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La población activa se hunde hasta la cifra más baja desde hace una década

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El número de desempleados se ha reducido el último año en 541.700 personas, lo que ha dejado la tasa de paro en el 18,63%, similar a la que se registraba en el cuarto trimestre de 2009. Sin embargo, la economía española creó en 2016 un total de 413.900 puestos de trabajo. Entre ambas cifras hay una diferencia de 127.800 personas, las que han dejado el paro aunque tampoco han encontrado empleo: abandonan el mercado de trabajo por desánimo o jubilación. De esta forma, la población activa desciende a los niveles de 2007, previos a la crisis. La tasa de actividad española, del 58,95%, es en la actualidad la más baja desde hace 10 años.

El número de activos llegó a su máximo el segundo trimestre de 2012, cuando rozó los 23,5 millones. Desde entonces, España ha perdido 746.000 activos, casi tantos como ocupados ha ganado, 840.400. A día de hoy, según la Encuesta de Población Activa (EPA), un total de 22,74 millones de personas de más de 16 años se encuentran en disposición y condiciones de trabajar, pero de ellas aún 4,23 millones no lo hacen, están desempleadas.

Por establecer una comparación con Europa: la tasa de actividad española se encuentra cinco puntos por debajo de la de Holanda –63,9%– y Reino Unido –63,2%–. En Holanda los activos representan el 64,1% de la población y en Alemania, el 61,2%, según datos de Eurostat, la oficina estadística de la UE.

De las 127.800 personas que han abandonado el mercado de trabajo en España el último año, 84.000 son hombres, una cifra que casi dobla a la de mujeres –43.800–. Entre la tasa de actividad de unos y otras hay una brecha, a favor de los primeros, que a comienzos de la crisis se elevaba hasta los 16 puntos y que ahora apenas supera los 10. El comportamiento de ambos ha sido dispar desde 2009: mientras la población activa femenina aumentaba con la crisis, la masculina se reducía. Los economistas lo llaman “efecto del trabajador adicional”: cuando crece el paro, miembros adicionales del hogar entran en el mercado laboral para sostener la renta de la familia.

Sólo en el último trimestre de 2016 la población activa se redujo en 102.400 personas –de las que 75.200, casi el 74%, eran hombres–. Esa cifra supera incluso a la de quienes dejaron las filas del paro, 83.000. El dato es uno más de los que ilustran cómo se está ralentizando el ritmo de creación de empleo. Entre octubre y diciembre pasados, además, se destruyeron 19.400 empleos, por lo que se invierte la tendencia de los dos años anteriores, cuando la economía española generó 65.100 puestos de trabajo en 2014 y 45.500 en 2015. Y ello pese a que las empresas de comercio y hostelería aventuraban una campaña navideña de récord.

Sin embargo, la destrucción de empleo que acompaña el fin de la temporada alta estival en ambos sectores –los motores de la economía– parece haber pesado más este año. Así, durante el cuarto trimestre el número de ocupados cayó un 10,63% en Baleares, una comunidad con una fuerte dependencia del turismo. Diez veces más que la media nacional.

Predominio del empleo temporal

Si el foco se pone en la evolución anual del mercado de trabajo, el enfriamiento se revela en las cifras de creación empleo: en 2016 se generaron 111.200 puestos de trabajo menos que en 2015, pese a que la economía ha crecido casi al mismo nivel, por encima del 3%, en ambos años. También se aprecia la misma tendencia si se atiende a los datos de paro. El desempleo se ha recortado en 541.700 personas, 136.500 menos que en 2015. Incluso los autónomos se han resentido este último año: su número ha aumentado un 40% menos que en 2015; de hecho, hay 17.000 autónomos con empleados a su cargo menos, como ha destacado la organización ATA.

Por el contrario, la contratación eventual no se desanima. La tasa de temporalidadtasa de temporalidad sigue en niveles de récord europeo, con un 26,47%, un punto por encima de la alcanzada en 2015. De entre los nuevos empleos creados el año pasado, 226.700 eran temporales y 169.900, fijos. Los primeros, además, crecieron casi un 6%, cuatro veces más que los indefinidos –sólo el 1,5%–. En cambio, se está corrigiendo la tendencia al alza del empleo a tiempo parcial, que disparó este tipo de jornadas hasta el 15,3% del empleo asalariado –en 2011 representaban el 11%–. En 2016 los contratos a tiempo completo aumentaron un 2,8%, mientras que los de tiempo parcial se redujeron un 0,4%.

Menos parados de larga duración y menos jóvenes

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También llama la atención que el sector público haya destruido este último año un total de 14.600 empleos. Según el sindicato CSIF, las administraciones públicas acumulan un déficit de 320.000 puestos de trabajo desde 2011. Es más, en el sector público hay 680.800 trabajadores temporales, de los que 80.000, denuncia el sindicato, tienen contratos de menos de tres meses.

En el descenso del número de parados cabe destacar los 453.000 desempleados de larga duración que han dejado de serlo. Aun así, quienes llevan más de un año sin trabajo suman 2,39 millones y representan el 56,4% de los parados. De esa cifra, el mayor grupo, y con las mayores dificultades para encontrar un empleo, son los 1,76 millones de personas que llevan más de dos años sin trabajar, nada menos que el 73,5% del colectivo.

Igualmente continúa reduciéndose el número de parados menores de 25 años, un 10,7% en 2016, con lo que la tasa de desempleo juvenil se queda en el 42,91%, tres puntos por debajo de 2015. Y lo mismo puede decirse de los hogares con todos sus miembros en paro, de los que hay 168.900 menos. Aun así, quedan 1,38 millones de familias en esa precaria situación.

El número de desempleados se ha reducido el último año en 541.700 personas, lo que ha dejado la tasa de paro en el 18,63%, similar a la que se registraba en el cuarto trimestre de 2009. Sin embargo, la economía española creó en 2016 un total de 413.900 puestos de trabajo. Entre ambas cifras hay una diferencia de 127.800 personas, las que han dejado el paro aunque tampoco han encontrado empleo: abandonan el mercado de trabajo por desánimo o jubilación. De esta forma, la población activa desciende a los niveles de 2007, previos a la crisis. La tasa de actividad española, del 58,95%, es en la actualidad la más baja desde hace 10 años.

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