El pinchazo de la campaña navideña remata un año en el que la pandemia destruye 440.000 empleos

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El año de la pandemia termina con 724.532 parados más apuntados en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de los que tenía registrados en 2019. Desde el 12 de marzo, cuando se anunció el estado de alarma, el coronavirus ha destruido 439.406 puestos de trabajo, según los datos del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social. Sólo descontando las afiliaciones conseguidas en los dos primeros de 2020, la cifra de destrucción de empleo baja hasta los 360.105 con que ha terminado el ejercicio. Buen ejemplo de los efectos del covid-19 y las restricciones impuestas a la actividad económica ha sido diciembre, que se ha saldado con el menor aumento de afiliación en este mes, 26.432 nuevos cotizantes, desde 2012, en plena crisis financiera. De hecho, el número de contratos –se firmaron 1,35 millones– ha caído un 22% respecto a diciembre de 2019. También ha sido el primer diciembre desde 2011 en que ha crecido el número de parados registrados: 36.825 más en comparación con noviembre. Hasta ahora, la llamada al consumo por las fiestas navideñas drenaba de desempleados las listas del SEPE, aunque fuera con contratos muy breves.

Por ejemplo, el primer día hábil de diciembre de 2018 se produjeron 376.435 altas de cotizantes. En el de 2019, 336.183. En 2020 sólo han llegado a 216.700. El resto del mes no se ha superado esa cifra, cuando en años anteriores se producían repuntes de afiliación que superaban ampliamente las 200.000 altas algunos días. Esta última navidad el máximo han sido 154.607 el 14 de diciembre. Es más, a partir del 18, el saldo entre altas y bajas ha sido negativo todos los días hasta terminar el año.

Tanto el paro como la afiliación en diciembre son es “datos anómalos”, según han destacado los números dos de Trabajo y Seguridad Social durante la presentación de las cifras, “que se corresponden con la Navidad más extraña, difícil y compleja de la historia reciente”. Una anomalía que han atribuido a las restricciones sanitarias e incluso a la campaña de la aceituna.

El número de parados registrados se eleva un 23% y alcanza los 3,88 millones de personas, pero la afiliación a la Seguridad Social consigue mantenerse con apuro por encima de los 19 millones de cotizantes. Aunque ese aumento del desempleo es el mayor, de nuevo, desde 2012, entonces la cifra de parados era de 4,84 millones, un millón más que los actuales: acogidos aún por el paraguas de los ERTE se encuentran 755.613 trabajadores. Es la diferencia más llamativa con el paisaje laboral de hace nueve años al que España parece haber regresado por culpa de la pandemia. A fin de año, la crisis ha cerrado 107.593 empresas, de acuerdo con los registros de la Seguridad Social. También ha acabado con el empleo de 246.285 hombres y 193.121 mujeres. Y se ha llevado por delante 293.927 contratos temporales y 144.257 indefinidos. Pese a que tanto unos como otros empezaron a crecer a partir del mayo, no han sido suficientes para compensar los destruidos en los dos meses de confinamiento y paralización económica total: 884.869.

La segunda nota característica del mercado laboral poscovid es la concentración de sus efectos en la hostelería, el comercio y los sectores que los acompañan, como el transporte. La hostelería perdió en 2020 el 19,3% de sus trabajadores, 243.042 afiliados a la Seguridad Social. Sólo en diciembre, 19.201. El comercio, 84.108 en el año, un 3,37%. Únicamente la educación, la sanidad y la administración pública terminan el ejercicio con aumentos significativos de empleo, que suman 126.807 nuevos cotizantes. En actividades sanitarias y servicios sociales se han creado en diciembre 13.793 empleos, más de los que ha perdido el comercio estas navidades –11.488–.

La misma foto revela la distribución sectorial de los ERTE. De los 755.613 trabajadores acogidos a este esquema de protección del empleo, 111.479 pertenecen a hoteles y 241.390 a bares y restaurantes. Las agencias de viajes añaden otros 24.942. Y las actividades recreativas, otros 30.569. En total, 408.380 asalariados, el 54% de los afectados por ERTE, pertenecen a la hostelería y el turismo. El mismo sesgo se desprende de las cifras de afiliación a la Seguridad Social: las mayores pérdidas de empleo las están sufriendo Madrid y Cataluña, Andalucía, Canarias y Baleares. Estas dos últimas, con descensos del 5,53% y del 4,18%, respectivamente, duplican los porcentajes de las tres anteriores. Los ERTE también se concentran en estas comunidades autónomas: el 22,8% de ellos se están aplicando en Cataluña, el 16,1% en Madrid, mientras que Andalucía llega al 13,6% y Canarias tiene el 10,5%. Baleares, el 4,1%.

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En cualquier caso, el Ministerio de Inclusión asegura que el número de trabajadores en ERTE está experimentando una “estabilización” y resalta que su cifra se ha reducido un 79% desde los 2,8 millones que se registraron en abril. Respecto a noviembre su número se ha recortado en 95.607 trabajadores. También detecta el departamento de José Luis Escrivá un “trasvase” de los ERTE de fuerza mayor a los nuevos mecanismos aprobados en septiembre y que siguen vigentes al menos hasta el 31 de este mes. Estos últimos, que proporcionan exoneraciones de cotizaciones a las empresas y prestaciones a los trabajadores si resultan afectados por las restricciones del covid, equivalen ya al 61% de los ERTE en vigor.

Por su parte, CCOO subraya que cuatro de cada cinco asalariados en ERTE se han reincorporado ya a la actividad laboral “y se han salvado de momento 2,83 millones de empleos asalariados y miles de empresas”. Pero también alerta de que, desde el verano, con la segunda ola de la pandemia, se ha frenado no sólo el descenso de los trabajadores afectados por ERTE, sino también su reincorporación a la actividad. Para UGT, 2020 ha sido “un mal año para el empleo”, del que sólo exceptúa como nota positiva la “efectividad” de los ERTE. Sin ellos, recalca, 2020 se habría convertido “en el peor año de las series estadísticas de paro y afiliación”.

La CEOE destaca su “preocupación” por “la desigual recuperación de los distintos sectores” que adivina en el futuro y por la “situación crítica” que atraviesan algunos de ellos, “cuya salida de la crisis se atisba imposible en tanto no se estabilice la situación sanitaria”, indica. Por ese motivo, insta a prorrogar los ERTE, “adaptándolos en plazos y condiciones y simplificando los procedimientos”.

El año de la pandemia termina con 724.532 parados más apuntados en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de los que tenía registrados en 2019. Desde el 12 de marzo, cuando se anunció el estado de alarma, el coronavirus ha destruido 439.406 puestos de trabajo, según los datos del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social. Sólo descontando las afiliaciones conseguidas en los dos primeros de 2020, la cifra de destrucción de empleo baja hasta los 360.105 con que ha terminado el ejercicio. Buen ejemplo de los efectos del covid-19 y las restricciones impuestas a la actividad económica ha sido diciembre, que se ha saldado con el menor aumento de afiliación en este mes, 26.432 nuevos cotizantes, desde 2012, en plena crisis financiera. De hecho, el número de contratos –se firmaron 1,35 millones– ha caído un 22% respecto a diciembre de 2019. También ha sido el primer diciembre desde 2011 en que ha crecido el número de parados registrados: 36.825 más en comparación con noviembre. Hasta ahora, la llamada al consumo por las fiestas navideñas drenaba de desempleados las listas del SEPE, aunque fuera con contratos muy breves.

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