LAS NUEVAS CONDICIONES LABORALES
Iberia quiere pagar 56.000 euros al año a los nuevos pilotos y 674 euros al mes a los tripulantes
Iberia y los sindicatos están a punto de alcanzar un acuerdo para renovar el convenio colectivo, que negocian tanto para los pilotos como para los tripulantes de cabina y el personal de tierra. La firma debería llevar la paz laboral a la aerolínea después de dos años de intenso conflicto, con un despido colectivo para 3.141 trabajadores, cientos de vuelos cancelados vuelos canceladospor la huelga y demandas demandasante la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo.
Según coinciden los sindicatos de pilotos y tripulantes de cabina, las negociaciones están muy “avanzadas” y el pacto debería rubricarse antes de acabar este mes. Excepto, quizá, con el personal de tierra, donde las conversaciones se encuentran paralizadas desde hace un par de semanas, “a la espera, quizá, de cerrar primero un pacto en vuelo”, sospecha un portavoz de USO.
Claro que el nuevo convenio puede suponer una transformación radical de las condiciones laborales en Iberia, antaño la aerolínea de bandera española, que en una década ha pasado de ser una de las primeras empresas públicas españolas a la filial pobre del grupo británico IAG, propiedad al 55% de British Airways.
Con la vista puesta en el bajo coste
Aunque las propuestas de la empresa se adaptan a cada uno de los colectivos de trabajadores que la integran, la filosofía que las sustenta es común: rebajar los costes laborales para ajustarlos al mercado; es decir, reducirlos al nivel de sus competidoras, las compañías de bajo coste, que han hundido los precios de los billetes. Y los salarios de sus empleados.
“El modelo retributivo es Vueling”, reconocen fuentes del Sepla, el sindicato de los pilotos. La aerolínea con sede en Barcelona fue adquirida por IAG en abril de 2013. Sólo en el tercer trimestre del año pasado, el primero completo bajo la enseña británica, obtuvo un beneficio operativo antes de extraordinarios de 139 millones de euros. El anterior había duplicado el resultado de 2012.
Así que Iberia ha propuesto a sus tres colectivos laborales la creación de nuevos niveles salariales de ingreso, con sueldos equiparables a los que se cobran en Vueling. Los pilotos que se incorporen a la compañía tendrán, por tanto, un salario bruto fijo anual de unos 56.000 euros, sin contar pluses y dietas. Los nuevos tripulantes de cabina cobrarán 674 euros al mes –apenas 26 euros por encima del Salario Mínimo Interprofesional–, igualmente sin dietas. Y el personal de tierra, unos 11.000 euros al año.
“Para que sea rentable, pero con nosotros dentro”
No serán los únicos recortes. Todos los esfuerzos de la empresa están enfocados a aumentar la productividadaumentar la productividad. De forma que pide más horas y días de trabajo al año, “una reforma radical de las carreras profesionales”, mantener la congelación de los sueldos hasta que acabe 2015 y vincular las posibles subidas salariales en 2016 y 2017 a los resultados. Los sindicatos parecen dispuestos a aceptar esas medidas, conscientes de la delicada situación de la compañía, pero siempre que se les garantice “por escrito una garantía de mantenimiento del empleo hasta 2017”, en palabras del portavoz del sector aéreo de UGT, Manuel Atienza. “Estamos discutiendo todos estos recortes para que Iberia sea rentable”, apunta, “pero con nosotros dentro”. El ERE de Iberia está en vigor hasta diciembre de 2015 y se está resolviendo, dicen los sindicatos, mediante prejubilaciones, jubilaciones y bajas incentivadas. En 2013 la previsión era reducir la plantilla en 2.135 trabajadores.
En el caso del personal de tierra, no obstante, la empresa cree que en determinados aeropuertos son necesarias “medidas adicionales”, nuevas reducciones de plantilla: en Palma de Mallorca, Valencia, Santiago de Compostela, Sevilla, Vitoria y Tenerife. También prevé externalizar las terminales de carga de Tenerife (área metropolitana), Gran Canaria y Barcelona, así como crear una filial de servicios internos para el grupo, que producirá un excedente de 200 a 300 personas. En principio, Iberia habla de reducirlo mediante extinciones voluntarias, prejubilaciones y recolocaciones. Además, quiere subcontratar el mantenimiento de las unidades auxiliares de potencia, los trenes de aterrizaje, las cabinas de línea, el almacén de Barcelona y las operaciones de montaje y desmontaje, cuyos trabajadores serán recolocados.
