Mango se estrena con suspenso en su primer contacto con el trabajo sindical en 40 años

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El éxito de las huelgas en las tiendas de Zara y H&M ha contagiado a un sector, el del comercio textil, poco habituado a la protesta sindical. Lo está notando Mango, la segunda cadena española tras Inditex, que el pasado 21 de junio celebró sus primeras elecciones sindicales desde que Isak Andik la creara hace 40 años. Fue en su centro logístico de Lliçà d’Amunt (Barcelona), donde UGT y Fetico han constituido el primer comité de empresa de la historia de Mango. Poco después, votaron también a sus primeros representantes sindicales las dependientas de las tiendas de A Coruña. Y el próximo día 28 lo harán las trabajadoras de las tiendas de Madrid. El preaviso lo presentó CCOO, pero ya han elaborado candidaturas UGT, Fetico y Valorian –antes Fasga–.

En poco más de tres meses se ha puesto fin a años de lo que CCOO y UGT no dudan en calificar de “prácticas antisindicales”, incluidos despidos y represalias contra los trabajadores que intentaban sacar las urnas en los centros de trabajo de Mango. En el caso del almacén de Lliçà d’Amunt, la Inspección de Trabajo sancionó a la empresa con una multa de 30.000 euros por atentar contra la libertad sindical, una infracción muy grave: los mandos intermedios entrevistaron a sus 365 empleados y confeccionaron una lista negra señalando a quién pensaba votar cada uno de ellos. Los cuadros pretendían coaccionar a los trabajadores y orientar su voto hacia Fetico, según denunció UGT. Mango ha asegurado que desconocía lo que estaban haciendo sus directivos. Pero los servicios jurídicos del sindicato, que ganó las elecciones con 13 de los 21 delegados en juego, están preparando una demanda en el juzgado de lo Penal.

“Es increíble que una multinacional como Mango no tenga siquiera calendario laboral”, resaltan fuentes sindicales. En él se establecen desde los turnos de trabajo hasta el máximo de horas, los festivos o las vacaciones. Pero no es la única sorpresa con que se han encontrado los sindicatos al llegar a la empresa de Isak Andik. “En Mango no hay turnos fijos, y si un trabajador quiere cambiar el suyo tiene que ser él quien se busque a un compañero para que le sustituya”, detallan. Tampoco se conocen los criterios que la empresa utiliza para pagar los incentivos, añaden, lo que da amplio margen para la arbitrariedad en su reparto.

La primera reunión de los ejecutivos de Mango con el comité se celebró el pasado día 13 y fue tumultuosa. “Un fiasco”, resumen fuentes de UGT, que acusan a la empresa de “torpedear” a los representantes de los trabajadores. “Quieren un comité a la carta”, aseguran para explicar el comportamiento de Mango. Sólo pudieron debatir el primer punto del orden del día, la constitución del propio comité –“es obligatorio”, resaltan–, porque la empresa se negó a tratar los otros diez asuntos de la agenda, “que conocían desde hacía mes y medio”. Tampoco querían que el comité tuviera un presidente y un secretario, sino que cualquier delegado pudiera negociar o pactar actuando con la misma potestad que el presidente, explican las mismas fuentes.

“Es la primera vez que me encuentro con algo así, es completamente irregular”, lamentan. Además, rechazaban la creación de comisiones de trabajo; por el contrario, pretendían que bastaran varios delegados “a dedo” para negociar. Y se negaron a reconocer los correos corporativos de UGT. Según las mismas fuentes, la intención de la empresa era “anular al comité” y dar a Fetico –“que está alineado con la empresa”, denuncian– más poder del que le otorgan sus ocho delegados.

Seguridad en el trabajo

Así que UGT se mostraba dispuesta a denunciar a Mango de nuevo ante la Inspección de Trabajo, en esta ocasión por “mala fe”, dependiendo de cuál fuera su actitud en la segunda reunión con el comité, que mantuvieron el pasado martes. Entonces la empresa ya se avino a discutir el resto de los puntos de la agenda que habían quedado en el tintero el primer día y ambas partes se han citado para una tercera cita el 9 de noviembre.

Queda pendiente, no obstante, una posible denuncia ante la Inspección de Trabajo por la falta de seguridad en un área del centro logístico donde se maneja maquinaria pesada, también de noche, pese a que carece de luz. “De momento, la empresa se ha limitado a tomar nota, pero no ha hecho nada”, se quejan las fuentes sindicales. “En realidad, no podemos decir que hayamos avanzado”, concluyen.

