El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, reveló este miércoles ante el Comité Ejecutivo de su partido algunos detalles más de la propuesta de rebajas fiscales que el viernes ha prometido entregar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero tampoco fue exhaustivo. Obvió un par de las iniciativas que había esbozado previamente y pasó por encima de tres de las cuatro “líneas básicas” que plantea, centrándose en la “bajada selectiva, inmediata y temporal de impuestos” que quiere poner en el centro de los focos.
Así, no precisó en qué va a consistir la “racionalización del gasto burocrático del Gobierno”, que tachó de “excesivo e injustificable”, ni cuánto dinero se puede ahorrar con ese recorte; tampoco explicó cómo será el “rediseño” de fondos europeos que quiere acometer para que empresas y autónomos sean los “actores directos” de su ejecución, ni qué “reformas estructurales” plantea para incentivar la actividad económica.
Sobre las rebajas fiscales, en cambio, fue más explícito, aunque no concretó en qué cuantía caerá la recaudación como resultado de esas medidas. Según dijo, “parte” de los 9.000 millones de euros en que el Gobierno prevé aumentar los ingresos fiscales este año deberían ser “devueltos” a los ciudadanos. El PP aclaró después que su propuesta también se basa en el alza de recaudación prevista por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) para este ejercicio, 18.000 millones de euros más respecto a 2021.
La rebaja fundamental de Feijóo consiste en deflactar la tarifa del IRPF en los tres primeros tramos. Es decir, adecuarla a la inflación, cuya media puede llegar al 7,5% al acabar el año, según los últimos cálculos del Banco de España. De esta manera, indicó el presidente del PP, se reducirá la factura fiscal para las rentas “medias y bajas”, las inferiores a 40.000 euros anuales. Además, quiere crear un “impuesto negativo” para quienes ganan entre 14.000 y 17.000 euros al año, que no están obligados a hacer la declaración de la renta. Se trata de una “ayuda directa”, de entre 200 y 300 euros, a imitación de la que, por ejemplo, creó Cristóbal Montoro en 2003 para mujeres trabajadoras, que reducía hasta 1.200 euros la cuota del IRPF por cada hijo. También es una fórmula planteada en numerosas ocasiones por Ciudadanos, que incluyó en su programa electoral un impuesto negativo de 1.400 euros para los hogares con ingresos por debajo de los 17.000 euros anuales.
Feijóo también citó, sin concretar, la creación de una “nueva figura” en la lista de mínimos personales y familiares del IRPF, que beneficie con deducciones y de manera “específica y temporal” a las rentas medias y bajas. Finalmente, pidió un “ajuste a las retenciones en las nóminas” de los trabajadores, de forma inmediata y retroactiva desde el 1 de enero.
11 millones no declaran y casi ocho millones hasta 42.000 euros
Las estadísticas de la Agencia Tributaria no desglosan el número de contribuyentes según los umbrales que utiliza Núñez Feijóo, de modo que no es posible calcular con exactitud a cuántos ciudadanos benefician unas medidas y otras. Según las cifras correspondientes al ejercicio de 2019, 7,12 millones de personas presentaron declaraciones de hasta 12.000 euros y otros 4,39 millones, entre 12.000 y 21.000 euros al año. Más se aproxima al umbral del PP la Memoria de la Administración Tributaria que, con datos de 2018, cifra en 11,04 millones de declaraciones de hasta 18.000 euros anuales de base imponible; es decir, una vez efectuadas las deducciones sobre la renta bruta. En resumen, unos 11 millones de contribuyentes –la mitad de los casi 21 millones de contribuyentes del IRPF– no llegan al mínimo legal que obliga a declarar.
Tampoco existe un tramo de hasta 40.000 euros anuales en los datos de la Agencia Tributaria. Pero entre 12.000 y 30.000 euros recibió en 2019 7,9 millones declaraciones. De acuerdo con la Memoria antes citada, entre 18.000 y 42.000 euros de base imponible se situaban 7,61 millones de contribuyentes en 2018. El 77,8% de los contribuyentes del IRPF tienen bases imponibles por debajo de 30.000 euros.
Las simulaciones de los economistas
El Consejo General de Economistas presentó también este miércoles su documento sobre la campaña de la renta de este año, donde ha incluido dos ejercicios de simulación del IRPF deflactado, ajustado a la inflación. En uno de ellos sólo deflactan la tarifa; en otro, la tarifa, el mínimo personal y los gastos del trabajo. Según explicó en rueda de prensa Luis del Almo, secretario técnico del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), lo aconsejable sería hacer el ajuste no con la inflación, sino con lo que suban las rentas, de las que los salarios son la parte fundamental. Pero debería ajustarse tanto la tarifa como el mínimo y los gastos de trabajo. Aunque estos dos últimos parámetros adaptados al IPC.
