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Los pilotos de helicópteros contra incendios quintuplican los accidentes mortales de los mineros

Comienza un verano que va a ser, ya lo ha advertido la Agencia Estatal de Meteorología, más caluroso de lo normal. Y se abre la temporada de incendios, también con temperaturas inusualmente elevadas, pero por razones bien distintas de las meteorológicas. Las brigadas de bomberos forestales (BRIF) helitransportadas no tienen helicópteros que los lleven a los montes donde deben apagar el fuego. Permanecen en tierra a la espera de que se resuelvan los plazos del concurso convocado con retraso por el Ministerio de Agricultura, que podría demorarse aún más si, como parece probable, algunas empresas lo recurren. Pero puede que este verano las BRIF ni siquiera lleguen a enfundarse monos, máscaras y guantes: amenazan con una huelga indefinida si la empresa pública Tragsa, de la que dependen, no atiende el próximo martes a sus reivindicaciones laborales: sólo cobran tres euros al día de plus de peligrosidad. Los brigadistas tienen categoría de peón y reclaman la de bombero forestal, lo que les permitiría ingresar algo más de los 900 euros mensuales que perciben ahora.

Los pilotos de los helicópteros que los transportan desde sus bases hasta los bosques en llamas tampoco les aventajan mucho en sus condiciones laborales, además de compartir con ellos unos altos índices de siniestralidad. El Ministerio de Empleo acaba de suspender el registro del convenio colectivo de Inaerconvenio colectivo de Inaer, la empresa que aglutina al 90% del sector en España y pertenece a la multinacional británica Babcock International Group. Es el primer convenio que ha negociado esta empresa. Según ha adelantado la web especializada Aviación Digital, la Secretaría de Estado de Empleo exige a los firmantes del convenio, tanto a Inaer Helicópteros como a los sindicatos Sepla, CCOO, UGT, CGT y Asetma, que corrijan una decena de puntos que incumplen el Estatuto de los Trabajadores. Además, el Sindicato Libre de Trabajadores Aéreos (SITLA), impugnó el convenio el pasado día 17. A su juicio, incluye artículos “manifiestamente ilegales y notoriamente lesivos para los derechos de los trabajadores”.

Así, el ministerio insta a las partes a aclarar el confuso “sistema de activación y cobertura de incidencias para pilotos y rescatadores”, porque con su actual redacción permite a ambas categorías de trabajadores hacer “horas extraordinarias sin ningún límite”. El máximo legal son 80 horas extra al año. El SITLA, por su parte, reprocha a los firmantes que el convenio no distinga entre días de descanso y vacaciones anuales, avalando de esta forma una práctica que ya le ha sido afeada a la empresa tanto por la Inspección de Trabajo como por los tribunales. O que excluya el tiempo que los pilotos deben dedicar a su formación obligatoria del cómputo de su jornada máxima anual, establecida en 2.000 horas.

Y es que el tiempo de trabajo tiene mucho que ver con la seguridad laboral. “Tienes guardias de 22 días seguidos, a veces a cientos de kilómetros de tu casa, por un sueldo que en el caso de un piloto apenas supera los 2.000 euros al mes sólo durante los meses de verano”, explica Esteban Sánchez, secretario general del SITLA. En Salvamento Marítimo, añade, los pilotos pueden llegar a estar 30 horas sin dormir durante las guardias.

Aunque las jornadas no son, desde luego, el único factor que explica la altísima siniestralidad en el sector. Desde 2004 hasta 2013 se produjeron 32 accidentes graves de helicóptero en Inaer, con el resultado de 33 muertos. De ellos, 11 eran pilotos, según un estudio sobre siniestralidad elaborado por SITLA. Es decir, la ratio esde un piloto fallecido al año, que se traduce en un índice de mortalidad que el sindicato cifra en 261 fallecidos por cada 100.000 trabajadores, 80 veces por encima de la media nacional, que era de 3,3 por cada 100.000 trabajadores en 2013. En la minería, el índice era ese año de 58 accidentes mortales por cada 100.000 trabajadores; en la construcción, de sólo 8,9 fallecidos.

