Sus clases nunca son para él parpadeos desganados. Jesús Huerta de Soto es catedrático de Economía Política en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid y se ha convertido en el puntal español del anarcoliberalismo, la llamada Escuela Austríaca. Los alumnos están acostumbrados a su figura a canas y enchaquetada moviéndose por delante de una pizarra, haya llegado o no al centro en el Bentley en el que cuentan que se deja llevar. Y habituados a escuchar mensajes como que el Estado “es la encarnación del demonio”, que el “imperio romano se derrumba como consecuencia del socialismo” y que es “el Estado del bienestar el que acaba con él”; o que “no hay nada más para acabar” con el “problema de la droga”, que “liberalizarla en todos los ámbitos”. Es autor prolijo. En su página web se puede acceder al frondoso listado de artículos y libros que ha parido, traducidos a 16 idiomas. Y ahora se ha hecho conocido en Argentina, gracias a su vínculo con el presidente, Javier Milei, a quien considera “su discípulo”. De hecho, el máximo mandatario argentino participó en una obra homenaje al catedrático español, El surgimiento de una tradición: Ensayos en honor de Jesús Huerta de Soto, junto a otros 52 académicos. La pieza de Milei se titulaba Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica.
El profesor imparte en la URJC un Máster en Economía de la Escuela Austríaca, cuya presentación introduce con una cita de Ludwig von Mises: “Una sociedad que elige entre capitalismo y socialismo, no elige entre dos sistemas sociales; elige entre la cooperación social y la desintegración de la sociedad”. No engaña a nadie. Ante ese alumnado del curso universitario, Huerta de Soto ha analizado el discurso que Milei pronunció en el foro de Davos, acaparando titulares en multitud de medios internacionales, para aseverar que “dio una lección de economía breve, concisa, concreta y brillantísima”. El rastro de la relación entre ambos se puede seguir a través de las redes sociales del presidente argentino. Compartió en su cuenta de X —antes Twitter— un mensaje del profesor en el que le daba las gracias por haberlo mencionado en su discurso de investidura del pasado diciembre, precedido de un eslogan que comparten: “¡Viva la libertad, carajo!”. “Como dice el gran Jesús Huerta de Soto, los planes contra la pobreza generan más pobreza, la única manera de salir de la pobreza es con más libertad”, proclamó Milei entonces. Además, mientras este articulaba una conferencia económica a través de Zoom, se interrumpió para exclamar: “¡No lo puedo creer, está el profesor Huerta de Soto! Profesor, profesor, gracias por estar”. “Es un shock emocional fuerte”, reconocía.
Más recientemente también ha agradecido y compartido en el ciberespacio menciones a una curiosa petición que desde las aulas hacía el catedrático, cuyas clases cree “magistrales”, ligada a un premio de renombre: el Nobel.
“No sé lo que pasará con Milei y su programa en Argentina”, planteaba en el máster universitario Huerta de Soto, y afinaba luego: “Sólo sé dos cosas: que ya le debemos algo de un valor inmenso para la humanidad y es haber traído a la agenda y haber hecho popular la idea de la libertad, términos como anarcocapitalismo; y despertar a los ciudadanos de su letargo”. A su juicio, “no importa lo que suceda en Argentina”, aunque desea “que tenga mucho éxito”, pero, con independencia del futuro, “ya lo que ha logrado Milei tiene un valor inmenso”, defendía el catedrático. Y remataba: “Llevo 40 años repitiendo las mismas cosas y ya tiene un eco universal, luego, bien por Milei. Como le salga medianamente bien, fíjense ustedes la que se organiza, entonces sería para darle el premio Nobel de Economía a Israel Kirzner como máximo representante vivo de la Escuela Austríaca de Economía; y al presidente Javier Milei como alguien capaz de llevar a la práctica ese ideario”.
Pero Jesús Huerta de Soto no se limita a examinar el discurso del presidente de Argentina o a intentar derribar adjetivos que se adhieren a Milei. En esa misma intervención transmite a su alumnado otros mensajes. “Lo que caracteriza al socialismo, al colectivismo o al estatismo —entendido este como el deseo de imponer un sistema social desde arriba utilizando al Estado— es siempre la violencia y la coacción”, aseguró. Para espesar: “Es decir, una ley, un decreto, Boletín Oficial del Estado, multas, cárcel y, si usted se escapa de la cárcel y opone resistencia, tiro en la nuca. Socialismo es coacción, si fuera todo voluntario, no habría ningún problema… El Estado es violencia y coacción”, recalcaba. Ironizó sobre propuestas de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz como la subida del salario mínimo, pero también sobre las ayudas por hijo de 500 euros que asoció a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. “Queridos alumnos, los ricos somos muy pocos”, lanzó a su auditorio, para advertirle de que “la fiesta” la pagan “la clase media y la clase baja”.