Así, deflactando la tarifa al 1,5%, un salario anual de 22.000 euros que hubiera crecido en ese porcentaje, pagaría a Hacienda 9,34 euros menos. Si la subida salarial es del 3% y se ajusta en ese mismo porcentaje, el ahorro para el contribuyente sería de 18,67 euros. En caso de adecuarlo a la inflación media prevista para este año, el 6,5%, pagaría 40,47 euros menos siempre que su salario hubiera crecido un 3% –la media de subida de los convenios en 2021 fue del 1,5%–. Para un salario de 50.000 euros, la rebaja del IRPF alcanzaría los 64,48 euros si la subida y la posterior deflactación son del 1,5%, y los 128,96 euros si son el 3%. “Una cosa es compensar al contribuyente por la pérdida de poder adquisitivo causada por la inflación, y otra distinta solucionar el efecto pernicioso de la inflación sobre la tarifa progresiva del IRPF”, explica Luis del Amo. De ahí que su propuesta sea que se deflacte la tarifa según suban los sueldos, no según lo haya hecho el IPC.
Las rebajas se elevan considerablemente en el caso de que se añada el ajuste al mínimo personal y los gastos de trabajo, donde el Consejo General de Economistas aplica un 6,5%, la inflación de finales de 2021. Para el sueldo de 22.000 euros, el ahorro aumenta hasta 99,75 euros, y hasta 116,65 euros para el sueldo de 50.000.
Además, según apunta el Consejo General de Economistas, deflactar la tarifa del IRPF en los tres primeros tramos no sólo beneficiaría a las rentas más bajas, sino a las altas también, ya que éstas tributan por el tipo respectivo en cada tramo hasta llegar al máximo.
El IVA de la luz y el gas, al 5%
Núñez Feijóo insistió ante la ejecutiva del PP en que se puede bajar el IVA de la luz y el gas hasta el tipo superreducido. Dijo que la directiva europea del pasado día 5 permite dejarlo “en el 4% o 5%”. “¿A qué esperamos? ¿Por qué no lo hacemos, si Europa lo facilita y lo acepta?”, se preguntó. Ya no mencionó como ejemplo a Polonia, un país que ha dejado a cero el IVA del gas natural sin contar con la autorización de la Comisión Europea. En una nota de prensa posterior, el PP precisa que la rebaja “urgente” debe ser del 5%. El tipo superreducido en España es del 4%, no del 5%. El Gobierno ya ha recortado el IVA de la electricidad del 21% –el tipo general– al 10% –tipo reducido– para potencias contratados de menos de 10kW, lo que ha supuesto una merma de recaudación de 509 millones de euros sólo entre junio y octubre.
Fuentes del Ministerio de Hacienda insisten en que la directiva no permite esa posibilidad. Y la Comisión Europea ya ha señalado a España como uno de los países con menor recaudación por IVA debido al uso excesivo de los tipos reducidos y superreducidos.
En la rebaja del IRPF y el IVA, siempre que sea temporal, encuentra Núñez Feijóo una coincidencia inesperada con el secretario general de CCOO, Unai Sordo. En un artículo publicado en infoLibre se mostró partidario de rebajar “puntualmente” la retención de los salarios más bajos y “hacer deducible esa rebaja en el IRPF”. También de mantener las rebajas fiscales en la electricidad, “sopesar su ampliación”, con un IVA superreducido, y extenderlas temporalmente a los hidrocarburos a través de los impuestos especiales. Pero rechaza por completo cualquier bajada generalizada de impuestos. En cambio, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha mostrado su rechazo a cualquier rebaja del IRPF porque beneficiará también a las rentas más altas.
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“La idea aquí es ajustar tipos para mantener la recaudación que ahora está elevándose como resultado del incremento de la basa imponible que produce la subida de los precios de la energía”, explicaba el dirigente sindical.
El déficit público
En ese punto, conservar los ingresos tributarios, también ha puesto la atención el Consejo General de Economistas. A su juicio, cualquier decisión sobre los impuestos debe tener en cuenta que “tarde o temprano habrá que embridar el déficit público”, sobre todo cuando es previsible que la financiación de la deuda se encarezca por la subida de tipos de interés que se avecina. Pero, al mismo tiempo que anunciaba la necesidad de bajar los impuestos, Núñez Feijóo atacaba los 200.000 millones de euros en que ha crecido del déficit público en los dos últimos años. Es cierto que España tiene uno de los déficit más elevados de la zona euro. Según los últimos cálculos del FMI, este año alcanzará el 5,3% del PIB, muy alto pero también dos puntos menos que el año pasado. En 2023 prevé que baje hasta el 4,3%.
En su propuesta fiscal Núñez Feijóo añadió una medida más en el Impuesto sobre Sociedades, aunque tampoco fue muy explícito. Quiere dar “libertad” a las empresas para que amorticen sus inversiones en eficiencia energética y digitalización. Lo que implica un diferimiento del impuesto a lo largo de más años. Finalmente, reclamó una rebaja en la tributación por módulos del régimen simplificado en el IVA y en el régimen especial de ciertos sectores especialmente afectados por la inflación, como el transporte, la agricultura y la ganadería o la industria.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, reveló este miércoles ante el Comité Ejecutivo de su partido algunos detalles más de la propuesta de rebajas fiscales que el viernes ha prometido entregar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero tampoco fue exhaustivo. Obvió un par de las iniciativas que había esbozado previamente y pasó por encima de tres de las cuatro “líneas básicas” que plantea, centrándose en la “bajada selectiva, inmediata y temporal de impuestos” que quiere poner en el centro de los focos.