El registro obligatorio no frena el crecimiento de las horas extra no pagadas, que aumentan un 17% en 2022

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Los trabajadores hicieron 19,48 millones de horas extraordinarias a la semana en los nueve primeros meses de 2022, un 16,84% más que en el mismo periodo del año precedente. Un dato que confirma el buen nivel de la actividad en España pese a la crisis energética y de precios. Si, como parece, la economía se va a sostener el último trimestre, el alza al final del año incluso puede ser superior. Para las empresas, alargar la jornada laboral de la plantilla puede ser una medida rápida y barata de hacer frente a un repunte de demanda. Eso sí, deben cumplir con el Estatuto de los Trabajadores, que limita a 80 el número de horas extra que un asalariado puede hacer en un año. Además, tienen que pagarse mejor que las ordinarias, un 75% más. El problema es que casi la mitad de esos cerca de 20 millones de horas extraordinarias semanales los trabajadores no las cobran.

En mayo de 2019, como medida de protección frente a los abusos en el tiempo de trabajo, frente a la falta de pago del exceso de jornada y para impedir la consiguiente pérdida de cotizaciones a la Seguridad Social, se implantó el registro obligatorio de jornada.

En principio, ese año el control impuesto a las empresas redujo el número de horas extra no pagadas en un 9,4% respecto a 2018. De acuerdo con los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), en 2019 se hicieron 23,09 millones de horas extraordinarias a la semana, un 10,47% menos que el año anterior, cuando se batió el récord de la década, con 25,8 millones de horas semanales fuera de la jornada normal.

Pero fue sólo un espejismo. El control horario no parece haber desalentado a las empresas en el abuso del tiempo de trabajo extra gratuito. Porque, a tenor de las cifras de la EPA, en 2020, el año de la pandemia, las horas extraordinarias no pagadas aumentaron un 12,34% respecto a 2019, hasta alcanzar los 11,56 millones semanales, mientras que las horas pagadas sólo crecieron un 1,42%. Pese a las restricciones a la actividad, sobre todo en sectores tan proclives al alargamiento de la jornada como el comercio y la hostelería, las horas extra superaron los 24,55 millones, sobre todo por el buen ritmo al que crecieron en los dos primeros trimestres del año.

En 2021, en plena recuperación económica, sin embargo, las horas extra cayeron un 6,5% y aún más lo hicieron las no pagadas, un 10%. Lo que no fue obstáculo para que éstas representaran el 45,3% de las extraordinarias realizadas por los trabajadores ese año, por encima incluso del 44,5% de 2019.

Finalmente, en los primeros tres trimestres de 2022 –a falta de los datos del cuarto, que se publicarán el próximo día 26– ese porcentaje ha superado ya el de 2021, con un 45,5% de horas no pagadas.

Además, en números absolutos, fue en 2020 cuando más horas extra no pagadas se trabajaron, 11,56 millones semanales, desde el máximo de 13,91 millones alcanzado en 2015, en la salida de la crisis financiera. En ese año y en 2016 las extras no retribuidas incluso superaron por primera vez a las pagadas. Desde entonces, el número de las no abonadas no había dejado de bajar –con la excepción de 2018– hasta que se dispararon en 2020. Tanto las del año de la pandemia como las del año de la recuperación superan a las de 2019, cuando se estableció el control horario.

De forma que, si al coste de la hora trabajada, que la Encuesta Trimestral de Coste Laboral calcula para 2022 en 22,55 euros, se le añade el 75% que exige la ley, las empresas se han ahorrado 39,42 euros por cada hora extra no pagada y 13.625 millones sólo entre enero y septiembre de 2022.

De hecho, lo que se deduce de las cifras es que las horas que fluctúan con el ritmo del ciclo económico son las extraordinarias pagadas –creciendo en fases de auge y reduciéndose en las crisis–, mientras que las no pagadas permanecen enquistadas. Ese 45% se ha convertido en estructural. Y muchas veces no se corresponden con la imagen preconcebida de un trabajador poco cualificado en un sector de actividad con bajas remuneraciones. Sino todo lo contrario: asalariados con contratos indefinidos, a tiempo completo y con empleos de nivel medio o alto. Por ejemplo, las jornadas maratonianas que han denunciando los trabajadores junior de las grandes consultoras no son, estrictamente hablando, horas extraordinarias, sino las jornadas habituales, porque trabajan a demanda y se les exige dedicación plena.

410 millones en cuotas para este año

Las consecuencias de este abuso laboral van mucho más allá del desgaste personal y la precariedad laboral. También la Seguridad Social ha perdido ingresos por las cotizaciones de esas horas no pagadas. Cada hora extraordinaria cotiza por contingencias comunes un 28,3% –un 23,6% a cargo de la empresa y un 4,7% del trabajador–. En 2008, justo cuando estalló la burbuja inmobiliaria y se derrumbó la economía, la recaudación anual por horas extra alcanzó su máximo histórico, 436,26 millones. Durante toda la crisis posterior cayó año a año hasta los 232,45 millones en 2013. Desde entonces, los ingresos por cuotas no pararon de crecer hasta 2020, cuando cayeron un 13,27% respecto al ejercicio anterior. Ese dato contradice el aumento de horas no pagadas declaradas por los trabajadores en la EPA, que señalan un alza considerable en los dos primeros trimestres. El motivo de la aparente contradicción –más horas, menos recaudación– estriba en los sectores donde se alargaron las jornadas, que pudieron ser aquellos con menores salarios –los que entonces se convirtieron en trabajadores esenciales–.

