Una crisis global
La recesión en España será como poco del 3%, pero nadie es capaz de estimar cuánto se tardará en superarla
22 de febrero de 2020. Los ministros de Economía y los gobernadores de los Bancos Centrales de los Estados miembros del G20 se reúnen en Riad para preparar la decimoquinta cumbre del grupo, programada para el próximo mes de noviembre en la capital saudita. Y lo hacen con la vista puesta en el posible impacto que puede tener para la economía mundial el brote de coronavirus que ya había costado la vida a más de dos millares de personas en suelo chino. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, avisa de que la crisis sanitaria puede restar una décima al crecimiento global si la epidemia se contiene rápidamente y la economía del gigante asiático vuelve a la normalidad en el segundo trimestre del año. No obstante, señala que también se están analizando escenarios más adversos en los que la expansión se prolongue durante más tiempo y de forma global. En ese caso, avisa, el frenazo puede ser mucho más importante a gran escala. “La economía mundial está lejos de encontrarse sobre terreno sólido. […] El coronavirus de China es nuestra incertidumbre más urgente”, había dejado escrito la economista búlgara pocas horas antes de ese encuentro.
El escenario terminó siendo el más adverso. Ya son más de 3.900 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, las que viven en países en los que el confinamiento es obligado o recomendado. Un nuevo escenario de parálisis que ha llevado al Fondo Monetario Internacional a revisar sus previsiones. Si hace dos semanas el organismo avisaba de una crisis económica “tan mala o peor” que la desencadenada en 2008 con la caída de Lehman Brothers, este jueves la directora gerente alertaba desde Washington de un desplome como nunca antes visto, una “prueba” para la “humanidad” con el peor impacto vivido desde la Gran Depresión de la década de los treinta. Si hace tres meses el FMI calculaba que 160 Estados experimentarían un crecimiento durante 2020, ahora estima que 170 países entrarán en recesión a lo largo del ejercicio. España será uno de ellos. Las previsiones del hundimiento del PIB se mueven entre el 3% y el 9%. Y los expertos consultados por infoLibre no creen que la recuperación vaya a ser igual de rápida que la caída. “Comenzará cuando la actividad empiece a tener un ritmo cercano al normal. Y para eso falta mucho”, dicen.
Las proyecciones económicas no son nada esperanzadoras tras la declaración del brote como pandemia. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que hace unos días alertaba de que cada mes de confinamiento podía suponer un retroceso del PIB global de dos puntos –el FMI lo eleva a tres puntos–, ha pronosticado un desplome importante. Lo ha hecho a través de sus indicadores compuestos (CLI, por sus siglas en inglés), una herramienta que permite detectar inflexiones de la actividad económica a más de seis meses vista: si aumentan adelantan un crecimiento sostenido, mientras que si disminuyen anticipan recesiones. Publicados este mismo miércoles por el conocido como club de los países ricos, los CLI registraron en marzo la mayor caída mensual de la serie histórica. Si se tiene en cuenta el área OCDE, pasaron de 99,6 a 98,8 puntos, un retroceso de ocho décimas. No obstante, desde el organismo avisaron de que hay que interpretar estas cifras “con cuidado” ante la “considerable incertidumbre sobre la duración de las medidas de confinamiento”.
Tampoco son buenos los últimos datos que ha puesto sobre la mesa la Organización Mundial del Comercio (OMC). Según sus cálculos, el movimiento mundial de mercancías a lo largo de este ejercicio puede experimentar un descenso de entre el 13% y el 32%. En cuanto a las exportaciones, el organismo vaticina que se verán especialmente resentidas en América del Norte y Asia. De hecho, los datos hechos públicos por China ya reflejaron una caída del 17,2% durante los dos primeros meses del año. “Las cifras son feas, no hay cómo negarlo. Con todo, una recuperación rápida y vigorosa es posible. Las decisiones que se adopten hoy determinarán la configuración futura de las perspectivas de recuperación y crecimiento mundiales”, afirmó este jueves Roberto Azevêdo, director general de la OMC. Estas previsiones, además, señalan que es posible que el desplome sea más pronunciado en sectores caracterizados por la complejidad de las cadenas de valor, sobre todo en el caso de los productos electrónicos y de la industria del automóvil.
Europa, por supuesto, no se libra de los malos pronósticos. El Índice de Gestores de Compra (PMI, por sus siglas en inglés) del mes de marzo, elaborado por la empresa Markit desde hace más de una década, refleja la mayor caída de toda la serie histórica de la actividad del sector privado de la zona euro –el indicador ha retrocedido de los 51,6 puntos de febrero hasta los 31,4–. La agencia de calificación Moody’s, por su parte, prevé que la economía de la eurozona se contraiga un 2,2% durante este año, frente al 1,2% de crecimiento que le daba antes de la crisis sanitaria. También ven nubarrones de recesión en el Viejo Continente los analistas de los cinco principales institutos económicos alemanes. No obstante, esperan que la economía pueda comenzar a repuntar a mediados de año, una recuperación en forma de “V” que sólo será posible –dicen– si se empiezan a levantar las restricciones de forma progresiva desde finales de abril. Por el momento, los expertos germanos calculan que el PIB de su país se ha contraído durante el primer trimestre un 1,9%. En Francia, la economía ha retrocedido un 6% sólo entre enero y marzo.
