La Fundación Alternativas asegura que el subsidio frena la búsqueda de empleo de los parados de larga duración

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Las prestaciones y subsidios de desempleo inhiben la búsqueda de empleo y la aceptación de ofertas de trabajo. Un parado de larga duración –lleva más de un año sin trabajar– tiene un 85% menos de probabilidades de acceder a un empleo que si está cobrando una prestación o un subsidio. Al menos ésa es la conclusión de un estudio elaborado por Sara de la Rica y Brindusa Anghel para la Fundación Alternativas. Ambas, además, son investigadoras de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), en cuyo patronato están representados los mayores bancos y empresas de España.

De la Rica dejó claro que prestaciones contributivas y subsidios asistenciales son “imprescindibles” para que los trabajadores mantengan su renta cuando se quedan en el paro, pero también aseguró que, si son demasiado “generosos” o se prolongan demasiado en el tiempo “desincentivan” al parado en la búsqueda de empleo. “Tienen menos prisa por salir del paro y son más selectivos con las ofertas de trabajo”, explicó.

Aunque igualmente ocurre que los empleos accesibles “son de tan baja calidad y con sueldos tan bajos” que los parados prefieren seguir cobrando la prestación. Según sus cálculos, de 100 parados de larga duración que encuentran empleo, 95 no cobran un subsidio.

Rediseño de las políticas de formación

De ahí que la propuesta de las dos economistas sea ligar el cobro de estas prestaciones a la formación, que consideran un elemento imprescindible para abandonar las filas del paro crónico. “La reforma laboral no ha tocado las políticas activas de empleo”políticas activas de empleo, se quejó De la Rica en la presentación del estudio. En concreto, cree necesario dar “vuelta al calcetín” de estos programas, mediante una colaboración más ágil entre las agencias públicas y privadas de empleo, el diseño de planes de formación específicos para parados mayores de 45 años y el impulso a la Formación Profesional dual, vinculada a las empresas, para los menores de 25 años.

A su juicio, los cursos de formación que ofrecen la patronal y los sindicatos son “obsoletos” la patronal y los sindicatosy no han sido “ni actualizados ni evaluados”, por lo que José Fernández Albertos, investigador del CSIC y responsable de los documentos económicos de Laboratorio de Alternativas, reclamó “políticas imaginativas” para combatir el paro de larga duración. Por ejemplo, complementar el sueldo si éste es inferior al subsidio que cobra el parado. “Cuanto más larga sea la crisis, mayores serán las cicatrices que irá dejando en el mercado laboral, como ya ocurrió con las heridas que causó en España una crisis tan larga y profunda como la sufrida en los años 70”, explicó Fernández Albertos en alusión al paro crónico.

País Vasco y Andalucía son las comunidades autónomas donde el coste social del paro es más alto

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En cualquier caso, no sólo los subsidios son vistos en este estudio como causas del paro de larga duración. También los “altos costes de despido” y las elevadas cotizaciones a la Seguridad Social son consideradas inhibidoras de la contratación por parte de los empresarios. De ahí que De la Rica repitiera la defensa del contrato único, con indemnización inicialmente igual a la del contrato temporal pero creciente con la antigüedad, del que ha hecho bandera FEDEA. Además, el estudio asegura que los altos costes laborales, consecuencia de las elevadas cotizaciones a la Seguridad Social, fomenta que los parados de larga duración terminen trabajando en la economía sumergida al tiempo que perciben el subsidio.La enorme cicatriz del paro crónico

Según la última Encuesta de la Población Activa, en España ya hay 3,65 millones de parados de larga duración. Sólo en los dos últimos años han crecido en 827.400 personas. Es decir, más de la mitad de los desempleados –5,93 millones llevan más de un año sin trabajar. Y de ellos, 2,4 millones –el 66,6%– llevan más de dos. El estudio de la Fundación Alternativas calcula que desde 2007 este paro crónico se ha multiplicado por siete. Por razones cíclicas –el estallido de la burbuja, la crisis subsiguiente– pero también por razones estructurales. Además de las ya citadas sobre el subsidio y los costes de despido y laborales, De la Rica y Anghel mencionan dos desajustes: el existente entre las habilidades profesionales de los trabajadores y las competencias que demandan las empresas, por un lado, y el geográfico, entre los lugares de residencia de los asalariados y las zonas donde se generan más empleos.

Centrándose en el detalle, además, resulta que ser mujer aumenta la probabilidad de caer en el paro crónico en un 27%. Ser mayor de 45 años la aumenta en un 50% respecto a los menores de 30 años y un 30% respecto a quienes tienen entre 30 y 45. Tener educación universitaria, a su vez, reduce un 70% la probabilidad de ser parado de larga duración respecto a la educación primaria y un 36% respecto a la secundaria. Si el desempleado procede de la construcción, tiene un 72% más de probabilidades. Y si es autónomo, el doble que un trabajador no cualificado.

Las prestaciones y subsidios de desempleo inhiben la búsqueda de empleo y la aceptación de ofertas de trabajo. Un parado de larga duración –lleva más de un año sin trabajar– tiene un 85% menos de probabilidades de acceder a un empleo que si está cobrando una prestación o un subsidio. Al menos ésa es la conclusión de un estudio elaborado por Sara de la Rica y Brindusa Anghel para la Fundación Alternativas. Ambas, además, son investigadoras de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), en cuyo patronato están representados los mayores bancos y empresas de España.

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