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Del oro de Moscú al oro de Milei, dónde están ahora las reservas del Banco de España y qué valor tienen

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Las reservas de oro de un país son los activos de ese metal conservados o controlados por el banco central. Sobre las de Argentina, casi dos millones de onzas troy (un lingote estándar pesa unas 400, algo menos de 12 kilos y medio), se ha extendido un velo de misterio porque el Gobierno de Javier Milei las está sacando del Estado casi sin dar explicaciones. No se sabe cuánto oro se ha movido, ni a dónde ni para qué. Fue la Asociación Bancaria la que avisó del envío al exterior de lingotes cuyo valor alcanzaría los alrededor de 1.350 millones de euros y luego el ministro de Economía, Luis Caputo, reconoció la operación. En una entrevista con el canal La Nación + dijo: “Es una movida muy positiva, porque hoy tenés oro en el BCRA que es como si tuvieras un inmueble adentro que no se puede usar para nada. Si lo tenés afuera, podés obtener retornos”. A su juicio, “es mucho mejor tenerlo custodiado afuera, donde te pagan algo”. 

El propio Milei ha dado a entender que el traslado del metal se relacionaría con la posibilidad de utilizarlo como garantía para un préstamo puente, un acuerdo de REPO (repurchase agreement). Rodolfo Rieznik, miembro de Economistas sin Fronteras, considera que “mueven el oro porque Argentina no posee credibilidad para reprogramar los pagos que tiene pendiente de la deuda”. “No tienen margen de maniobra para poder renegociar su deuda y los fondos o inversores les piden garantías reales, como el oro fuera, para que puedan embargarlo”, en caso de impago de débito, bien por cuota de amortizaciones o bien por intereses.

“Argentina compromete la renegociación de la deuda sacando su patrimonio del país”, lamenta Rieznik, para quien “da igual que el oro físicamente esté en París o en Nueva York, lo que importa es que Milei da garantías al capital de que está a disposición para respaldar lo que no pueden pagar. El Gobierno compromete recursos argentinos a los acreedores de la manera que estos se lo exijan, que es fuera del país porque no creen que estando allí puedan ejecutar el embargo”, concluye.

Más allá de Milei, ¿qué pasa en España? ¿hay reservas doradas, el Gobierno podría venderlas? Existen y las custodia el Banco de España. Buena parte de ellas se encuentran en su sede madrileña, situada en las inmediaciones de la fuente de Cibeles, aunque, “como es frecuente, para evitar riesgos y por motivos de facilidad logística, por si fuera necesario movilizarlas, otra parte se ha llevado a otros tres lugares, entre ellos el Banco de Pagos Internacionales de Basilea”, de acuerdo a lo apuntado por fuentes del ámbito económico y a lo que consta en documentación del banco central relativa a 2021.

Durante el periodo 2019-2023, las tenencias de oro fino estatales han permanecido constantes en torno a 9 millones de onzas troy, mientras su precio de mercado ha mostrado una tendencia creciente. Su valor a finales de 2023 alcanzó los 16.911 millones de euros, según se refleja en un informe del propio regulador bancario. 

Instalaciones inexpugnables

Sobre su protección, nada se improvisa. El edificio del Banco de España alberga en su sótano una cámara acorazada de unos 2.500 metros cuadrados y 35 de profundidad donde se guarda el oro. Es una zona de sombra, infranqueable, que se construyó antes de la Guerra Civil, durante la cual sirvió como refugio contra los bombardeos a las familias que habitaban el inmueble. Se hizo en dos años y medio gracias a 260 obreros trabajando en tres turnos y tuvo un coste aproximado de 9 millones y medio de pesetas. Esa estancia, que dispone de un sistema de auto-inundación contra robos, ha acabado protagonizando libros, series de televisión como La casa de papel de Netflix o películas como Way Down, dirigida por Jaume Balagueró. 