Un misil contra la economía española
Ante un escenario inédito, el Banco de España ha decidido retrasar sus previsiones hasta contar con más información. Proyecciones que sí se han puesto sobre la mesa desde otros sectores. Los economistas alemanes, por ejemplo, estiman que el PIB español retrocederá un 8% durante este año, una cifra que desde la patronal de los empresarios CEOE elevan hasta el 9%. Algo más reducido es el impacto que pronostican Funcas y el Consejo General de Economistas: una contracción de la economía del 3% y el 4%, respectivamente. “Hay una gran incertidumbre sobre las cifras. Ahora hacer previsiones es complicado. Lo que sabemos es que vamos a tener una recesión muy seria, que en mi opinión se va a mover en una caída de entre el 5% y el 10% para todo el año. En el segundo trimestre va a ser mucho peor, pero confiemos en que al final se quede más cerca del 5%”, explica en conversación con infoLibre Santiago Carbó, catedrático de Economía de Cunef, que considera que el desplome de la economía española puede ser mayor que el de otros países europeos por la dependencia del turismo, que ha perdido “todo o gran parte del verano”.
En una columna titulada “¿En qué acabará el ‘crash’ de 2020?”, publicada en el diario El País, el analista financiero Juan Ignacio Crespo apuntaba hacia un repunte rápido: “Habrá cifras recesivas tremendas por causa de la interconexión mundial, pero que mejorarán, una vez pasado el contagio, también a toda velocidad”. Carbó, sin embargo, no es particularmente optimista. “La recuperación comenzará cuando la actividad empiece a tener un ritmo cercano al normal. Y para eso falta mucho”, señala. Tampoco se atreve a hacer predicciones sobre esto el economista Javier Santacruz, que explica que tanto las estimaciones de hundimiento como las de repunte dependen mucho tanto de “las estrategias de gestión de la crisis sanitaria” como de las medidas que se tomen con posterioridad para ir normalizando la situación. “Hay dos grupos de países. Por un lado, los que han optado por medidas fuertemente restrictivas de la actividad económica, como España. Por otro, los que han optado por estrategias más selectivas. Donde se ha querido mantener la actividad de la economía, aunque sea a un ritmo muy bajo, será más sencillo recuperarse”, apunta.
El catedrático de Economía de Cunef cree que es necesario poner “más carne en el asador” para evitar que miles de empresas o microempresas desaparezcan. Por el momento, no hay muchos datos sobre el impacto económico de las medidas que se han ido aprobando desde el Ejecutivo central. Sí que hay, no obstante, algunas estimaciones. Los economistas José Boscá, Rafael Doménech y Javier Ferri han intentado en un artículo publicado en el blog Nada es Gratis hacer una aproximación sobre la capacidad de las decisiones aprobadas a la hora de mitigar los efectos de la crisis. “A cambio de un aumento elevado del déficit público durante 2020 (de unos 3,5 pp del PIB con respecto al escenario anterior a la epidemia) se reduce en algo menos de la mitad la caída del consumo privado en 2020 respecto al escenario sin medidas, se detiene la caída anual de la inversión (por la fuerte recuperación a partir del tercer trimestre), y se reduce a menos de la mitad la disminución del PIB en el segundo trimestre, facilitando el rebote de la economía en la segunda mitad del año y la recuperación en ‘V’ de la economía”, concluyen.
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Destrucción de empleos
Todos los ojos también están puestos sobre el mercado laboral. La Organización Internacional de Trabajadores (OIT) calcula que la pandemia puede provocar en el segundo trimestre del año una reducción de empleo de un 6,7% de las horas trabajadas, lo que equivale a unos 230 millones de trabajadores a tiempo completo con jornadas semanales de 40 horas. Sobre este asunto también se ha pronunciado en las últimas horas la OCDE, quien ha constatado que “el desempleo ha aumentado bruscamente en la mayoría de los países” que han recopilado sus datos de marzo. En Estados Unidos, por ejemplo, se destruyeron desde mediados de marzo 16,8 millones de puestos de trabajo. Y España, según los datos ofrecidos hace justo una semana por el Ministerio de Seguridad Social, cerró el mes pasado con casi 834.000 empleos menos. Por sectores, los mayores desplomes porcentuales desde la activación del estado de alarma se registraron en la construcción, que se dejó un 12,31% respecto a febrero, y el sector servicios, que retrocedió un 4,4%. En cuanto a la cifra de paro, se incrementó en más de nueve puntos, el mayor repunte de toda la serie histórica.
Tanto Carbó como Santacruz dan por descontado que el impacto en el mercado laboral será “importante”. El catedrático de Economía no cree que vayamos a alcanzar los niveles de la Gran Recesión, pero sí calcula que el paro pueda terminar moviéndose alrededor del 18%. “Confiemos en que el año que viene, a medida que la economía se vaya recuperando, esto se pueda ir corrigiendo”, apunta. “Si se consigue que la renta disponible de los hogares no caiga demasiado, el consumo va a ser la principal fuerza de recuperación y eso hará que el mercado laboral también se recupere gradualmente”, sostiene Santacruz. Optimista es también este último economista con los mercados financieros, que vivieron momentos críticos en marzo: “A lo largo de todo este año esa recuperación va a ser muy notable. […] Los inversores ya han descontado las consecuencias más graves de esta crisis sanitaria”. Algo que Carbó no tiene tan claro: “Todavía quedan semanas de volatilidad y también alguna corrección. […] Hasta que no tengamos una estabilidad clara en todo el mundo, los mercados no se van a recuperar porque la economía no se va a recuperar”.