegurar la estabilidad del sistema monetario internacional y por extensión, el progreso y la reducción de la pobreza.
En realidad, a los errores del Fondo conviene ponerles una fecha cercana, porque si no se corre el peligro de perder la perspectiva. Los técnicos del FMI han impuesto sus recetas de austeridad y sufrimiento en América Latina, Asia y África durante décadas. Y muchos países de esas áreas sólo comenzaron a atisbar prosperidad y crecimiento cuando rechazaron de plano las recetas de los técnicos.
En apenas un año, los errores reconocidos están en tres informes: Perspectivas Económicas Mundiales, Errores de Predicción del Crecimiento y Multiplicadores Fiscales y Greece: Ex Post Evaluation of Exceptional Access under the 2010 Stand-by Arrangement.
Crecimiento mundial
El FMI falló con las previsiones de crecimiento mundial. Mundial quiere decir que falló en las previsiones para Europa (2,1% de crecimiento frente a la caída final de 0,6% en la eurozona) y falló también para España. No sólo falló, no dio una. En el informe de 2011, sitúo el PIB español con un crecimiento del 1,1% en 2012 (cayó un 1,37%), con un paro del 19,7% (fue del 26,02%) y un déficit del 5,2% (7,1% sin tener en cuenta las ayudas a la banca). No acertó en ninguna de sus previsiones.
Los números y porcentajes tienen su traducción en vidas y personas. Por eso los errores, si son abultados, son muy graves. Los Gobiernos toman decisiones sobre gastos e ingresos teniendo en cuenta la guía que le proporcionan los expertos de los organismos internacionales.
Pues a la vista de los resultados, la guía del FMI vale menos que una brújula montada un imán. Uno de los errores fue el reconocimiento, por parte del economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard, de que las estimaciones con las que trabajan sus equipos estaban equivocadas. De forma simple: a la hora de recomendar cómo abordar lo que denominan "consolidación fiscal" (ajustes para equilibrar ingresos y gastos), habían calculado mal.
De forma sucinta, el error consistía en lo siguiente: los economistas de FMI creían que por cada euro público que recortaran del gasto, la actividad sólo disminuiría en 0,5 euros. Se equivocaron. esa relación ("multiplicador fiscal" resultó ser el triple: por cada euro retirado, se destruían 1,5 euros. Un desastre. Más si se tiene en cuenta que la recomendación de ajuste basada en el mal cálculo se aplicó en todos los países europeos a la vez. Un desastre. España, Portugal, Grecia...sufrieron las consecuencias de que el FMI (y la Comisión Europea) subestimaran el impacto del recorte de gasto público en el paro, el consumo privado y la inversión.
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En Grecia, el Fondo también ha admitido que hubo errores graves. "Hubo notables fallos. La confianza de los mercados no se logró restaurar, el sistema bancario perdió el 30% de los depósitos y la economía se enfrentó a una recesión mucho más profunda de lo previsto, con un desempleo excepcionalmente alto", indicó en un documento de revisión del programa de rescate financiero a Grecia de 2010.
En los primeros cálculos del Fondo, la economía griega se contraería un 5,5%, mientras que finalmente lo hizo en un 17% entre 2009 y 2012, y el desempleo previsto fue de un 15%, aunque finalmente alcanzó el 25% en 2012.
Llueve sobre mojado sobre las políticas de austeridad y sobre quienes las aplican. Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart, reverenciados economistas que supuestamente demostraron en 2010 que hay una tremenda relación entre el aumento de la deuda pública y el desmoronamiento de la economía (por encima del 90% de deuda, el crecimiento se hundía) alentaron las políticas de austeridad que han provocado sufrimiento y paro. Tres años después, tres economistas de Massachussetts demostraron que el análisis estaba equivocado. No valía el excel en el que estaba escrito. Pero la equivocación ya está pagada. Por otros.