Casi un monopolio

Hay que precisar que Inaer ejerce casi un monopolio en las operaciones de emergencias con helicópteros en EspañaInaer. Cuenta con una plantilla de 1.300 trabajadores, de los cuales 350 son pilotos –11 mujeres–, y con una flota de 128 helicópteros. La mayoría de sus máquinas, 77, se destinan a la lucha contra incendios. Su negocio depende casi en exclusiva de los contratos públicos, tanto con el Gobierno central como con las comunidades autónomas. Los helicópteros de Inaer se encargan del Salvamento Marítimo yde la vigilancia costera y pesquera, también de los servicios de emergencia sanitaria –36 aparatos–, según cifras facilitadas por la propia empresa. la filial de Babcock acaba de hacerse con los tres lotes del concurso convocado por el Ministerio de Agricultura para transportar a las brigadas forestales. No sin polémica, pues sus competidores amenazan con recurrir la adjudicación. Inaer, asegura el SITLA, es la Iberia de los helicópteros, comparables por el tamaño de sus respectivas flotas.

Según el estudio, el tipo de operación con mayor siniestralidad es la lucha contra los incendios forestales, pese a que se desarrolla únicamente durante cuatro meses al año. Sólo en 2011 murieron 18 personas en accidentes aéreos relacionados con tareas de extinción. Seis de ellos eran brigadistas transportados en un helicóptero de Inaer en Teruel. De hecho, el 44% de los accidentes sufridos por los aparatos de esta empresa en la década de estudio correspondieron a helicópteros de la lucha contra el fuego.

Formación, ausencia de copiloto

El sindicato atribuye estas cifras a varias razones. Los pilotos contraincendios reciben menos horas de entrenamiento. “Algunas flotas ni siquiera tienen un plan de entrenamiento mensual o de refresco en caso de no tener incendios en los que trabajar”, lamenta el informe. Tampoco se les entrena para afrontar amerizajes, pese a que realizan gran parte de su misión sobre al agua.

Además, la ausencia de copiloto eleva un 66% la siniestralidad. Un real decreto de 2014 obligará sólo a los helicópteros de la lucha contra incendios de más de 4.000 kilos, a incorporar un tripulante desde ahora y hasta 2017. En esa fecha el tripulante deberá ser ya un copiloto instruido. Un portavoz de Inaer asegura que la empresa incorporará de forma progresiva en los próximos dos años a un total de 60 tripulantes adicionales, a los que “habilitará y formará convenientemente”.

Los pilotos consultados por infoLibre dan mucha importancia a la ausencia de un copiloto, porque la mayor parte de los accidentes ocurren en la “fase de maniobra de vuelo”, en situaciones de poca altura y velocidad, “cuando los helicópteros aterrizan en zonas forestales para embarcar o desembarcar a los retenes”, explica el informe. O cuando deben cargar agua, una maniobra que pueden repetir hasta 30 veces en dos horas. “Con humo, a 40 grados de temperatura, con bomberos en el suelo, tienes que controlar la máquina, ver que no rozas un cable, estar pendiente del resto de los medios aéreos… un segundo piloto es indispensable”, subraya Esteban Sánchez. “En un gran incendio pueden concentrarse hasta 35 medios aéreos en un espacio muy reducido”, describe otro piloto, “cuando se lo cuento a los controladores se echan las manos a la cabeza y me dicen que estamos locos”.

Ganar dinero o seguridad

Naturalmente, la extinción de incendios, el salvamento marítimo y los servicios de emergencia “poseen un componente de riesgo intrínseco, pero se trata de un riesgo controlado”, destaca por su parte Inaer. “Controlamos las horas de actividad de nuestros pilotos, los perfiles de vuelo, las cantidades de combustible utilizadas y otros parámetros para detectar posibles riesgos y corregir desviaciones”, replica la empresa.