En 2021 las cuotas se recuperaron un 14,63%, hasta los 349,2 millones de euros –pese a que las horas pagadas según la EPA se redujeron un 3,37%, se invirtió, por tanto, el vuelco de la pandemia–. Para 2022 la Seguridad Social presupuestó una recaudación de 363 millones, un 3,9% más. Y para este ejercicio prevé un nuevo repunte, hasta los 410 millones de euros, lo que sería la segunda mayor recaudación de la historia tras la de 2008. Según explica en su informe económico financiero, la Seguridad Social atribuye el alza al “crecimiento general de los salarios y de la población afiliada”. Pero también, añade el documento, “se tiene en cuenta las recomendaciones sobre el control de las horas extraordinarias para fomento del empleo”.

La industria y la sanidad, donde más horas extra se trabajan

En cualquier caso, el panorama de las horas extra, tanto de las pagadas como de las no retribuidas, varía mucho dependiendo de los sectores. Donde más se alargan las jornadas es en la industria: en 2019 llegaron a hacerse más de cuatro millones de horas extraordinarias a la semana. Desde entonces han bajado hasta los 3,22 millones de 2021, pero en los nueve primeros meses de 2022 ya se han superado las realizadas en el mismo periodo del año anterior. Una explicación a este liderazgo es que en este sector es donde las horas extraordinarias están más reguladas en los convenios colectivos.

A la industria le sigue la sanidad, que en 2020 alcanzó los 3,81 millones de horas extra semanales. El comercio también superó los tres millones de horas extraordinarias el año del coronavirus y en los tres primeros trimestres de 2022 ha excedido ya las realizadas en el mismo periodo del año precedente. La educación llegó a los 2,63 millones semanales en 2020. La pandemia eliminó las clases presenciales, pero a cambio los profesores aumentaron mucho las horas para preparar las telemáticas y suplir la asistencia a los alumnos en los colegios. No obstante, la tendencia ha continuado tras acabar el confinamiento y en los nueve primeros meses de 2022 los profesores han rebasado ya las horas extra realizadas en todo 2021. La hostelería queda por detrás, con un desplome desde los 2,56 millones de 2019 hasta los 1,19 millones del año de la pandemia.

Profesores, dependientes y bancarios, los que más horas no pagadas hacen

La clasificación cambia, y mucho, cuando se pone el foco en las horas no pagadas. Porque es en la educación y en el comercio donde se hacen más horas extra gratis. Es más, mientras en la industria éstas han caído desde 2019 un 18,4%, el comercio ha escalado un 22,7%. De hecho, en 2021 los dependientes de tiendas hicieron más horas no pagadas de las que cobraron.

En la educación, aunque las horas no abonadas han disminuido desde la pandemia, aún es el sector donde más se hicieron, tanto en 2021 –1,54 millones– y en 2022, por encima del comercio, la hostelería o la industria. Esas horas de más que no son lectivas carecen de reflejo en la nómina. En 2020, los profesores no cobraron el 93% de las horas extraordinarias que hicieron, en 2021, el 88,2%.

En la hostelería, el número de horas extra no pagadas ha caído a la mitad desde los 1,2 millones de la prepandemia hasta los 637.800 de 2021. Sin embargo, como en las Big Four, en bares y restaurantes hay que distinguir entre lo que son propiamente horas extraordinarias –alargar un día la jornada para hacer inventario– y lo que se consideran “jornadas habituales” pese a ser superiores a las fijadas en el contrato o en el convenio, pero ni declaradas, ni pagadas ni cotizadas. Aun así, el 38,6% de las realizadas en 2021 no las cobraron sus trabajadores.

La sanidad, la segunda rama de actividad donde más horas extraordinarias se hacen, es sin embargo donde más se pagan. En 2019 se quedaron en cobrar sólo el 16,8% mientras que en 2021 se elevaron hasta el 21,9%. Aunque ciertamente se triplicaron en 2020, al pasar de 354.300 mensuales antes de la pandemia a 990.400.

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También en la construcción, la proporción de horas extra no pagadas es de las más bajas, el 22% en 2021, tras una caída de 11 puntos desde 2019. Curiosamente, en 2020 los empleados de las administraciones públicas hicieron más horas no pagadas –el 50,5% de las que cobraron. Un año después, aún se quedaron sin remunerar el 48% de las que trabajaron.

Pero los campeones del trabajo gratis fuera de jornada son, además de los profesores, los empleados bancarios. El 84% de ellos no cobra las horas extra. Pese a años de denuncias sindicales e incluso demandas judiciales, los bancos siguen sin reconocer que sus plantillas trabajan más allá de las horas estipuladas en sus convenios.

Les siguen los trabajadores encuadrados en el epígrafe de las actividades profesionales, científicas y técnicas, como los consultores de las Big Four antes citados o los trabajadores de los medios de comunicación, que en 2021 no cobraron el 72% de las horas extra que hicieron cada semana.

Los trabajadores hicieron 19,48 millones de horas extraordinarias a la semana en los nueve primeros meses de 2022, un 16,84% más que en el mismo periodo del año precedente. Un dato que confirma el buen nivel de la actividad en España pese a la crisis energética y de precios. Si, como parece, la economía se va a sostener el último trimestre, el alza al final del año incluso puede ser superior. Para las empresas, alargar la jornada laboral de la plantilla puede ser una medida rápida y barata de hacer frente a un repunte de demanda. Eso sí, deben cumplir con el Estatuto de los Trabajadores, que limita a 80 el número de horas extra que un asalariado puede hacer en un año. Además, tienen que pagarse mejor que las ordinarias, un 75% más. El problema es que casi la mitad de esos cerca de 20 millones de horas extraordinarias semanales los trabajadores no las cobran.

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