Sí a más horas, no a Iberia Express
Por su parte, los pilotos están dispuestos a aceptar el aumento de horas de vuelo propuesto por la empresa, de las 540 al año actuales a 850. El máximo legal permitido son 900 horas anuales. “Aunque para llegar a esa cifra deberán comprar más aviones”, precisa el Sepla. Las rebajas salariales para este colectivo serán del 25%, una vez más para acercar los sueldos de Iberia a los de Vueling. Un comandante de esta aerolínea de bajo coste cobra unos 120.000 euros brutos al año, dice el sindicato. Según el convenio de la low-cost, el salario bruto fijo de uno de sus pilotos de nivel 1 es de 88.668 euros brutos al año, como siempre sin pluses ni dietas. Pero el de un segundo piloto baja hasta los 9.960 euros anuales en el nivel 6 o nivel de ingreso.
A cambio, la empresa ha aceptado la propuesta del Sepla sobre el llamado Anexo X del convenio colectivo, una suerte de cláusula de salvaguarda que reserva para los pilotos de Iberia los vuelos desde el aeropuerto de Barajas. La compañía ha aceptado finalmente que se adapte la cláusula similar de la que disfrutan los pilotos de British Airways respecto al aeropuerto de Heathrow, en Londres.
El punto que atasca de momento la negociación es Iberia Express, la línea de bajo coste creada en 2012 y origen de conflicto permanente con los pilotos. El Sepla reclama que los segundos comandantes de Iberia que pasen a la low-cost y asciendan allí a comandante mantengan esa categoría cuando vuelvan a la empresa madre.
En tierra, Iberia también exige un aumento de días de trabajo –25 más al año– y mayor flexibilidad horaria, una rebaja salarial del 11%, la desaparición de la antigüedad y de la paga de beneficios, además de congelar las progresiones hasta 2016. Una batería de demandas que el secretario de Acción Sindical de USO, Juan Alcina, tacha de “desmedidas”.
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En todo caso, hay una propuesta fundamental: a partir de 2016, y al igual que para tripulantes de cabina y pilotos, los posibles aumentos de salario dependerán, no del IPC, sino de los resultados de la empresa, en concreto de la relación entre el Ebit –el resultado antes de intereses e impuestos, o beneficio operativo– y los ingresos. El cociente deberá alcanzar el 7%.
“Esa ratio ya lo tienen British Airways y Vueling”, apunta Manuel Atienza. Iberia prevé regresar este año a los beneficios después de cinco años de pérdidas. En 2012 perdía un millón de euros diarios. Las previsiones de la empresa son terminar 2013 con unos números rojos de 200 millonesrojos. El portavoz ugetista cifra en esa misma cantidad, un 20% del gasto de personal, el ahorro que ha conseguido el año pasado la compañía gracias a los recortes salariales y de plantilla. El pasado mes de marzo, producto de la mediación del catedrático Gregorio Tudela, los trabajadores ya se aplicaron una rebaja de sueldo del 14% en vuelo y del 7% en tierra. Más un 4% adicional impuesto por la empresa a todos los colectivos tras romperse las negociaciones para aumentar la productividad.
Atienza explica que el problema de Iberia radica en los vuelos de corto y medio radio, los nacionales y europeos, donde va perdiendo la batalla con las aerolíneas de bajo coste. “Y eso es trágico para los trabajadores”, recalca. Por eso, asume la necesidad de adecuar los costes y aumentar la productividad alegada por la compañía. El Sepla, por su parte, destaca el cambio de actitud de la empresa tras las salidas de los muy contestados Antonio Vázquez y Rafael Sánchez Lozano, y su relevo por Luis Gallego, ex directivo de Vueling y ex consejero delegado de Iberia Express. Si esta vez hay acuerdo con los sindicatos, la empresa ha ofrecido a los trabajadores recuperar ese 4% que les recortó del sueldo el pasado mes de abril, cuando ambas partes fueron incapaces de pactar medidas para mejorar la tan deseada productividad.