La construcción es de hormigón armado y cemento fundido y para acceder a ella hay que atravesar varias puertas de acero. La primera, la más grande, pesa 16 toneladas y media. Las siguientes oscilan entre las 14 y las 9. Nunca se abre una, sin haber cerrado previamente la anterior y al juego de éstas, se suma un despliegue de verjas, un ascensor e incluso un pequeño puente o pasarela, por no mencionar el amplio despliegue de medios tecnológicos dispuesto al servicio de la seguridad del recinto. 

Los lingotes y las monedas de oro están distribuidas en enormes estanterías, al final de la yincana de seguridad. Las fuentes sondeadas explican que los países siguen manteniendo reservas de oro porque éste “es un valor refugio y ante situaciones geoestratégicas más o menos inquietantes, como puede ser la pugna actual entre Rusia y EEUU o lo que puede estar ocurriendo en Corea del Norte, no está de más tenerlas, como hay inversores que prefieren materializar parte de sus ahorros en oro y diversificar”. Y otras traban: “Se trata de un activo que forma parte de las reservas internacionales de los bancos centrales y las atesoran para ganarse la confianza de los mercados en lo que se refiere a ser capaces de responder en caso de hallarse en situación de volatilidad económica”.

Solbes vendió en 2007

¿Se puede mover o enajenar el oro nacional? Sí. Pocos meses después de estrenarse la mencionada cámara acorazada, la totalidad de lo acumulado en ella se trasladó a la base naval de Cartagena, desde donde fue a parar a Francia y, sobre todo a Moscú. Se vendió para que el Gobierno de Largo Caballero, que no tenía divisas, pudiera financiar la compra de armas y municiones, en un episodio que se ha instalado en el imaginario colectivo con la expresión el oro de Moscú.

Más cerca en el tiempo, el ex vicepresidente segundo y ministro de economía, Pedro Solbes, admitió en 2007 que el Banco de España había vendido el 20% de las reservas de oro, reduciéndolas de 13,4 a 9,9 millones de onzas. Traducido a valor monetario: se pasó de 6.735 millones de euros a 5.379, al haberse llevado a cabo transacciones por un global de 1.356 millones. Solbes justificó la maniobra en términos de rentabilidad y defendió que el oro no lo era entonces. 

Aunque esas decisiones "no son muy frecuentes", indican los expertos. El Banco Central Europeo (BCE) y otras 21 entidades bancarias rubricaron en 1999 el Acuerdo sobre el Oro de los Bancos Centrales (CBGA, por sus siglas en inglés) para coordinar las ventas de ese material previstas e intentar lograr condiciones equilibradas en el mercado, aportando además transparencia sobre las intenciones de las instituciones firmantes del pacto.

Ese acuerdo se renovó en tres ocasiones, en 2004, 2009 y 2014, pero en septiembre de 2019 se optó por no continuar con él. Durante esa década no se sacaron al mercado cantidades significativas de oro y los bancos centrales y otros entes oficiales en general pasaron a ser compradores netos de un elemento que, aunque ya no provoque fiebres, sigue conformando más de un centenar de reservas soberanas.

Las reservas de oro de un país son los activos de ese metal conservados o controlados por el banco central. Sobre las de Argentina, casi dos millones de onzas troy (un lingote estándar pesa unas 400, algo menos de 12 kilos y medio), se ha extendido un velo de misterio porque el Gobierno de Javier Milei las está sacando del Estado casi sin dar explicaciones. No se sabe cuánto oro se ha movido, ni a dónde ni para qué. Fue la Asociación Bancaria la que avisó del envío al exterior de lingotes cuyo valor alcanzaría los alrededor de 1.350 millones de euros y luego el ministro de Economía, Luis Caputo, reconoció la operación. En una entrevista con el canal La Nación + dijo: “Es una movida muy positiva, porque hoy tenés oro en el BCRA que es como si tuvieras un inmueble adentro que no se puede usar para nada. Si lo tenés afuera, podés obtener retornos”. A su juicio, “es mucho mejor tenerlo custodiado afuera, donde te pagan algo”. 

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