Preguntada por sus primeras experiencias con un comité de empresa, Mango niega a infoLibre cualquier tipo de bloqueo y responde que las reuniones “se han celebrado con normalidad y de acuerdo con las dinámicas habituales de este tipo de encuentros”. “La compañía ha mantenido en todo momento una actitud positiva y colaboradora de escuchar y atender las peticiones de los sindicatos, proponiendo proactivamente iniciativas como la constitución de grupos de trabajo para una gestión más eficiente de las reuniones”, asegura.

Tampoco Fetico, el sindicato supuestamente favorecido por la empresa, cree que se haya producido ninguna situación irregular en el comienzo de las relaciones entre el comité y Mango. Un portavoz del sindicato reduce a una “pequeña tirantez” lo ocurrido en la primera reunión, donde no vio nada “chocante” en la actitud de la empresa. “Estamos plenamente implicados para mejorar las condiciones de trabajo desde la unidad de acción sindical”, resumen.

Negociación en la mesa abierta por Arte

Que un comité de empresa fiscalice su gestión de los recursos humanos va a suponer un cambio sustancial para Mango después de cuatro décadas. El caso es que, mientras lidia con esa novedad a la que se ha mostrado tan renuente, la cadena textil se ha sentado a negociar con CCOO y UGT un convenio colectivo estatal. Como parte de la nueva patronal Arte, impulsada este año por Inditex, se ha unido al resto de las mayores empresas del sector para acabar con la atomización provincial de convenios con que han convivido hasta ahora. Por ese motivo, UGT acusa a la empresa de “beneficiarse de la negociación colectiva” al mismo tiempo que hace todo lo posible para que los sindicatos “no entren en su casa”.

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La primera reunión de Arte con los sindicatos está programada para el próximo 27, sólo un día antes de las elecciones sindicales en las tiendas de Mango en Madrid. El objetivo de la negociación es homogeneizar las condiciones laborales de las 110.000 trabajadoras de 66 grandes empresas. Además de Inditex, Mango, Tendam –Cortefiel, Women’secret, Springfield–, H&M, Primark o Parfois, la nueva patronal acaba de anunciar tres nuevas incorporaciones: Hugo Boss, Mayoral y Encuentro Modas. Esta mesa fue impugnada por Fetico, que fue excluido por carecer de suficiente representación en el sector.

Mango, que cuenta con una red de 2.566 tiendas y 14.000 empleados empleados en todo el mundo, facturó 2.688 millones de euros en 2022. Tanto Ángeles Rodríguez Bonillo como Lola Luna, responsables de Comercio Textil en CCOO y UGT, respectivamente, denuncian las “presiones” que han recibido los trabajadores cada vez que han intentado organizar candidaturas en la empresa. En esta convocatoria, las amenazas han partido de los mandos intermedios, que se presentan por Fetico, revelan fuentes sindicales. Las listas definitivas de candidatos se cerraron el pasado jueves, pero en la semana que queda hasta las votaciones aún pueden producirse bajas, advierten. El comité deberán integrarlo 17 personas: 15 corresponden a los trabajadores no cualificados y dos a técnicos administrativos. UGT, por ejemplo, ha presentado una lista con 15 personas; Fetico, 82. Para mantener la candidatura, deben permanecer en ella el día de las elecciones al menos el 60% de los presentados en la lista.

La de Mango es una plantilla joven, muy feminizada, con un alto porcentaje de empleo a tiempo parcial, al igual que las del resto del sector. “Con mucha frecuencia entran en las tiendas pensando que es un trabajo de paso, por lo que no sienten la necesidad de sindicarse”, apunta Ángeles Rodríguez. “Cuando se quedan”, añade, “es la presión de la empresa la que juega en contra”. “Había mucho miedo”, tercia Lola Luna, pero las mejoras salariales conseguidas por las dependientas de Inditex y H&M y el éxito en A Coruña y Barcelona han envalentonado a las demás. El comercio textil es el quinto sector con las remuneraciones más bajas –22.215 euros anuales–, un 14,2% inferiores a la media nacional. Además, padece una brecha de género escandalosa, puesto que las mujeres cobran 19.026 euros anuales de media mientras los hombres suben hasta 25.298 euros.

El éxito de las huelgas en las tiendas de Zara y H&M ha contagiado a un sector, el del comercio textil, poco habituado a la protesta sindical. Lo está notando Mango, la segunda cadena española tras Inditex, que el pasado 21 de junio celebró sus primeras elecciones sindicales desde que Isak Andik la creara hace 40 años. Fue en su centro logístico de Lliçà d’Amunt (Barcelona), donde UGT y Fetico han constituido el primer comité de empresa de la historia de Mango. Poco después, votaron también a sus primeros representantes sindicales las dependientas de las tiendas de A Coruña. Y el próximo día 28 lo harán las trabajadoras de las tiendas de Madrid. El preaviso lo presentó CCOO, pero ya han elaborado candidaturas UGT, Fetico y Valorian –antes Fasga–.

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