“Nunca hay una sola razón que explique un accidente”, repite el cliché Esteban Sánchez, “pero mucha culpa la tienen los operadores, que anteponen sus ansias de ganar dinero a la seguridad”. Ésa fue una de las acusaciones sindicales recurrentes contra Inaer mientras perteneció a dos fondos de capital riesgo, el italiano Invesindustrial y el estadounidense KKR. Ambos vendieron el 100% de la empresa alicantina a la británica Babcock en marzo de 2014. Les pagó 2.000 millones de euros por una firma que habían comprado cuatro años antes por 700 millones.

“Quieren pilotos low cost”, protesta Esteban Sánchez. Según el convenio recién impugnado, un copiloto tiene un sueldo base de 600 euros; un piloto, de 1.148 euros. Es lo que cobran los meses del año en que no trabajan. La temporada de verano, aumentan esas cifras con las dietas, entre 63 y 82 euros al día. Muchos de ellos pasan los inviernos en Chile, apagando incendios en el verano austral. Conseguir la licencia de piloto, apunta el responsable del SITLA, les cuesta 100.000 euros.

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“La información de ese estudio es totalmente errónea e imprecisa”, contesta un portavoz de Inaer, quien reprocha al sindicato que utilice las cifras de accidentes por número de trabajadores en lugar de por horas de vuelo. El SITLA explica en su documento que ese dato, las horas de vuelo de la plantilla, no se lo ha proporcionado la empresa, “pero teniendo en cuenta que el tiempo efectivo de trabajo de un piloto de helicóptero es prácticamente igual al de sus horas anuales de vuelo, puede decirse que la gráfica en este caso se sale de los márgenes aún más si cabe”, concluye. Por el contrario, Inaer asegura que la media de accidentes de la empresa es de 2,3 por cada 100.000 horas de vuelo, muy por debajo de la media de Estados Unidos, que es de seis accidentes.

También destaca que Inaer lleva “casi tres años sin accidentes fatales y más de un año y medio sin ningún tipo de accidente aeronáutico”. “Hemos invertido en medios de prevención adicionales, como sistemas anticolisión, cortacables y balizas para el seguimiento de flota, además de medios de protección como cascos y chalecos salvavidas”, añade. La empresa presume de que sus procedimientos operativos cumplen “los más altos estándares internacionales”, tras haber mejorado las pruebas de selección y la formación de los pilotos.

En España trabajan unos 600 pilotos de helicópteros, de los que 400 se dedican a la extinción de incendios. “En Estados Unidos los trabajadores de la lucha contra incendios son héroes”, protesta un piloto, “aquí, a nosotros y a los bomberos forestales, nos tratan de forma lamentable, con índices de siniestralidad desproporcionados y salarios base por debajo del mínimo interprofesional, a pesar de que cada verano la extinción de incendios es la mayor operación de emergencia de España”.

Comienza un verano que va a ser, ya lo ha advertido la Agencia Estatal de Meteorología, más caluroso de lo normal. Y se abre la temporada de incendios, también con temperaturas inusualmente elevadas, pero por razones bien distintas de las meteorológicas. Las brigadas de bomberos forestales (BRIF) helitransportadas no tienen helicópteros que los lleven a los montes donde deben apagar el fuego. Permanecen en tierra a la espera de que se resuelvan los plazos del concurso convocado con retraso por el Ministerio de Agricultura, que podría demorarse aún más si, como parece probable, algunas empresas lo recurren. Pero puede que este verano las BRIF ni siquiera lleguen a enfundarse monos, máscaras y guantes: amenazan con una huelga indefinida si la empresa pública Tragsa, de la que dependen, no atiende el próximo martes a sus reivindicaciones laborales: sólo cobran tres euros al día de plus de peligrosidad. Los brigadistas tienen categoría de peón y reclaman la de bombero forestal, lo que les permitiría ingresar algo más de los 900 euros mensuales que perciben ahora.

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