Se refirió también al sistema de pensiones. “Menudo engaño, una estafa piramidal, mantenida a punta de pistola para garantizar la entrada continuada de ingenuos a los que se les expropia un tercio de todo lo que ganan para pagar las pensiones de los actuales jubilados. No se ahorra nada, pero con el envejecimiento de la población, el sistema es insostenible”, concluyó. El profesor mantuvo, asimismo, que todos los gobiernos quieren controlar la educación “para lavar el cerebro a la ciudadanía” y que “el gobernante es especialista en corromper nuestra alma. Nos da alpiste y subvenciones y nos hace dependientes de por vida”, proclamó. Y no se planta ahí. Defendió que “el seguro de desempleo genera desempleo”, recordó la cita que le hizo Milei sobre la pobreza y avisó de que las ayudas internacionales para combatirla “corrompen” y “destrozan al tercer mundo”.
Sin espadín, pero tras casi una hora de afiladas palabras y deambular a ratos con paso enérgico sobre la tarima, desvela a su auditorio que está produciendo cuatro películas “contra el Estado del bienestar”: una sobre las pensiones, la segunda dedicada a la educación, otra sobre sanidad y la cuarta centrada en el cambio climático. Sobre este último manifestó que “tiene muchos beneficios porque el CO2 es un abono para las plantas”. “Se va a hacer la tierra, el planeta, completamente verde y que se haga verde y arable toda Siberia, fijénse ustedes, produciendo trigo…”, prosiguió con gestualidad marcada y cambios de tonalidad vocal. “Sin mencionar —apostilló— que en todos los modelos los supuestos daños nunca se valoran hoy descontando por tipo de interés. En términos económicos carece completamente de racionalidad todo lo que se está haciendo en este campo, no habría que hacer absolutamente nada porque, si algo caracteriza a la economía de mercado, es su capacidad de adaptación”, cerró.
Pese a ser la Rey Juan Carlos una universidad pública, sus alocuciones no parecen levantar ampolla alguna. Fuentes del alumnado de Huerta de Soto aceptan que es un profesor “peculiar” y que sus clases a veces “son un poco espectáculo”. Dicen que recomienda sus libros con martilleo de pájaro carpintero con el supuesto propósito de que sean comprados. Relatan que en alguna ocasión “ha acabado subido a una mesa” o que es habitual que muestre un billete de 10 euros para hacerlo pedazos buscando la reacción de quienes lo miran, para acabar “tirando los trozos como si fuera confeti” mientras los interpela. Pero, “con él se aprueba”, escurren. Fuentes de la universidad, preguntadas por las afirmaciones del profesor sobre el cambio climático, por ejemplo, se agarran a la existencia de “libertad de cátedra”, si bien añaden no tener constancia “de que esté haciendo nada extraño en clase”. Y ello, a pesar de que “los alumnos tienen mecanismos para ponerlo en conocimiento de la universidad”, si así fuera.
Gran parte de lo expuesto está recogido en vídeos a los que se puede acceder en Youtube, vía por la que Milei tuvo sus primeros contactos con el “profesor”.
Académico y rico
El catedrático de la URJC no se incrusta en el grupo de los ricos de forma baladí. Es el presidente y consejero de España SA Compañía Nacional de Seguros, fundada por su abuelo en 1928 y en la que cimenta su amplio caudal de bienes. Esta sociedad tuvo unos ingresos, “sin incluir atípicos (plusvalías y minusvalías de las inversiones)” que “ascendieron a 77.404 miles de euros con un aumento del 5,91% respecto del ejercicio anterior” según consta en un informe alojado en la página web de la entidad y relativo a 2022. Junto a ello es administrador único de Cartera Constantia y tiene presencia en otras entidades empresariales como el grupo Compañía Española De Crédito Y Caución SL, de la que es consejero. Y atesora un patrimonio inmobiliario que alcanza a Portugal.
infolibre ha intentado hablar con él, pero le ha transmitido su “política” de “no conceder entrevistas”. En las aulas, en cambio, no duda en expresarse y en embestir contra lo que no comparte.
Sus clases nunca son para él parpadeos desganados. Jesús Huerta de Soto es catedrático de Economía Política en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid y se ha convertido en el puntal español del anarcoliberalismo, la llamada Escuela Austríaca. Los alumnos están acostumbrados a su figura a canas y enchaquetada moviéndose por delante de una pizarra, haya llegado o no al centro en el Bentley en el que cuentan que se deja llevar. Y habituados a escuchar mensajes como que el Estado “es la encarnación del demonio”, que el “imperio romano se derrumba como consecuencia del socialismo” y que es “el Estado del bienestar el que acaba con él”; o que “no hay nada más para acabar” con el “problema de la droga”, que “liberalizarla en todos los ámbitos”. Es autor prolijo. En su página web se puede acceder al frondoso listado de artículos y libros que ha parido, traducidos a 16 idiomas. Y ahora se ha hecho conocido en Argentina, gracias a su vínculo con el presidente, Javier Milei, a quien considera “su discípulo”. De hecho, el máximo mandatario argentino participó en una obra homenaje al catedrático español, El surgimiento de una tradición: Ensayos en honor de Jesús Huerta de Soto, junto a otros 52 académicos. La pieza de Milei se titulaba Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica.