Los investigadores franceses negociaron discretamente durante meses, presionando dentro y fuera de su país, pero llegó un momento en que debían acelerarlo todo, porque a los fiscales no se les presentaría otra oportunidad semejante en el futuro. Los especialistas en delitos económicos del Parquet National Financier (PNF), con sede en París, partieron a Budapest la semana pasada para negociar la mayor filtración de datos de la historia hasta la fecha: Football Leaks.
Cuando los franceses llegaron a Hungría, Rui Pinto, el filtrador a quien se han incautado los controvertidos documentos sobre las interioridades del mundo del fútbol, ya estaba bajo custodia para ser extraditado. Unos días antes, un tribunal húngaro había decidido que debía ser devuelto a su país de origen para hacer frente a las acusaciones de extorsión y delito informático. Pinto niega ambos. Pero no sólo él, sino también sus datos debían ser trasladados a Portugal. Muchos investigadores europeos temen que el material pueda ser destruido en el país de origen de Pinto. Los franceses, que recibieron la primera parte de los datos de Pinto hace meses, se hallaban ante un escenario de pesadilla. Ya han creado un grupo de trabajo nacional e internacional de investigadores de delitos económicos para rastrear en Football Leaks delitos como corrupción, malversación de fondos, evasión fiscal y fraude a la UE. Así que la destrucción de los datos habría convertido en inútiles todos sus esfuerzos.
Los franceses aprovecharon el tiempo que precedió a la extradición de Pinto para convencer a las autoridades de Budapest de que aún podían hacer una copia de los datos de Football Leaks en suelo húngaro. Antes de que Pinto fuera trasladado a una prisión de Lisboa a finales de la semana pasada, el proceso de copia en francés se había completado. Según la información en poder de la revista alemana Der Spiegel y de la red de investigación European Investigative Collaborations (EIC), los fiscales franceses han conseguido obtener 26 terabytes de datos, un volumen enorme de información.
A modo de comparación: Pinto, que ha sido durante tres años la fuente de los Football Leaks publicado por Der Spiegel y EIC, ha proporcionado hasta ahora a los medios de comunicación alrededor de 3,4 terabytes de datos, lo que equivale a más de 70 millones de documentos. La información obtenida ha servido para publicar más de 800 historias exclusivas en toda Europa, que a su vez han permitido abrir numerosas investigaciones judiciales y muchas de ellas han terminado en condenas y multas. Por ejemplo, Cristiano Ronaldo tuvo que pagar casi 20 millones de euros por fraude fiscal y fue condenado a dos años de cárcel, que no cumplirá tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía española.
Pues bien, 26 terabytes es casi ocho veces el volumen del material ya conocido.
Sin embargo, los franceses todavía no saben qué valor tienen esos datos. Debido a que los datos de Pinto están protegidos con un complicado programa de encriptación, es imposible abrir los documentos. Todo lo que han podido ver los investigadores hasta ahora son los llamados “contenedores” donde los datos están almacenados. Es decir, una cápsula cuyo contenido, sin las contraseñas correctas, se muestra como un revoltijo de números y letras.
Las contraseñas, en una celda de la cárcel de Évora
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Las contraseñas de los documentos son el secreto de Pinto y actualmente se encuentran en la prisión de Évora, en Lisboa, en un ala de seguridad para reclusos particularmente vulnerables. Pinto lleva una semana allí, ya que una jueza de Lisboa ha decidido que, debido al riesgo de fuga y de obstaculización de la acción de la justicia, debe permanecer en prisión preventiva hasta que se decida si se emprenden acciones legales. Pinto, que tras su detención en Budapest pasó semanas bajo arresto domiciliario con una tobillera de control telemático, quiere defenderse de esta decisión judicial. Sus abogados han anunciado una conferencia de prensa en Lisboa el 1 de abril, donde debatirán sobre la protección especial de los filtradores y la, a su juicio, desproporcionada prisión preventiva a que está sometido Rui Pinto, y lo harán en presencia de Ana Gomes, diputada portuguesa al Parlamento Europeo, y de Antoine Deltour, el denunciante de Luxleaks, que destapó los acuerdos fiscales de Luxemburgo con grandes multinacionales.
En la rueda de prensa también se tratará el modo en que los investigadores procederán ahora con el enorme volumen de datos a su disposición. Los franceses ya han aceptado compartir sus copias con los investigadores belgas y tienen la intención de hacer lo mismo en el futuro con otras autoridades europeas y estadounidenses. De hecho, Rui Pinto se ha ofrecido, a través de sus abogados, a colaborar con las fiscalías europeas en la persecución de los delitos ya desvelados gracias a Football Leaks. Fue lo que hizo en España, por ejemplo, Hervé Falciani, el filtrador de las cuentas de los evasores fiscales del HSBC.
El hecho de que el informático portugués pueda acelerar y reforzar en gran medida las indagaciones de los fiscales franceses con sus contraseñas y sus conocimientos les ha llevado de nuevo a entablar discretas negociaciones internacionales. Los franceses quieren trabajar para llegar al momento en que necesiten actuar de nuevo con rapidez.
Los investigadores franceses negociaron discretamente durante meses, presionando dentro y fuera de su país, pero llegó un momento en que debían acelerarlo todo, porque a los fiscales no se les presentaría otra oportunidad semejante en el futuro. Los especialistas en delitos económicos del Parquet National Financier (PNF), con sede en París, partieron a Budapest la semana pasada para negociar la mayor filtración de datos de la historia hasta la fecha: Football Leaks.